/ lunes 4 de octubre de 2021

Un mensaje por redes sociales alienta a un pueblo a emigrar a EU

Acuña y Del Río, Texas, testigos de cómo miles de haitianos atravesaron 11 países, movidos por una invitación vía Facebook y WhatsApp en la que les ofrecían transporte

Acuña, Coahuila.- El viernes 17 de septiembre de 2021 quedará grabado en la memoria de los habitantes de Acuña, Coahuila. De la noche a la mañana casi 20 mil migrantes arribaron a la ciudad y de a poco se fueron apoderando de las calles, anhelando cruzar el río Bravo para llegar a Del Río, Texas.

La vida en Haití cada día se torna imposible y cualquier esperanza de progresar alentó a esos miles de habitantes a escapar desde hace tres meses, sin importarles la travesía de abusos y obstáculos que afrontaron y aún viven.

Una invitación masiva que recibieron los haitianos a través de redes sociales, en la que se les prometía transporte gratuito para llegar a Estados Unidos, los hizo soñar.

Y es Estados Unidos, ese país en donde todos quieren cumplir el “Sueño Americano”, donde la ilusión de vivir mejor los atrajo como imán, sumado al anuncio del presidente Joe Biden, quien al inicio de este año 2021 dio a conocer su ambiciosa reforma migratoria, que busca la creación de "canales legales y seguros" para los solicitantes de asilo y refugiados.

Así fue que los miles de migrantes atravesaron once países para llegar a México: Bolivia, Perú, Ecuador, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Chile, Colombia y Panamá, siendo estos últimos tres lugares, y Brasil, desde donde otros tantos ahí radicados tomaron a sus familias y emprendieron el viaje con destino a la nación de las barras y las estrellas.

Ataques de animales ponzoñosos que ocasionaron muertes inmediatas, el cruce de pantanos y selvas con climas extremos, así como también abusos por parte de los habitantes de distintos países, vivieron los migrantes en su travesía; Colombia y Panamá fueron los países más complicados de atravesar.

A su llegada a Acuña, los migrantes sólo tenían el objetivo de cruzar el río Bravo para pisar suelo “gringo” y solicitar asilo, porque aseguran que Biden anunció que la “frontera se abriría”. Pero al cruzar las aguas los recibió una realidad distinta a la que imaginaban.

“Venimos con la ilusión de hacer una vida nueva, pero creo que sólo fue una trampa, porque ahora nos quieren deportar y no toman en cuenta todo el trabajo que hicimos para llegar acá. Nosotros no vamos a robarle a nadie, sólo queremos una oportunidad para darles una vida mejor a nuestros hijos. Dejé a los míos en mi país. Hace 10 años salí de allá, he estado en diferentes lugares (países), trabajando y juntando dinero para venir acá”, expresó a quien llamamos “Lady”, una haitiana de 39 años que en apariencia se ve más joven y quien es reconocida entre la caravana como la “Mujer valiente”. No quiso dar su nombre, ni sus datos generales, porque teme que eso le afecte en el proceso de asilo.

“Lady” diariamente cruza el río para llevar agua y comida a quienes ya no tienen dinero para comprar. Dice que tratan de comer pollo, arroz, verduras, plátanos y mucha agua, lo más saludable posible. Y agrega: “Luego la gente dice que tenemos enfermedades, pero no es cierto”.

¿CÓMO SE MOVILIZAN TANTAS PERSONAS EN TAN SOLO TRES DÍAS?

Los haitianos llevaban consigo tarjetas de débito y dinero en efectivo. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna


Las autoridades mexicanas dejaron entrever que el crimen organizado estaba detrás de esta movilización nunca antes vista en México. Y es que las más llamativas se registraron hace un par de años, pero no fueron mayores a 3 o 4 mil personas, pero el arribo de los 20 mil migrantes a Acuña es todo un suceso que sigue con preguntas sin respuestas.

Al ser cuestionados, los haitianos aseguraron que la tecnología tuvo mucho que ver, pues mediante una invitación que se dio a través de mensajes de WhatsApp y Facebook les proporcionaron transporte gratuito que pasaba cuando menos por 11 países, incluido México, donde al menos se tienen que atravesar tres aduanas críticas a lo largo de la ruta que comienza en Tapachula, Chiapas y concluye en las fronteras de diferentes estados con Estados Unidos.

Esa invitación a través de redes sociales movió a todo un pueblo que a su llegada a México vio en Acuña, Coahuila, el lugar idóneo para llegar al vecino país.

“La tierra de la amistad”, con referencia a Coahuila, de pronto se convirtió en el paraíso de los comerciantes mercenarios que vieron en los migrantes una mina de oro, porque llegaron cargados de dólares para alcanzar su objetivo.

