/ lunes 31 de enero de 2022

Sobrevivientes recuerdan ataque a El Ferrie con dolor y tristeza

“Ya no volvimos a ser los mismos, en lo personal, duré tres años sin volver a salir a un antro”, recordó testigo de los hechos

Torreón, Coahuila.- Fue en el ya lejano 31 de enero del 2010 cuando ocurrió uno de los episodios más dolorosos para la comunidad lagunera: el Ferrie, uno de los antros de moda de aquel tiempo, fue atacado a balazos por desconocidos cuando el lugar se encontraba lleno, reportándose infinidad de heridos y alrededor de 10 personas fallecidas, según cifras oficiales.

Se cumplen 12 años de aquel terrible suceso, que hoy revive una de las sobrevivientes con tristeza y dolor, Beatriz, una joven que contaba con 21 años de edad en aquella fecha y que acudió con tres amigos a divertirse:

“Nosotros llegamos ese día aproximadamente a las 12 de la madrugada, habíamos ido a otros antros anteriormente y no nos habían dejado entrar, porque estaban saturados, entonces, nos hablaron del Ferrie, que era el último fin de semana que lo abrían, que porque lo iban a reabrir después y pues fuimos, llegamos y estaba súper lleno. Llegamos justamente cuando la banda, entonces, en la entrada el cadenero nos dijo ‘danos 5 minutos y ahorita te dejo entrar’, íbamos tres amigos y yo, cuatro, nos dijo que estaba bien lleno ‘no van a alcanzar mesa, pero igual si quieren entrar’, nosotros dijimos que sí, que ya era muy tarde para andar de un lado para otro”, recordó.

Así luce en la actualidad donde ocurrió la masacre al ataque El Ferrie. / Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

No había sillas disponibles y se fueron a una mesa al fondo del lugar, cerca de la barra, había un gran ambiente y todo transcurría en buena forma; sin embargo, todo cambió inesperadamente: “como a las 2 más o menos, no recuerdo bien la hora… se escuchó como que tronó algo, como un disparo, era un disparo, pero no supimos por la música y todo, se escuchó el disparo y luego después una ráfaga, cuando se escucha la ráfaga, se empiezan a agachar, El Ferrie tenía la barra al fondo, como con botellas arriba, se empezaron a quebrar y la gente empezó a entrar en pánico”.

Hace una pausa y continúa: “Nosotros no nos agachamos la primera vez que se escuchó, nos asustamos y la música siguió, esto fue en segundos, yo lo viví como si fueran horas, pero fueron segundos, me agachan, no sé quién, porque estaba súper lleno, yo sentí una mano atrás en la nuca y nos agachan a todos, a los que se podía, se oye como otra descarga, entonces como que en segundos se asilencia, mucha gente se para y vuelven a rafaguear”.

Beatriz añade que poco después de terminar los disparos, se levanta y comienza a buscar a su grupo de amigos, afortunadamente a ninguno de ellos les pasa nada y buscan salir lo más rápido posible, topándose con un escenario sangriento: “era un camino muy oscuro, no había ya nada de música, la gente estaba histérica, como pudimos salimos. Cuando quisimos salir, pues pisando cuerpos, yo me levanté toda empapada, no sé de qué, estaba empapada de la cara, la ropa estaba húmeda”.

Al cruzar el lugar para salir, Beatriz se da cuenta que el guardia de seguridad está baleado y se encuentra tirado lleno de sangre: “Entre lo que se veía, se veía sangre, los sillones eran blancos, entonces, quedaron tapizados de sangre y personas tiradas, muchas personas tiradas”.

De las personas que realizaron los disparos solo recuerda que se retiraron en una camioneta blanca, atrás iban al menos dos sujetos, fue todo lo que alcanzó a ver, señalando que todo fue muy rápido, desmintiendo además que los atacantes hubieran ingresado al antro a rematar a personas, sino que realizaron dos descargas con armas largas y huyeron a la brevedad.

Cuando finalmente logran salir y subir al auto en el que llegaron, llega una mujer desesperada y les toca la ventanilla, “era una chava embarazada, nos dice ‘por favor llévenme, por favor llévenme, estoy embarazada’ y cuando nos dijo eso la subimos sin pensarlo, ella nos contaba que se había peleado con su novio y como desquite se fue a El Ferrie, iba sola”.

Dejan a la mujer por la antigua PVC y ellos se van a una tienda de conveniencia, se dan cuenta que traen sangre y compran toallitas para limpiarse, finalmente se van a casa con temor, de ahí no supieron qué más ocurrió en El Ferrie.

