La pandemia ha sido realmente difícil para todos, cambió estilos de vida y hemos tenido que adaptarnos; con la vuelta al trabajo de los padres, los ocho nietos de Luz Elena Galván han quedado bajo su cuidado: “Yo quiero estar al pendiente de ellos, nadie los va a cuidar como yo”, expresó.
“Se me ha hecho pesado, pero tiene uno que apoyar a sus hijos para que ellos cumplan con su trabajo”, contó Luz Galván que los niños llegan a las ocho de la mañana, van por unos a las cinco de la tarde y por otros a las siete.
Antes de que lleguen sus nietos ella comienza con su trabajo, la señora Luz vende frijoles cocidos en la Colonia Campillo Sáenz, pasa casa por casa ofreciendo sus bolsas a 14 pesos. “Los limpio, pongo las ollas con el agua, luego echo los frijoles y ahí se cosen, mientras pasa eso estoy al pendiente de mis niños, no los descuido, cuando salgo a vender ya hay alguien en la casa para que no se queden solitos”, explicó.
“Me siento contenta de poder apoyar a mis hijos con el cuidado de los niños”, expresó Luz Elena Galván, pues con el cierre de guarderías y escuelas, sus hijos al estar trabajando no podrían estar en casa con los nietos.
Tener una abuelita es todo un privilegio, expresó la señora Luz: “Los quiero mucho y mientras yo los pueda apoyar aquí voy a estar”.
“Mi mamá trabaja y no nos puede dejar en la casa solos”, dijo Karlita de seis años a quien lo que más le gusta es que puede jugar con sus primas; su hermano Salvador expresó que comer en casa de su abuelita es algo que disfruta mucho.
Lo anterior y jugar al fútbol con sus primos es lo que ama de ir a casa de su abuelita mientras sus papás trabajan, “gracias por cuidarnos y te amo”, dijo el pequeño Iker de seis años, mientras que Santiago, de 13 años, también agradeció a su abuelita por la comida tan deliciosa que les prepara todos los días.