Los haitianos llevaban consigo tarjetas de débito y dinero en efectivo. Incluso, se llegó a decir entre los acuñenses y los propios haitianos que traían un patrocinio masivo. Y así lo reportaron las casas de cambio en la ciudad: a diario se cambiaban entre mil dólares y dos mil dólares promedio por persona.

UN PARQUE FUE SU REFUGIO

Los indocumentados decidieron acampar en el Parque Ecológico “Braulio Fernández Aguirre”. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Acuña tiene un Parque Ecológico llamado “Braulio Fernández Aguirre”, el cual se conecta fácilmente con Del Río, Texas. No es difícil cruzar por ahí. De hecho, en una época normal, muchos indocumentados usan este paraje para llegar fácilmente a Estados Unidos aprovechando que, en el día, la altura del caudal no es mayor a cincuenta centímetros. Eso sí, de noche es peligroso porque abren la cortina de la Presa Binacional La Amistad, lo que aumenta el caudal y la fuerza de la corriente.

Con el apoyo de un “coyote” es más fácil moverse. Estos ayudan a llegar a lugares seguros del otro lado del río, donde regularmente son recogidos por familiares. Del Río llegó a tener hasta 16 mil personas concentradas debajo del puente internacional y se estima que las otras cuatro mil estaban dispersas en hoteles, cuartos de renta y casas de Acuña, mientras se esclarecía el panorama de sus connacionales.

El Gobierno estadounidense, al enterarse de la presencia de los miles de haitianos, mandó a colocar cuando menos 400 patrullas sobre la ribera del Bravo para evitar que se internaran más al país. Durante el viernes 17, sábado 18 y domingo 19 se procesaron mil ochocientas personas sacadas en aviones y camiones a otros centros de atención para procesarlos legalmente en el país. Hubo pocas deportaciones en los primeros días.

”No insistas que te deje o que deje de seguirte, porque a donde tú vayas iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”, repitió Mikeida de 27 años de edad, recordando un texto de la biblia del libro de Rut, mientras iniciaba la caravana con sus tres hijos (de 9 y 4 años, y un bebé de 20 meses) y su marido, quien pretendía viajar solo, y hasta que lograra llegar a Estados Unidos, ponerse a trabajar juntar dinero, mandar por toda la familia.

Se estima que el 82 por ciento de los habitantes de Haití profesan el cristianismo y tal vez sea por eso que Mikenda se aferró a la frase anterior a la vez que decidió dejar la tierra que la vio nacer con la finalidad de darle una mejor vida a sus hijos: “Allá en mi país no tenemos nada. Por eso no tuve que pensar mucho. Nosotros no queremos regresar, sacrificamos todo para poder venir acá”, platica la joven madre y esposa con voz agitada.

Por otro lado, Etienn se sumó al rol de la familia y en días intercalados cruza el río para llevarle comida. Ella tiene 49 años de edad, viene con su esposo y dos jóvenes hijos. De estatura pequeña pero con una gran fuerza, descansó un poco bajo la sombra de un árbol, luego tomó fuerzas para subir a su cabeza una bolsa de plástico negra y, con todo el cargamento, cruzó el río. Habló poco, pues no domina el español.

Se tardó aproximadamente cinco minutos en cruzar. Metros antes de llegar, salió a su encuentro un varón que le ayudó a alcanzar tierra norteamericana. Las mujeres y los niños en este viaje también sufren, lloran y soportan, porque acarician el sueño de ser libres y vivir en un país que ofrece mejores oportunidades.

CUATRO DÍAS REDONDOS: ABUSOS CONTRA LOS HAITIANOS

Algunos taxistas y otras personas abusaron de la situación de los haitianos. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Durante el viernes 17, sábado 18, domingo 19 y lunes 20 de septiembre, los migrantes cruzaban diario a Acuña para comprar agua y comida. Los taxistas, que normalmente cobran 35 pesos por viaje a cualquier punto de la ciudad, dieron un giro a sus tarifas alcanzando hasta los 200 pesos por persona en trayectos no mayores a un kilómetro. Mientras que autoridades policiales los detenían para quitarles el dinero y enseguida los transportaban al parque Braulio Fernández para que regresaran a Del Río.

Asimismo, en tiendas de conveniencia, las sopa instantáneas costaban 120 pesos, aguas en botellas de un litro se vendían entre 40 y 60 pesos, mientras que platos de comida con una pieza de pollo, arroz y verduras ascendieron a 80 o 100 pesos. El martes ya su costo era de 40 pesos. Por esto, los migrantes iban a casas de cambio al necesitar cambiar sus dólares por pesos mexicanos y poder comprar artículos de primera necesidad.

