/ jueves 11 de junio de 2020

Pareja de especialistas comparten esfuerzos en la lucha contra el Covid-19

Con planes de matrimonio, están al frente del “Piso de la Esperanza” en Monclova

Torreón, Coahuila. - Por azares del destino, los médicos especialistas en terapia intensiva originarios del estado de Veracruz, Elizabeth Meza Cortez y Héctor David Sosa Pliego, quienes se preparan para llegar al matrimonio y emprender así un proyecto de vida juntos, están actualmente al frente de la coordinación de los esfuerzos que se realizan en el denominado “Piso de la Esperanza”, dedicado a la atención especializada de enfermos de covid-19 en el en el Hospital General de Zona (HGZ) número 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Monclova, Coahuila.

Ambos de 32 años de edad fueron reclutados por la institución originalmente para que se integraran al equipo de trabajo del nuevo Hospital General de Acuña, pero ante la necesidad emergente de personal médico en Monclova no dudaron en ofrecerse voluntariamente para colaborar con ello.

La historia de Elizabeth y David la comparte el IMSS a través de un documento en el que se plasman sus vivencias y aspiraciones tanto en el terreno profesional como en el de una pareja que tiene por delante mucho por compartir.

Según se informó, la pareja llegó en marzo, antes de implementarse el modelo de atención a pacientes que involucró al personal para la continuidad de los servicios en las áreas de aislamiento. Aunque al inicio había inseguridad respecto a cómo operaría todo, al poco tiempo se reorganizaron y conformaron los primeros equipos; ambos fueron elegidos como líderes.

Sosa Pliego, encargado del turno matutino, ha dicho que al principio la cantidad de pacientes era mayor y aunque reconoce que había tensión, el esmero de los integrantes se impuso al miedo. Vivieron momentos de tristeza, inquietud y alegría.

“El primer paciente dado de alta, nos levantó la moral, fue una luz en el camino, se trataba de un doctor, compañero nuestro, influyó mucho en los ánimos. Ahí nos dimos cuenta de que los pacientes podían salir adelante”, destacó el médico.

Por su parte, para la especialista, estar al frente del grupo vespertino significó una oportunidad que el destino le trajo para cumplir una misión, y aunque reconoce que en ocasiones se cansa, el salvar vidas no tiene precio.

“Convives tanto con pacientes, comparten sus historias, conoces sus nombres, a sus familiares y llegas a apreciarlos, eso nos impacta anímicamente”, indicó.

EN EL PISO DE LA ESPERANZA

El levantarse de madrugada, darse un baño, desayunar, ir al trabajo y más tarde colocarse el equipo de protección personal (overol, bata, guantes, gorro, goggles, cubre bocas), es parte de la rutina. Posteriormente, reunirse con el grupo médico, hacer recorrido por el piso. En total son cinco equipos Covid al cuidado de los pacientes en los diferentes turnos, plantea el comunicado del IMSS.

Meza Cortez confesó que ver a personas fallecer le ha afectado, inclusive ha llegado a su casa llorando y es entonces cuando se encomienda a Dios para pedirle sabiduría y fortaleza para desempeñar mejor sus funciones.

Ambos médicos están conscientes de que su relación sentimental es diferente a otras, pero requería de mayor esfuerzo y pasión por su trabajo.

“A veces es pesado, te cansas, pero tratamos de tener un buen ambiente. Te estresas, pero deben comprender que detrás de un traje de ‘astronauta’ también hay personas”, concluyó.

VIVENCIAS

La pareja recordó a un paciente que no quería estar aislado, estuvo 10 días en piso y a punto de ser intubado, entre todo el equipo lo animaban, al final mejoró tanto su salud que cuando lo dieron de alta no quería irse.

“No cualquiera se recupera del COVID, por eso le pedimos que abrazara esta oportunidad de la vida”, expresó la intensivista.

Sosa Pliego, por su parte, afirmó que tratan siempre de empaparse de buenas noticias para mantener un buen ambiente de trabajo y afirmó que al final de cuentas, en el hospital, son más las altas que las bajas.

Las historias positivas que se tejen en el “Piso de la Esperanza” son más bonitas e importantes que las de miedo, sostuvo. El médico agradeció el respaldo del IMSS, directivos y de cada uno de los integrantes de los equipos que, sin tener súper poderes, luchan contra una cruel enfermedad que pronto perderá la guerra.

