/ miércoles 7 de julio de 2021

Yuliet sueña con conocer el mar antes de morir

La valiente jovencita lucha contra un padecimiento renal desde los seis años y está en fase terminal


Torreón, Coahuila.– Sentir por primera vez la arena en sus pies, la brisa de las olas del mar y recostarse debajo de una palmera es el más grande deseo que tiene Yuliet; conocer Mazatlán es un sueño que desde niña ha tenido la valiente jovencita que lucha contra un padecimiento renal y una insuficiencia cardiaca desde los seis años.

Yuliet Jaqueline Andrade Regalado nació el 11 de julio de 2006 en Pamplona en Tlahualilo, Durango, es la tercera hija de Alejandra Regalado Campos, una mujer que ha dado todo por cada uno de sus seis hijos: Fátima, Felipe, Yuliet, Ale, Iker y Rosita.

“Sangraba mucho de la nariz y me daban dolores muy fuertes en la cabeza”, contó Yuliet que así fue como comenzaron los síntomas de la enfermedad, que ahora se ha convertido en un dolor constante en su cuerpo. Los médicos dicen que ya no hay más por hacer, pero ella no se detiene y sus ganas de vivir la mantienen de pie.

Su madre contó que cuando Yuliet enfermó, su situación económica era muy precaria al no tener seguridad social, así que acudieron al Centro de Salud de Tlahualilo, donde le realizaron estudios y la mandaron con un nefrólogo; en ese momento fue cuando conoció a la doctora Gabriela Amador.

La experta en enfermedades renales orientó a Alejandra para que se afiliara al Seguro Popular, ahora inexistente, y así la familia no gastara grandes cantidades de dinero en medicamentos y análisis, porque son muy costos.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Cuando se le pidió que le realizaran una biopsia para identificar el tipo de insuficiencia, Yuliet y su madre viajaron hasta la capital de Durango. El diagnóstico fue glomerulonefritis.

“La biopsia arrojó que sus riñones se habían esclerotizado, o sea, que se hicieron duros, ya no iban a crecer”, explicó Alejandra.

Ante ese diagnóstico, se quedaron en Durango para tratar de reanimar sus órganos con cortisona y quimioterapias.

En el Hospital Materno Infantil de Durango fue la primera vez que Yuliet escuchó la palabra quimioterapia, desde el día uno de este agresivo tratamiento su cuerpo lo resintió. “La presión se elevó a 200, empezó a vomitar sangre, salir por los oídos, por la nariz, en la orina, ella perdió el conocimiento, se le inflamó el cerebro y no veía”, recordó su madre.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

La valiente guerrera duró 15 días en terapia intensiva, después de casi 10 años de esas malas experiencias puede contar que nada le da miedo, excepto, lo sobrenatural. Yuliet relató que por las noches se escuchan pasos y llantos en el hospital, tal vez de algún fantasma.

Cada mes durante cinco años estuvo recibiendo quimioterapia, hasta que llegó el momento en que sus riñones ya no respondieron y requirió diálisis peritoneal, que es una forma de eliminar los desechos de la sangre cuando los riñones ya no pueden realizar esa función adecuadamente.

A los 12 años, Yuliet y su familia se mudaron a la Ciudad de México. Allá fue atendida en el Hospital de La Raza, donde los niños son completamente independientes, aprenden que la diálisis es su mejor amiga y aprenden a hacerlo por ellos mismos, incluso, les ponen exámenes para revisar que lo hagan de la manera correcta.

Su estancia en la capital del país fue por dos años, en ese transcurso de tiempo le cambiaron la diálisis a hemodiálisis; a través de un catéter en el hombro izquierdo o derecho es como se le filtran las toxinas y el agua de la sangre.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Durante casi 10 años con esta dolorosa enfermedad la han atendido infinidad de doctores, uno de ellos murió por Covid-19, pero no fue la única situación dolorosa que atravesó durante la pandemia, fue en su regresó a la Comarca Lagunera que Yuliet estuvo intubada porque su presión arterial se elevó demasiado, en ese momento los médicos ya no le daban esperanzas de vida.

