/ lunes 28 de diciembre de 2020

Pandemia acelera guerra comercial y tecnológica entre EU y China

China amplía sus redes de influencia en AL y dirige el debate; Joe Biden no podrá abandonar la estrategia de Trump, afirman

PEKÍN. La pandemia ha pisado el acelerador de la pugna entre Estados Unidos y China, una batalla comercial y tecnológica por el control de los mercados emergentes que ha afectado de lleno a Latinoamérica.

Contener el ascenso de China fue una de las obsesiones del presidente saliente estadounidense, Donald Trump, cuyas políticas proteccionistas tendrá que calibrar su sucesor, Joe Biden, mientras Pekín avanza en su campaña para ampliar sus redes de influencia, especialmente en los países en desarrollo.

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Aunque Biden podría cooperar con China en frentes abandonados por Trump como la lucha contra la crisis climática o la no proliferación de armamento nuclear, es improbable que dé carpetazo sin más a la guerra comercial que inició hace más de dos años su predecesor.

En el centro de la tensión entre las potencias hay, además, un pulso por la superioridad tecnológica, con una China pujante y un Estados Unidos sumido en una “crisis existencial”, coinciden expertos.

“Es China la que está poniendo nuevas ideas sobre la mesa, es China la que está dirigiendo el debate. Estados Unidos, más que nada, está reaccionando”, resume Robert Daly, que dirige el Instituto Kissinger sobre China y EU en el Wilson Center.

Los castigos y amenazas han sido las principales armas de Washington en la era Trump, con aranceles a los productos chinos, duras acusaciones a Pekín por el impacto del Covid-19 y una campaña agresiva en los mercados emergentes para que no negocien con China, sobre todo en el caso de las redes 5G.

“El problema es que (en Estados Unidos) nos hemos estado quejando, no hemos estado ganando. No hemos proporcionado opciones (alternativas a los países emergentes), en realidad, simplemente le decimos a todo el mundo: no jueguen con los chinos, porque son malos. Eso no es suficiente”, explica Daly.

La retirada de Trump del acuerdo Transpacífico restó también peso a Estados Unidos en Latinoamérica, donde China ha ganado terreno mediante préstamos y proyectos de inversión en energía e infraestructuras al tiempo que se garantizaba el suministro de cobre, soja o petróleo.

PEKÍN. La pandemia ha pisado el acelerador de la pugna entre Estados Unidos y China, una batalla comercial y tecnológica por el control de los mercados emergentes que ha afectado de lleno a Latinoamérica.

Contener el ascenso de China fue una de las obsesiones del presidente saliente estadounidense, Donald Trump, cuyas políticas proteccionistas tendrá que calibrar su sucesor, Joe Biden, mientras Pekín avanza en su campaña para ampliar sus redes de influencia, especialmente en los países en desarrollo.

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Aunque Biden podría cooperar con China en frentes abandonados por Trump como la lucha contra la crisis climática o la no proliferación de armamento nuclear, es improbable que dé carpetazo sin más a la guerra comercial que inició hace más de dos años su predecesor.

En el centro de la tensión entre las potencias hay, además, un pulso por la superioridad tecnológica, con una China pujante y un Estados Unidos sumido en una “crisis existencial”, coinciden expertos.

“Es China la que está poniendo nuevas ideas sobre la mesa, es China la que está dirigiendo el debate. Estados Unidos, más que nada, está reaccionando”, resume Robert Daly, que dirige el Instituto Kissinger sobre China y EU en el Wilson Center.

Los castigos y amenazas han sido las principales armas de Washington en la era Trump, con aranceles a los productos chinos, duras acusaciones a Pekín por el impacto del Covid-19 y una campaña agresiva en los mercados emergentes para que no negocien con China, sobre todo en el caso de las redes 5G.

“El problema es que (en Estados Unidos) nos hemos estado quejando, no hemos estado ganando. No hemos proporcionado opciones (alternativas a los países emergentes), en realidad, simplemente le decimos a todo el mundo: no jueguen con los chinos, porque son malos. Eso no es suficiente”, explica Daly.

La retirada de Trump del acuerdo Transpacífico restó también peso a Estados Unidos en Latinoamérica, donde China ha ganado terreno mediante préstamos y proyectos de inversión en energía e infraestructuras al tiempo que se garantizaba el suministro de cobre, soja o petróleo.

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