Torreón, Coahuila. - Por azares del destino, los médicos especialistas en terapia intensiva originarios del estado de Veracruz, Elizabeth Meza Cortez y Héctor David Sosa Pliego, quienes se preparan para llegar al matrimonio y emprender así un proyecto de vida juntos, están actualmente al frente de la coordinación de los esfuerzos que se realizan en el denominado “Piso de la Esperanza”, dedicado a la atención especializada de enfermos de covid-19 en el en el Hospital General de Zona (HGZ) número 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Monclova, Coahuila.

Ambos de 32 años de edad fueron reclutados por la institución originalmente para que se integraran al equipo de trabajo del nuevo Hospital General de Acuña, pero ante la necesidad emergente de personal médico en Monclova no dudaron en ofrecerse voluntariamente para colaborar con ello.

La historia de Elizabeth y David la comparte el IMSS a través de un documento en el que se plasman sus vivencias y aspiraciones tanto en el terreno profesional como en el de una pareja que tiene por delante mucho por compartir.

Según se informó, la pareja llegó en marzo, antes de implementarse el modelo de atención a pacientes que involucró al personal para la continuidad de los servicios en las áreas de aislamiento. Aunque al inicio había inseguridad respecto a cómo operaría todo, al poco tiempo se reorganizaron y conformaron los primeros equipos; ambos fueron elegidos como líderes.

Sosa Pliego, encargado del turno matutino, ha dicho que al principio la cantidad de pacientes era mayor y aunque reconoce que había tensión, el esmero de los integrantes se impuso al miedo. Vivieron momentos de tristeza, inquietud y alegría.

“El primer paciente dado de alta, nos levantó la moral, fue una luz en el camino, se trataba de un doctor, compañero nuestro, influyó mucho en los ánimos. Ahí nos dimos cuenta de que los pacientes podían salir adelante”, destacó el médico.

Por su parte, para la especialista, estar al frente del grupo vespertino significó una oportunidad que el destino le trajo para cumplir una misión, y aunque reconoce que en ocasiones se cansa, el salvar vidas no tiene precio.

“Convives tanto con pacientes, comparten sus historias, conoces sus nombres, a sus familiares y llegas a apreciarlos, eso nos impacta anímicamente”, indicó.

EN EL PISO DE LA ESPERANZA

El levantarse de madrugada, darse un baño, desayunar, ir al trabajo y más tarde colocarse el equipo de protección personal (overol, bata, guantes, gorro, goggles, cubre bocas), es parte de la rutina. Posteriormente, reunirse con el grupo médico, hacer recorrido por el piso. En total son cinco equipos Covid al cuidado de los pacientes en los diferentes turnos, plantea el comunicado del IMSS.

Meza Cortez confesó que ver a personas fallecer le ha afectado, inclusive ha llegado a su casa llorando y es entonces cuando se encomienda a Dios para pedirle sabiduría y fortaleza para desempeñar mejor sus funciones.

Ambos médicos están conscientes de que su relación sentimental es diferente a otras, pero requería de mayor esfuerzo y pasión por su trabajo.

“A veces es pesado, te cansas, pero tratamos de tener un buen ambiente. Te estresas, pero deben comprender que detrás de un traje de ‘astronauta’ también hay personas”, concluyó.

VIVENCIAS

La pareja recordó a un paciente que no quería estar aislado, estuvo 10 días en piso y a punto de ser intubado, entre todo el equipo lo animaban, al final mejoró tanto su salud que cuando lo dieron de alta no quería irse.

“No cualquiera se recupera del COVID, por eso le pedimos que abrazara esta oportunidad de la vida”, expresó la intensivista.

Sosa Pliego, por su parte, afirmó que tratan siempre de empaparse de buenas noticias para mantener un buen ambiente de trabajo y afirmó que al final de cuentas, en el hospital, son más las altas que las bajas.

Las historias positivas que se tejen en el “Piso de la Esperanza” son más bonitas e importantes que las de miedo, sostuvo. El médico agradeció el respaldo del IMSS, directivos y de cada uno de los integrantes de los equipos que, sin tener súper poderes, luchan contra una cruel enfermedad que pronto perderá la guerra.

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