Y es que, estando en ese estado, Yuliet se sacó el tubo y se desgarró la garganta, lo que le provocó una hemorragia interna. Los doctores les decían que ya era momento de que la familia comenzara a despedirse de ella, contó su madre con lágrimas en los ojos.

Uno de sus sueños era tener una fiesta de quince años. Ante la situación de salud que pasaba, de un día a otro, un vestido rosa palo hecho a su medida, acompañado de unas zapatillas doradas y una tiara plateada vistieron a Yuliet para celebrar con una ceremonia religiosa sus 15 años.

En la cama 211 de la Unidad Médica de Alta Especialidad Número 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se reunieron los hermanos de Yuliet, su mamá, el esposo de su madre, los médicos de terapia intensiva y enfermeros que la habían atendido, durante la celebración el sacerdote aprovechó para brindarle los santos óleos.

Yuliet Jaqueline Andrade Regalado, una valiente quinceañera. / Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Al terminar, Alejandra señaló que el padre les preguntó si tenían fe, a lo que ellos completamente confiados en Dios dijeron que sí. “Tengan fe, Yuliet va a salir de esta, es una niña muy fuerte”, les dijo el sacerdote.

En la madrugada después de ese día, Yuliet empezó a reaccionar, ya no necesitó estar intubada y solo ocupó un ventilador para poder respirar. Cuando despertó, contó que mientras estaba inconsciente vio a su bisabuela: “Ella me decía que venía por mí, pero yo le decía que se fuera, yo aún tenía cosas que hacer aquí”, contó.

Su mamá Lupe, como le decía, estaba vestida como acostumbraba: una falda y mandil floreado.

Después de ese día y hasta ahora, Yuliet acude a hemodiálisis los lunes, miércoles y viernes, han sido meses difíciles, ya no puede dar más de tres pasos porque se cansa, el aire le falta y un dolor intenso invade todo su cuerpo.

Hace tres semanas, la doctora, una vez más, le dijo a su madre que en cualquier momento a Yuliet le podía dar un paro cardiaco, por esa razón decidieron realizarle su fiesta de 15 años, a pesar de que se veía cansada, la felicidad en su rostro brillaba aún más que su vestido con lentejuelas rosadas, bailó y se divirtió como hace mucho no lo hacía.

Su mamá contó que es una niña que ha sido una gran guerrera, que a pesar de todo el dolor que pueda estar sintiendo su sentido del humor no se va, siempre que se pone mal empieza a preparar a su familia para su muerte, jugando y en serio, los hace reír y llorar.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

“El día que ella se muera y que esté en la caja, nos dice que no vayamos a llorar, que ya lloramos mucho”, con la voz entrecortada y riéndose, Yuliet dice que tendrá algo gracioso escrito en el pecho, para cuando se acerquen dejen de llorar y empiecen a reírse.

Yuliet no tiene miedo de morir, sabe que cuando eso pase será el momento en el que se reencontrará con su abuelita, le gustaría que todos conocieran lo que ha vivido en los hospitales, el dolor que ha sentido, la primera vez que estuvo en terapia intensiva, las largas noches en las que no podía dormir, los días en los que no podía comer porque todo lo vomitaba y sobre todo que se reconozca la valentía de su persona favorita: su mamá, por enfrentar su enfermedad.

Su sueño antes de partir al viaje sin regreso, insiste, es conocer el mar.


La doctora dirá una cosa, pero Dios es quien decide

Alejandra Regalado Campos, mamá de Yuliet


Torreón, Coahuila.– Sentir por primera vez la arena en sus pies, la brisa de las olas del mar y recostarse debajo de una palmera es el más grande deseo que tiene Yuliet; conocer Mazatlán es un sueño que desde niña ha tenido la valiente jovencita que lucha contra un padecimiento renal y una insuficiencia cardiaca desde los seis años.