Pero no todos pasaron episodios negativos. Hubo otros migrantes bien vestidos, con cadenas de oro y celulares de última generación, que durmieron en hoteles de la ciudad. Algunos otros compartieron el pan y la sal en restaurantes donde se dice que sirven los cortes más exclusivos del norte del país. Ahí estaban los líderes encargados de dirigir a grupos importantes para que llegaran a suelo norteamericano.

Para el martes 21, al estar en “el ojo del huracán”, ya no se permitió la entrada a ningún tipo de vendedor al parque. Además, comenzaron a llegar grupos religiosos y organizaciones no gubernamentales para llevar ropa, alimentos, zapatos, agua, juguetes y todo tipo de cosas.

HAITIANOS SUPLICAN NO LOS DEPORTEN

Gritos, llantos de desesperanza y asombro de propios y extraños se apropiaron de testigos de las detenciones. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

“Por qué nos están haciendo esto. Quiero trabajar, tengo seis profesiones: tabiquero, plomero, sé hacer cerámica, soldar. Soy mecánico y muy inteligente y quiero tener una vida mejor. Necesito una oportunidad de trabajar y si me quieren probar aquí estoy”, exclamó con desesperación el primo de Josué al suplicar que no se lo lleven, pues siguen con la esperanza de llegar a Estados Unidos y comenzar una nueva vida.

Josué es uno de los haitianos detenidos una tarde del lunes por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), Policía Estatal de Coahuila y la Guardia Nacional en las redadas implementadas en las calles Matamoros y Melchor Ocampo de la frontera coahuilense y que provocaron que cerca de cien migrantes corrieran a esconderse a la central camionera. A los apresados, se informó que el INM les iniciaría el proceso de deportación.

Gritos, llantos de desesperanza y asombro de propios y extraños se apropian de los testigos de la detención de tres personas, que compraban comida corrida en un local establecido por la calle Matamoros. Con la voz quebrada y los ojos enrojecidos exclama uno de ellos: “¡Yo no tengo miedo! Estoy abriendo mis brazos suplicando que no nos lleven a mi país porque allá no tenemos nada. El 14 de agosto acaba de pasar un temblor. Muere nuestro presidente y el primer ministro no sirve para nada”.

El primo de Josué no quiere revelar su identidad, pues dice que no claudicará en su deseo de llegar a Estados Unidos y si hoy dice su nombre, no podrá hacer el trámite que cree le permitirá ingresar. Cumplirá en breve 40 años y viaja junto con su pareja sentimental, sin olvidar que en su nación dejaron a una hija de nueve años. “Ella se quedó llorando. Mi papá es doctor, pero allá no tenemos ninguna oportunidad de salir adelante”.

Llorando, señala que han sido víctimas de muchas personas sin escrúpulos. Desde robarles el poco dinero que traen y sus celulares, hasta aguantar cualquier tipo de pruebas, como el haber permanecido tres días en el río Bravo sin probar alimento.

El primo de Josué salió hace seis años de su país y arribó a Chile, donde estuvo como ilegal por tres años, pero gracias al trabajo desempeñado en la construcción logró ahorrar para poder cumplir su sueño.

Ahora tenía muy claro su objetivo. Cada vez que quería tirar la toalla, él recuerda que su familia está haciendo un gran esfuerzo por mandarle dinero y que cumpla su deseo de llegar a la Unión Americana: “En mi país si no te pones al servicio de la delincuencia, tienes que abandonarlo. No venimos aquí para robar. Yo no tengo miedo, porque mi vida está en las manos de Dios. Los que estamos aquí somos gente decente; no es justo que nos traten como ladrones”.

De Tapachula, Chiapas, a Acuña, Coahuila, ha gastado mil 600 dólares. “Ese dinero no se lo robé a nadie, me lo dio mi familia con mucho sacrificio. Y si quiere que peleemos lo vamos hacer, moriremos como hombres, no como basura”.

COMIENZAN A REPATRIAR A MIGRANTES

El INM envió a Chiapas a 120 migrantes originarios de Haití. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Doña Elida trabaja en un local de antojitos mexicanos llamado “La Central”.

Dice que ha sido testigo de muchas detenciones de migrantes, desde su punto de vista, arbitrarias e injustas, pues los haitianos no son malas personas, por lo que, ante la detención de Josué y dos compatriotas más, no pudo contener el llanto junto a dos niños que mostraban miedo y asombro al observar cómo se llevaban a sus compañeros de viaje.

“No roban, pagan sin regatear y tienen derecho a tener una vida mejor. Me tocó ver cómo un muchacho salió corriendo para esconderse, dejó los pañales y la leche de su bebé tirados. Nosotras le hicimos el favor de ir a buscar su mercancía, pero cuando regresamos ya se los habían robado”, relató.

Elida cuestionó: “Se han puesto a pensar que va a ser de estos niños cuando sus padres sean deportados. ¿A dónde van a ir a parar? Muchos ya no traen dinero y reencontrarse será muy difícil”.