Este es el uso que se le da en la actualidad a donde en alguna ocasión fue el bar El Ferrie. / Foto: Iván Angiano

Para Beatriz, El Ferrie era un lugar donde iba gente normal a divertirse, en su mayoría jóvenes, y en las ocasiones que le tocó ir, nunca vio a gente armada ni sintió un ambiente ‘pesado’, simplemente eran personas tratando de pasar un rato agradable: “Se manejaban teorías de que el lugar era de alguien malo y cosas así, que andaba en el narco, pero a ciencia cierta no supimos”.

Ya pasaron 12 años de aquel desafortunado momento, ahora, a la distancia, Beatriz lo recuerda con tristeza y dolor: “Es tristeza y es dolor, porque luego fuimos dos días después y se sentía el lugar triste, se sentía desolado. En el momento sientes muchas emociones, yo sentí un choque de emociones, no pude gritar, no pude llorar, ya después me cayó el veinte de lo que había pasado, de lo que habíamos vivido y solté el llanto, pero en un inicio no, porque no sabes qué está pasando, no sabes por qué lo hicieron, no sabes quiénes lo hicieron”.

En aquel tiempo, a Beatriz y a sus amigos les fue difícil volver a un antro a divertirse:

“Nos costó mucho trabajo, digo nos costó porque fue algo que vivimos cuatro personas que hasta la actualidad seguimos frecuentándonos, nos costaba trabajo salir, porque luego ya pensabas que te iban siguiendo. Fueron años muy violentos para Torreón, a mí me costó mucho trabajo, duré como una semana aturdida, que no quería salir ni a la tienda, a ningún lado, fueron como tres años sin salir a un bar, a un antro”.

Según cifras de las autoridades, fueron alrededor de 10 personas que perdieron la vida, aunque para Beatriz pudieron ser más: “Yo en lo personal conté dos ráfagas, entonces, hasta la lógica te dice que no fueron 10, son dos ráfagas y a cuántas personas alcanzaron”.

A 12 años de lo sucedido “tratamos de ya no recordarlo, ya no hablar de eso, igual de repente nos acordamos, nos hicimos como más unidos, de que ya pasamos un proceso difícil y lo recordamos, pero ya no como lo estoy contando, decimos que cómo pudimos estar ahí, cómo pudimos salir de ahí, porque fueron muchas personas que no lo lograron”, finalizó.

Torreón, Coahuila.- Fue en el ya lejano 31 de enero del 2010 cuando ocurrió uno de los episodios más dolorosos para la comunidad lagunera: el Ferrie, uno de los antros de moda de aquel tiempo, fue atacado a balazos por desconocidos cuando el lugar se encontraba lleno, reportándose infinidad de heridos y alrededor de 10 personas fallecidas, según cifras oficiales.

Se cumplen 12 años de aquel terrible suceso, que hoy revive una de las sobrevivientes con tristeza y dolor, Beatriz, una joven que contaba con 21 años de edad en aquella fecha y que acudió con tres amigos a divertirse:

“Nosotros llegamos ese día aproximadamente a las 12 de la madrugada, habíamos ido a otros antros anteriormente y no nos habían dejado entrar, porque estaban saturados, entonces, nos hablaron del Ferrie, que era el último fin de semana que lo abrían, que porque lo iban a reabrir después y pues fuimos, llegamos y estaba súper lleno. Llegamos justamente cuando la banda, entonces, en la entrada el cadenero nos dijo ‘danos 5 minutos y ahorita te dejo entrar’, íbamos tres amigos y yo, cuatro, nos dijo que estaba bien lleno ‘no van a alcanzar mesa, pero igual si quieren entrar’, nosotros dijimos que sí, que ya era muy tarde para andar de un lado para otro”, recordó.

Así luce en la actualidad donde ocurrió la masacre al ataque El Ferrie. / Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

No había sillas disponibles y se fueron a una mesa al fondo del lugar, cerca de la barra, había un gran ambiente y todo transcurría en buena forma; sin embargo, todo cambió inesperadamente: “como a las 2 más o menos, no recuerdo bien la hora… se escuchó como que tronó algo, como un disparo, era un disparo, pero no supimos por la música y todo, se escuchó el disparo y luego después una ráfaga, cuando se escucha la ráfaga, se empiezan a agachar, El Ferrie tenía la barra al fondo, como con botellas arriba, se empezaron a quebrar y la gente empezó a entrar en pánico”.

