Un área de Siberia, que se ubica por encima del círculo polar ártico, ha alcanzado una temperatura alarmante. Una ola de calor logró que se rompa el récord, al alcanzar los 48 grados centígrados. Un verdadero desastre estaría por venir.
La medición llegó mediante las imágenes captadas por los satélites gemelos Sentinel-3A y Sentinel-3B de la Unión Europea. Hablamos de dos aparatos con la capacidad de realizar mediciones de temperatura en la superficie de la Tierra.
Por estas imágenes térmicas, científicos del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea (Copernicus), realizaron un mapa del área, donde se midió 48 grados en Verkhojansk, Siberia oriental.
Se trata de una cifra sin precedentes, y el verdadero peligro radica en el material llamado permafrost, y en su potencial derretimiento.
El permafrost es una capa de suelo permanentemente congelado, de allí su nombre. Es un material que se encuentra bajo la Tierra y que ha acumulado grandes reservas de carbono orgánico. El verdadero problema es cuando el permafrost se descongela, ya que libera dióxido de carbono y metano, gases de efecto invernadero.
Por lo que el derretimiento de las áreas de permafrost de Siberia, por esta ola de calor, podría tener terribles consecuencias para acelerar aún más el camino hacia el calentamiento global.
Los pronósticos son negativos, durante el año 2020, una ola similar azotó Siberia y provocó un deshielo histórico, que duró hasta septiembre e incluso octubre. Pero este año la temperatura es superior.
Si bien el récord de 48 grados estuvo en la región de Verkhojansk, otras partes de Siberia registraron un calor similar, por ejemplo 43 °C en Govorovo o 37 °C en Saskylah.
Los resultados de una de las peores olas de calor que se recuerda en el lugar aún no han sido definidos. El peligro del permafrost es al que más se le teme, ya que tendría un impacto directo en el calentamiento global.
Entre las posibles consecuencias de tener temperaturas altas, como los 48 grados de Siberia oriental, se encuentran las siguientes:
- Deslizamientos de grandes extensiones de tierra.
- Gigantescos agujeros y cráteres, con consecuentes derrumbamientos de los cimientos de los edificios si los hay en la zona.
- Liberación de gases de efecto invernadero, por la liberación del permafrost.