El INM envió a Chiapas, por avión, a 120 migrantes originarios de Haití que formaron parte de las caravanas que llegaron a Acuña, Coahuila, en la frontera con Del Río, Texas. Fueron asegurados entre la tarde y noche de un lunes 20 y al día siguiente, alrededor de las 6:30 horas, los trasladaron en autobús al aeropuerto de Piedras Negras.

La mayor detención se dio en la Central Camionera, entre las calles de Matamoros y Melchor Ocampo, donde los migrantes pretendían viajar a Monterrey. Enseguida, elementos del INM informaron que los haitianos viajarían a Chiapas para poder seguir sus trámites en búsqueda de ingresar a Estados Unidos o permanecer en territorio mexicano con un permiso que les permita una estancia legal en el país.

SALUD MENTAL, MAYOR PROBLEMA: MÉDICOS SIN FRONTERAS

Entre los haitianos en Acuña se detectaron problemas de salud mental. / Foto :Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Y si la situación era complicada, hay otro factor a tomar en cuenta: las enfermedades. Según el alemán Christoph Jankhöfer, coordinador del Proyecto Migrantes de la Asociación Médicos sin Fronteras, en las atenciones que dieron a los haitianos se detectaron problemas de salud mental, derivado de las situaciones traumáticas que han venido viviendo desde que estaban en su país.

Violencia sexual, siete mujeres embarazadas, enfermedades respiratorias y digestivas, son solo algunos casos dados a conocer: “Algunos de ellos no pueden regresar a su país por las amenazas de muerte. Se quedaron sin medios para sobrevivir. En Haití se ha agravado la situación: En el 2010 un terremoto los sacudió. Luego llegó el cólera, el control de los grupos armados en muchas zonas del país, Y, por si fuera poco, su presidente fue asesinado dejándolos indefensos y a la deriva”.

Christoph Jankhöfer llegó hace tres meses a México para coordinar el Proyecto Migrantes, para dar atención médica y psicológica, así como asesoría de trabajo social a población de migración. Ante las caravanas masivas, se instalaron en el Parque Braulio Fernández Aguirre, donde detectaron casos críticos de salud mental derivados principalmente por la desesperación de estar en un país sin documentos legales, la incertidumbre de dónde dormir, qué comer y a dónde andar.

“Tuvimos un caso de violencia sexual que pasó recientemente en la zona. Las mujeres están sin protección y sin control, hoy detectamos 7 mujeres embarazadas”. Mencionó Christoph al mismo tiempo que explicó que Médicos sin Frontera (1971) da atención especializada y, en caso de ser necesario, tiene paquetes de vacuna de hepatitis, sífilis, así como un kit para evitar infecciones de VIH, pero tiene que ser dentro de las primeras 72 horas.

EN ACUÑA, 238 MIGRANTES VAN AL ‘FANDANGO’

Los 238 migrantes albergados en Acuña están a la espera de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les permita regularizar su estancia. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna


Tras la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos al Ayuntamiento de Acuña de dar condiciones dignas a los migrantes y el convencimiento del Instituto Nacional de Migración, 238 migrantes que aún estaban en el Parque Ecológico Braulio Fernández fueron movilizados al “Salón Fandango”, un centro de fiestas con capacidad para mil personas. Con esto, se reabrió el puente internacional de Acuña el cual tenía casi siete días cerrado y que ya había provocado pérdidas millonarias para el comercio acuñense.

Ahí se pusieron carpas y baños. Al principio los migrantes mostraron desconfianza, pero después vieron que la propuesta era seria. Había personal médico de organizaciones no gubernamentales y religiosas, y se les permitía el libre tránsito, con horarios restringidos. Aunque no está de más recordar que en el operativo realizado un día anterior a las 6 de la mañana, gran parte huyó al monte y otros regresaron a Del Río para buscar ser procesados y recibir el tan anhelado asilo migratorio en los Estados Unidos.

Los 238 migrantes albergados en Acuña están a la espera de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les permita regularizar su estancia.

A falta de un comunicado oficial por parte de autoridades estadounidenses, se conoce que de los 14 mil haitianos que acamparon en Del Río, Texas, 3 mil fueron recibidos por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos y concretaron su solicitud de asilo en ese país, mientras que los restantes 11 mil fueron repatriados a su país de origen.

Por su parte, salvo los 238 migrantes que esperan poder permanecer en México, los otros 5 mil 762 fueron enviados en mayor medida a Guatemala; sin embargo, una importante cantidad de niños y niñas nacidos en Chile, Brasil, Panamá y Colombia fueron repatriados, es decir, fueron separados de sus padres y madres debido a que su pasaporte es de esos países y no de Haití, motivo por el cual están al cuidado, en teoría, de autoridades locales de esas Naciones.