Hace una pausa y continúa: “Nosotros no nos agachamos la primera vez que se escuchó, nos asustamos y la música siguió, esto fue en segundos, yo lo viví como si fueran horas, pero fueron segundos, me agachan, no sé quién, porque estaba súper lleno, yo sentí una mano atrás en la nuca y nos agachan a todos, a los que se podía, se oye como otra descarga, entonces como que en segundos se asilencia, mucha gente se para y vuelven a rafaguear”.

Beatriz añade que poco después de terminar los disparos, se levanta y comienza a buscar a su grupo de amigos, afortunadamente a ninguno de ellos les pasa nada y buscan salir lo más rápido posible, topándose con un escenario sangriento: “era un camino muy oscuro, no había ya nada de música, la gente estaba histérica, como pudimos salimos. Cuando quisimos salir, pues pisando cuerpos, yo me levanté toda empapada, no sé de qué, estaba empapada de la cara, la ropa estaba húmeda”.

Al cruzar el lugar para salir, Beatriz se da cuenta que el guardia de seguridad está baleado y se encuentra tirado lleno de sangre: “Entre lo que se veía, se veía sangre, los sillones eran blancos, entonces, quedaron tapizados de sangre y personas tiradas, muchas personas tiradas”.

De las personas que realizaron los disparos solo recuerda que se retiraron en una camioneta blanca, atrás iban al menos dos sujetos, fue todo lo que alcanzó a ver, señalando que todo fue muy rápido, desmintiendo además que los atacantes hubieran ingresado al antro a rematar a personas, sino que realizaron dos descargas con armas largas y huyeron a la brevedad.

Cuando finalmente logran salir y subir al auto en el que llegaron, llega una mujer desesperada y les toca la ventanilla, “era una chava embarazada, nos dice ‘por favor llévenme, por favor llévenme, estoy embarazada’ y cuando nos dijo eso la subimos sin pensarlo, ella nos contaba que se había peleado con su novio y como desquite se fue a El Ferrie, iba sola”.

Dejan a la mujer por la antigua PVC y ellos se van a una tienda de conveniencia, se dan cuenta que traen sangre y compran toallitas para limpiarse, finalmente se van a casa con temor, de ahí no supieron qué más ocurrió en El Ferrie.

Este es el uso que se le da en la actualidad a donde en alguna ocasión fue el bar El Ferrie. / Foto: Iván Angiano

Para Beatriz, El Ferrie era un lugar donde iba gente normal a divertirse, en su mayoría jóvenes, y en las ocasiones que le tocó ir, nunca vio a gente armada ni sintió un ambiente ‘pesado’, simplemente eran personas tratando de pasar un rato agradable: “Se manejaban teorías de que el lugar era de alguien malo y cosas así, que andaba en el narco, pero a ciencia cierta no supimos”.

Ya pasaron 12 años de aquel desafortunado momento, ahora, a la distancia, Beatriz lo recuerda con tristeza y dolor: “Es tristeza y es dolor, porque luego fuimos dos días después y se sentía el lugar triste, se sentía desolado. En el momento sientes muchas emociones, yo sentí un choque de emociones, no pude gritar, no pude llorar, ya después me cayó el veinte de lo que había pasado, de lo que habíamos vivido y solté el llanto, pero en un inicio no, porque no sabes qué está pasando, no sabes por qué lo hicieron, no sabes quiénes lo hicieron”.

En aquel tiempo, a Beatriz y a sus amigos les fue difícil volver a un antro a divertirse:

“Nos costó mucho trabajo, digo nos costó porque fue algo que vivimos cuatro personas que hasta la actualidad seguimos frecuentándonos, nos costaba trabajo salir, porque luego ya pensabas que te iban siguiendo. Fueron años muy violentos para Torreón, a mí me costó mucho trabajo, duré como una semana aturdida, que no quería salir ni a la tienda, a ningún lado, fueron como tres años sin salir a un bar, a un antro”.

Según cifras de las autoridades, fueron alrededor de 10 personas que perdieron la vida, aunque para Beatriz pudieron ser más: “Yo en lo personal conté dos ráfagas, entonces, hasta la lógica te dice que no fueron 10, son dos ráfagas y a cuántas personas alcanzaron”.

A 12 años de lo sucedido “tratamos de ya no recordarlo, ya no hablar de eso, igual de repente nos acordamos, nos hicimos como más unidos, de que ya pasamos un proceso difícil y lo recordamos, pero ya no como lo estoy contando, decimos que cómo pudimos estar ahí, cómo pudimos salir de ahí, porque fueron muchas personas que no lo lograron”, finalizó.

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