Yuliet Jaqueline Andrade Regalado nació el 11 de julio de 2006 en Pamplona en Tlahualilo, Durango, es la tercera hija de Alejandra Regalado Campos, una mujer que ha dado todo por cada uno de sus seis hijos: Fátima, Felipe, Yuliet, Ale, Iker y Rosita.

“Sangraba mucho de la nariz y me daban dolores muy fuertes en la cabeza”, contó Yuliet que así fue como comenzaron los síntomas de la enfermedad, que ahora se ha convertido en un dolor constante en su cuerpo. Los médicos dicen que ya no hay más por hacer, pero ella no se detiene y sus ganas de vivir la mantienen de pie.

Su madre contó que cuando Yuliet enfermó, su situación económica era muy precaria al no tener seguridad social, así que acudieron al Centro de Salud de Tlahualilo, donde le realizaron estudios y la mandaron con un nefrólogo; en ese momento fue cuando conoció a la doctora Gabriela Amador.

La experta en enfermedades renales orientó a Alejandra para que se afiliara al Seguro Popular, ahora inexistente, y así la familia no gastara grandes cantidades de dinero en medicamentos y análisis, porque son muy costos.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Cuando se le pidió que le realizaran una biopsia para identificar el tipo de insuficiencia, Yuliet y su madre viajaron hasta la capital de Durango. El diagnóstico fue glomerulonefritis.

“La biopsia arrojó que sus riñones se habían esclerotizado, o sea, que se hicieron duros, ya no iban a crecer”, explicó Alejandra.

Ante ese diagnóstico, se quedaron en Durango para tratar de reanimar sus órganos con cortisona y quimioterapias.

En el Hospital Materno Infantil de Durango fue la primera vez que Yuliet escuchó la palabra quimioterapia, desde el día uno de este agresivo tratamiento su cuerpo lo resintió. “La presión se elevó a 200, empezó a vomitar sangre, salir por los oídos, por la nariz, en la orina, ella perdió el conocimiento, se le inflamó el cerebro y no veía”, recordó su madre.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

La valiente guerrera duró 15 días en terapia intensiva, después de casi 10 años de esas malas experiencias puede contar que nada le da miedo, excepto, lo sobrenatural. Yuliet relató que por las noches se escuchan pasos y llantos en el hospital, tal vez de algún fantasma.

Cada mes durante cinco años estuvo recibiendo quimioterapia, hasta que llegó el momento en que sus riñones ya no respondieron y requirió diálisis peritoneal, que es una forma de eliminar los desechos de la sangre cuando los riñones ya no pueden realizar esa función adecuadamente.

A los 12 años, Yuliet y su familia se mudaron a la Ciudad de México. Allá fue atendida en el Hospital de La Raza, donde los niños son completamente independientes, aprenden que la diálisis es su mejor amiga y aprenden a hacerlo por ellos mismos, incluso, les ponen exámenes para revisar que lo hagan de la manera correcta.

Su estancia en la capital del país fue por dos años, en ese transcurso de tiempo le cambiaron la diálisis a hemodiálisis; a través de un catéter en el hombro izquierdo o derecho es como se le filtran las toxinas y el agua de la sangre.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Durante casi 10 años con esta dolorosa enfermedad la han atendido infinidad de doctores, uno de ellos murió por Covid-19, pero no fue la única situación dolorosa que atravesó durante la pandemia, fue en su regresó a la Comarca Lagunera que Yuliet estuvo intubada porque su presión arterial se elevó demasiado, en ese momento los médicos ya no le daban esperanzas de vida.

Y es que, estando en ese estado, Yuliet se sacó el tubo y se desgarró la garganta, lo que le provocó una hemorragia interna. Los doctores les decían que ya era momento de que la familia comenzara a despedirse de ella, contó su madre con lágrimas en los ojos.

Uno de sus sueños era tener una fiesta de quince años. Ante la situación de salud que pasaba, de un día a otro, un vestido rosa palo hecho a su medida, acompañado de unas zapatillas doradas y una tiara plateada vistieron a Yuliet para celebrar con una ceremonia religiosa sus 15 años.