Acuña, Coahuila.- El viernes 17 de septiembre de 2021 quedará grabado en la memoria de los habitantes de Acuña, Coahuila. De la noche a la mañana casi 20 mil migrantes arribaron a la ciudad y de a poco se fueron apoderando de las calles, anhelando cruzar el río Bravo para llegar a Del Río, Texas.

La vida en Haití cada día se torna imposible y cualquier esperanza de progresar alentó a esos miles de habitantes a escapar desde hace tres meses, sin importarles la travesía de abusos y obstáculos que afrontaron y aún viven.

Una invitación masiva que recibieron los haitianos a través de redes sociales, en la que se les prometía transporte gratuito para llegar a Estados Unidos, los hizo soñar.

Y es Estados Unidos, ese país en donde todos quieren cumplir el “Sueño Americano”, donde la ilusión de vivir mejor los atrajo como imán, sumado al anuncio del presidente Joe Biden, quien al inicio de este año 2021 dio a conocer su ambiciosa reforma migratoria, que busca la creación de "canales legales y seguros" para los solicitantes de asilo y refugiados.

Así fue que los miles de migrantes atravesaron once países para llegar a México: Bolivia, Perú, Ecuador, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Chile, Colombia y Panamá, siendo estos últimos tres lugares, y Brasil, desde donde otros tantos ahí radicados tomaron a sus familias y emprendieron el viaje con destino a la nación de las barras y las estrellas.

Ataques de animales ponzoñosos que ocasionaron muertes inmediatas, el cruce de pantanos y selvas con climas extremos, así como también abusos por parte de los habitantes de distintos países, vivieron los migrantes en su travesía; Colombia y Panamá fueron los países más complicados de atravesar.

A su llegada a Acuña, los migrantes sólo tenían el objetivo de cruzar el río Bravo para pisar suelo “gringo” y solicitar asilo, porque aseguran que Biden anunció que la “frontera se abriría”. Pero al cruzar las aguas los recibió una realidad distinta a la que imaginaban.

“Venimos con la ilusión de hacer una vida nueva, pero creo que sólo fue una trampa, porque ahora nos quieren deportar y no toman en cuenta todo el trabajo que hicimos para llegar acá. Nosotros no vamos a robarle a nadie, sólo queremos una oportunidad para darles una vida mejor a nuestros hijos. Dejé a los míos en mi país. Hace 10 años salí de allá, he estado en diferentes lugares (países), trabajando y juntando dinero para venir acá”, expresó a quien llamamos “Lady”, una haitiana de 39 años que en apariencia se ve más joven y quien es reconocida entre la caravana como la “Mujer valiente”. No quiso dar su nombre, ni sus datos generales, porque teme que eso le afecte en el proceso de asilo.

“Lady” diariamente cruza el río para llevar agua y comida a quienes ya no tienen dinero para comprar. Dice que tratan de comer pollo, arroz, verduras, plátanos y mucha agua, lo más saludable posible. Y agrega: “Luego la gente dice que tenemos enfermedades, pero no es cierto”.

¿CÓMO SE MOVILIZAN TANTAS PERSONAS EN TAN SOLO TRES DÍAS?

Los haitianos llevaban consigo tarjetas de débito y dinero en efectivo. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna


Las autoridades mexicanas dejaron entrever que el crimen organizado estaba detrás de esta movilización nunca antes vista en México. Y es que las más llamativas se registraron hace un par de años, pero no fueron mayores a 3 o 4 mil personas, pero el arribo de los 20 mil migrantes a Acuña es todo un suceso que sigue con preguntas sin respuestas.

Al ser cuestionados, los haitianos aseguraron que la tecnología tuvo mucho que ver, pues mediante una invitación que se dio a través de mensajes de WhatsApp y Facebook les proporcionaron transporte gratuito que pasaba cuando menos por 11 países, incluido México, donde al menos se tienen que atravesar tres aduanas críticas a lo largo de la ruta que comienza en Tapachula, Chiapas y concluye en las fronteras de diferentes estados con Estados Unidos.

Esa invitación a través de redes sociales movió a todo un pueblo que a su llegada a México vio en Acuña, Coahuila, el lugar idóneo para llegar al vecino país.

“La tierra de la amistad”, con referencia a Coahuila, de pronto se convirtió en el paraíso de los comerciantes mercenarios que vieron en los migrantes una mina de oro, porque llegaron cargados de dólares para alcanzar su objetivo.

Los haitianos llevaban consigo tarjetas de débito y dinero en efectivo. Incluso, se llegó a decir entre los acuñenses y los propios haitianos que traían un patrocinio masivo. Y así lo reportaron las casas de cambio en la ciudad: a diario se cambiaban entre mil dólares y dos mil dólares promedio por persona.

UN PARQUE FUE SU REFUGIO

Los indocumentados decidieron acampar en el Parque Ecológico “Braulio Fernández Aguirre”. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Acuña tiene un Parque Ecológico llamado “Braulio Fernández Aguirre”, el cual se conecta fácilmente con Del Río, Texas. No es difícil cruzar por ahí. De hecho, en una época normal, muchos indocumentados usan este paraje para llegar fácilmente a Estados Unidos aprovechando que, en el día, la altura del caudal no es mayor a cincuenta centímetros. Eso sí, de noche es peligroso porque abren la cortina de la Presa Binacional La Amistad, lo que aumenta el caudal y la fuerza de la corriente.

Con el apoyo de un “coyote” es más fácil moverse. Estos ayudan a llegar a lugares seguros del otro lado del río, donde regularmente son recogidos por familiares. Del Río llegó a tener hasta 16 mil personas concentradas debajo del puente internacional y se estima que las otras cuatro mil estaban dispersas en hoteles, cuartos de renta y casas de Acuña, mientras se esclarecía el panorama de sus connacionales.

El Gobierno estadounidense, al enterarse de la presencia de los miles de haitianos, mandó a colocar cuando menos 400 patrullas sobre la ribera del Bravo para evitar que se internaran más al país. Durante el viernes 17, sábado 18 y domingo 19 se procesaron mil ochocientas personas sacadas en aviones y camiones a otros centros de atención para procesarlos legalmente en el país. Hubo pocas deportaciones en los primeros días.

”No insistas que te deje o que deje de seguirte, porque a donde tú vayas iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”, repitió Mikeida de 27 años de edad, recordando un texto de la biblia del libro de Rut, mientras iniciaba la caravana con sus tres hijos (de 9 y 4 años, y un bebé de 20 meses) y su marido, quien pretendía viajar solo, y hasta que lograra llegar a Estados Unidos, ponerse a trabajar juntar dinero, mandar por toda la familia.

Se estima que el 82 por ciento de los habitantes de Haití profesan el cristianismo y tal vez sea por eso que Mikenda se aferró a la frase anterior a la vez que decidió dejar la tierra que la vio nacer con la finalidad de darle una mejor vida a sus hijos: “Allá en mi país no tenemos nada. Por eso no tuve que pensar mucho. Nosotros no queremos regresar, sacrificamos todo para poder venir acá”, platica la joven madre y esposa con voz agitada.

Por otro lado, Etienn se sumó al rol de la familia y en días intercalados cruza el río para llevarle comida. Ella tiene 49 años de edad, viene con su esposo y dos jóvenes hijos. De estatura pequeña pero con una gran fuerza, descansó un poco bajo la sombra de un árbol, luego tomó fuerzas para subir a su cabeza una bolsa de plástico negra y, con todo el cargamento, cruzó el río. Habló poco, pues no domina el español.

Se tardó aproximadamente cinco minutos en cruzar. Metros antes de llegar, salió a su encuentro un varón que le ayudó a alcanzar tierra norteamericana. Las mujeres y los niños en este viaje también sufren, lloran y soportan, porque acarician el sueño de ser libres y vivir en un país que ofrece mejores oportunidades.

CUATRO DÍAS REDONDOS: ABUSOS CONTRA LOS HAITIANOS

Algunos taxistas y otras personas abusaron de la situación de los haitianos. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Durante el viernes 17, sábado 18, domingo 19 y lunes 20 de septiembre, los migrantes cruzaban diario a Acuña para comprar agua y comida. Los taxistas, que normalmente cobran 35 pesos por viaje a cualquier punto de la ciudad, dieron un giro a sus tarifas alcanzando hasta los 200 pesos por persona en trayectos no mayores a un kilómetro. Mientras que autoridades policiales los detenían para quitarles el dinero y enseguida los transportaban al parque Braulio Fernández para que regresaran a Del Río.

Asimismo, en tiendas de conveniencia, las sopa instantáneas costaban 120 pesos, aguas en botellas de un litro se vendían entre 40 y 60 pesos, mientras que platos de comida con una pieza de pollo, arroz y verduras ascendieron a 80 o 100 pesos. El martes ya su costo era de 40 pesos. Por esto, los migrantes iban a casas de cambio al necesitar cambiar sus dólares por pesos mexicanos y poder comprar artículos de primera necesidad.

Pero no todos pasaron episodios negativos. Hubo otros migrantes bien vestidos, con cadenas de oro y celulares de última generación, que durmieron en hoteles de la ciudad. Algunos otros compartieron el pan y la sal en restaurantes donde se dice que sirven los cortes más exclusivos del norte del país. Ahí estaban los líderes encargados de dirigir a grupos importantes para que llegaran a suelo norteamericano.