En la cama 211 de la Unidad Médica de Alta Especialidad Número 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se reunieron los hermanos de Yuliet, su mamá, el esposo de su madre, los médicos de terapia intensiva y enfermeros que la habían atendido, durante la celebración el sacerdote aprovechó para brindarle los santos óleos.

Yuliet Jaqueline Andrade Regalado, una valiente quinceañera. / Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Al terminar, Alejandra señaló que el padre les preguntó si tenían fe, a lo que ellos completamente confiados en Dios dijeron que sí. “Tengan fe, Yuliet va a salir de esta, es una niña muy fuerte”, les dijo el sacerdote.

En la madrugada después de ese día, Yuliet empezó a reaccionar, ya no necesitó estar intubada y solo ocupó un ventilador para poder respirar. Cuando despertó, contó que mientras estaba inconsciente vio a su bisabuela: “Ella me decía que venía por mí, pero yo le decía que se fuera, yo aún tenía cosas que hacer aquí”, contó.

Su mamá Lupe, como le decía, estaba vestida como acostumbraba: una falda y mandil floreado.

Después de ese día y hasta ahora, Yuliet acude a hemodiálisis los lunes, miércoles y viernes, han sido meses difíciles, ya no puede dar más de tres pasos porque se cansa, el aire le falta y un dolor intenso invade todo su cuerpo.

Hace tres semanas, la doctora, una vez más, le dijo a su madre que en cualquier momento a Yuliet le podía dar un paro cardiaco, por esa razón decidieron realizarle su fiesta de 15 años, a pesar de que se veía cansada, la felicidad en su rostro brillaba aún más que su vestido con lentejuelas rosadas, bailó y se divirtió como hace mucho no lo hacía.

Su mamá contó que es una niña que ha sido una gran guerrera, que a pesar de todo el dolor que pueda estar sintiendo su sentido del humor no se va, siempre que se pone mal empieza a preparar a su familia para su muerte, jugando y en serio, los hace reír y llorar.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

“El día que ella se muera y que esté en la caja, nos dice que no vayamos a llorar, que ya lloramos mucho”, con la voz entrecortada y riéndose, Yuliet dice que tendrá algo gracioso escrito en el pecho, para cuando se acerquen dejen de llorar y empiecen a reírse.

Yuliet no tiene miedo de morir, sabe que cuando eso pase será el momento en el que se reencontrará con su abuelita, le gustaría que todos conocieran lo que ha vivido en los hospitales, el dolor que ha sentido, la primera vez que estuvo en terapia intensiva, las largas noches en las que no podía dormir, los días en los que no podía comer porque todo lo vomitaba y sobre todo que se reconozca la valentía de su persona favorita: su mamá, por enfrentar su enfermedad.

Su sueño antes de partir al viaje sin regreso, insiste, es conocer el mar.


La doctora dirá una cosa, pero Dios es quien decide

Alejandra Regalado Campos, mamá de Yuliet

Deportes

¡Ni tan caliente! Laguna viene de atrás y vence a Durango

Jonathan Villar y Allen Córdoba sellaron una gran noche con cuadrangulares en los momentos oportunos

Torreón

Funciona y avanza el retiro del tránsito pesado del periférico Raúl López Sánchez

Se han aplicado apenas de tres a cuatro multas por día a transportistas infractores

Torreón

Van con todo contra plaga de ratones en El Roble II

Se refuerzan las acciones que al respecto ha emprendido la Dirección de Salud Municipal

Gómez Palacio

Migrantes narran como una pesadilla su paso por México

Agradecen a la comunidad lagunera que les ha tendido la mano

Policiaca

“Es un guerrero”: niño lagunero lleva 4 cirugías en Estados Unidos

Lucas sufrió quemaduras en el 70 por ciento de cara y cuerpo

Local

Aumenta el bullying de maestros a alumnos: ¿cómo detectarlo y denunciarlo?

Ante esta alarmante situación, es crucial conocer cómo identificar estas agresiones y dónde acudir para denunciarlas