Para el martes 21, al estar en “el ojo del huracán”, ya no se permitió la entrada a ningún tipo de vendedor al parque. Además, comenzaron a llegar grupos religiosos y organizaciones no gubernamentales para llevar ropa, alimentos, zapatos, agua, juguetes y todo tipo de cosas.

HAITIANOS SUPLICAN NO LOS DEPORTEN

Gritos, llantos de desesperanza y asombro de propios y extraños se apropiaron de testigos de las detenciones. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

“Por qué nos están haciendo esto. Quiero trabajar, tengo seis profesiones: tabiquero, plomero, sé hacer cerámica, soldar. Soy mecánico y muy inteligente y quiero tener una vida mejor. Necesito una oportunidad de trabajar y si me quieren probar aquí estoy”, exclamó con desesperación el primo de Josué al suplicar que no se lo lleven, pues siguen con la esperanza de llegar a Estados Unidos y comenzar una nueva vida.

Josué es uno de los haitianos detenidos una tarde del lunes por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), Policía Estatal de Coahuila y la Guardia Nacional en las redadas implementadas en las calles Matamoros y Melchor Ocampo de la frontera coahuilense y que provocaron que cerca de cien migrantes corrieran a esconderse a la central camionera. A los apresados, se informó que el INM les iniciaría el proceso de deportación.

Gritos, llantos de desesperanza y asombro de propios y extraños se apropian de los testigos de la detención de tres personas, que compraban comida corrida en un local establecido por la calle Matamoros. Con la voz quebrada y los ojos enrojecidos exclama uno de ellos: “¡Yo no tengo miedo! Estoy abriendo mis brazos suplicando que no nos lleven a mi país porque allá no tenemos nada. El 14 de agosto acaba de pasar un temblor. Muere nuestro presidente y el primer ministro no sirve para nada”.

El primo de Josué no quiere revelar su identidad, pues dice que no claudicará en su deseo de llegar a Estados Unidos y si hoy dice su nombre, no podrá hacer el trámite que cree le permitirá ingresar. Cumplirá en breve 40 años y viaja junto con su pareja sentimental, sin olvidar que en su nación dejaron a una hija de nueve años. “Ella se quedó llorando. Mi papá es doctor, pero allá no tenemos ninguna oportunidad de salir adelante”.

Llorando, señala que han sido víctimas de muchas personas sin escrúpulos. Desde robarles el poco dinero que traen y sus celulares, hasta aguantar cualquier tipo de pruebas, como el haber permanecido tres días en el río Bravo sin probar alimento.

El primo de Josué salió hace seis años de su país y arribó a Chile, donde estuvo como ilegal por tres años, pero gracias al trabajo desempeñado en la construcción logró ahorrar para poder cumplir su sueño.

Ahora tenía muy claro su objetivo. Cada vez que quería tirar la toalla, él recuerda que su familia está haciendo un gran esfuerzo por mandarle dinero y que cumpla su deseo de llegar a la Unión Americana: “En mi país si no te pones al servicio de la delincuencia, tienes que abandonarlo. No venimos aquí para robar. Yo no tengo miedo, porque mi vida está en las manos de Dios. Los que estamos aquí somos gente decente; no es justo que nos traten como ladrones”.

De Tapachula, Chiapas, a Acuña, Coahuila, ha gastado mil 600 dólares. “Ese dinero no se lo robé a nadie, me lo dio mi familia con mucho sacrificio. Y si quiere que peleemos lo vamos hacer, moriremos como hombres, no como basura”.

COMIENZAN A REPATRIAR A MIGRANTES

El INM envió a Chiapas a 120 migrantes originarios de Haití. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Doña Elida trabaja en un local de antojitos mexicanos llamado “La Central”.

Dice que ha sido testigo de muchas detenciones de migrantes, desde su punto de vista, arbitrarias e injustas, pues los haitianos no son malas personas, por lo que, ante la detención de Josué y dos compatriotas más, no pudo contener el llanto junto a dos niños que mostraban miedo y asombro al observar cómo se llevaban a sus compañeros de viaje.

“No roban, pagan sin regatear y tienen derecho a tener una vida mejor. Me tocó ver cómo un muchacho salió corriendo para esconderse, dejó los pañales y la leche de su bebé tirados. Nosotras le hicimos el favor de ir a buscar su mercancía, pero cuando regresamos ya se los habían robado”, relató.

Elida cuestionó: “Se han puesto a pensar que va a ser de estos niños cuando sus padres sean deportados. ¿A dónde van a ir a parar? Muchos ya no traen dinero y reencontrarse será muy difícil”.

El INM envió a Chiapas, por avión, a 120 migrantes originarios de Haití que formaron parte de las caravanas que llegaron a Acuña, Coahuila, en la frontera con Del Río, Texas. Fueron asegurados entre la tarde y noche de un lunes 20 y al día siguiente, alrededor de las 6:30 horas, los trasladaron en autobús al aeropuerto de Piedras Negras.

La mayor detención se dio en la Central Camionera, entre las calles de Matamoros y Melchor Ocampo, donde los migrantes pretendían viajar a Monterrey. Enseguida, elementos del INM informaron que los haitianos viajarían a Chiapas para poder seguir sus trámites en búsqueda de ingresar a Estados Unidos o permanecer en territorio mexicano con un permiso que les permita una estancia legal en el país.

SALUD MENTAL, MAYOR PROBLEMA: MÉDICOS SIN FRONTERAS

Entre los haitianos en Acuña se detectaron problemas de salud mental. / Foto :Arturo Salazar | El Sol de La Laguna

Y si la situación era complicada, hay otro factor a tomar en cuenta: las enfermedades. Según el alemán Christoph Jankhöfer, coordinador del Proyecto Migrantes de la Asociación Médicos sin Fronteras, en las atenciones que dieron a los haitianos se detectaron problemas de salud mental, derivado de las situaciones traumáticas que han venido viviendo desde que estaban en su país.

Violencia sexual, siete mujeres embarazadas, enfermedades respiratorias y digestivas, son solo algunos casos dados a conocer: “Algunos de ellos no pueden regresar a su país por las amenazas de muerte. Se quedaron sin medios para sobrevivir. En Haití se ha agravado la situación: En el 2010 un terremoto los sacudió. Luego llegó el cólera, el control de los grupos armados en muchas zonas del país, Y, por si fuera poco, su presidente fue asesinado dejándolos indefensos y a la deriva”.

Christoph Jankhöfer llegó hace tres meses a México para coordinar el Proyecto Migrantes, para dar atención médica y psicológica, así como asesoría de trabajo social a población de migración. Ante las caravanas masivas, se instalaron en el Parque Braulio Fernández Aguirre, donde detectaron casos críticos de salud mental derivados principalmente por la desesperación de estar en un país sin documentos legales, la incertidumbre de dónde dormir, qué comer y a dónde andar.

“Tuvimos un caso de violencia sexual que pasó recientemente en la zona. Las mujeres están sin protección y sin control, hoy detectamos 7 mujeres embarazadas”. Mencionó Christoph al mismo tiempo que explicó que Médicos sin Frontera (1971) da atención especializada y, en caso de ser necesario, tiene paquetes de vacuna de hepatitis, sífilis, así como un kit para evitar infecciones de VIH, pero tiene que ser dentro de las primeras 72 horas.

EN ACUÑA, 238 MIGRANTES VAN AL ‘FANDANGO’

Los 238 migrantes albergados en Acuña están a la espera de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les permita regularizar su estancia. / Foto: Arturo Salazar | El Sol de La Laguna


Tras la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos al Ayuntamiento de Acuña de dar condiciones dignas a los migrantes y el convencimiento del Instituto Nacional de Migración, 238 migrantes que aún estaban en el Parque Ecológico Braulio Fernández fueron movilizados al “Salón Fandango”, un centro de fiestas con capacidad para mil personas. Con esto, se reabrió el puente internacional de Acuña el cual tenía casi siete días cerrado y que ya había provocado pérdidas millonarias para el comercio acuñense.

Ahí se pusieron carpas y baños. Al principio los migrantes mostraron desconfianza, pero después vieron que la propuesta era seria. Había personal médico de organizaciones no gubernamentales y religiosas, y se les permitía el libre tránsito, con horarios restringidos. Aunque no está de más recordar que en el operativo realizado un día anterior a las 6 de la mañana, gran parte huyó al monte y otros regresaron a Del Río para buscar ser procesados y recibir el tan anhelado asilo migratorio en los Estados Unidos.

Los 238 migrantes albergados en Acuña están a la espera de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les permita regularizar su estancia.

A falta de un comunicado oficial por parte de autoridades estadounidenses, se conoce que de los 14 mil haitianos que acamparon en Del Río, Texas, 3 mil fueron recibidos por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos y concretaron su solicitud de asilo en ese país, mientras que los restantes 11 mil fueron repatriados a su país de origen.

Por su parte, salvo los 238 migrantes que esperan poder permanecer en México, los otros 5 mil 762 fueron enviados en mayor medida a Guatemala; sin embargo, una importante cantidad de niños y niñas nacidos en Chile, Brasil, Panamá y Colombia fueron repatriados, es decir, fueron separados de sus padres y madres debido a que su pasaporte es de esos países y no de Haití, motivo por el cual están al cuidado, en teoría, de autoridades locales de esas Naciones.

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