/ lunes 2 de septiembre de 2019

La vulnerabilidad en la periferia de la ciudad

En Torreón; los niños tienen que caminar por senderos de tierra para llegar a la escuela

Día a día los habitantes de colonias como Zaragoza Sur o el ejido La Concha tienen que lidiar con los caminos de tierra, la maleza crecida, montones de basura y escombro, perros callejeros, la falta de servicios públicos.

En un recorrido realizado por Noticias de El Sol de La Laguna, se pudo apreciar las evidentes carencias en las que viven los habitantes, aunque no lo parezca, en la periferia al oriente de Torreón, las personas aún viven en casas construidas de cartón o hules, al igual que en el ejido La Concha.

Según el estudio de medición de pobreza en 2018 que realizó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en Coahuila 691 mil personas viven en pobreza, mientras que 44 mil viven en pobreza extrema.

Silvia Ramírez Sifuentes, tiene toda su vida viviendo en el ejido La Concha, tuvo cinco hijos, tres de ellos solo finalizaron la educación primaria, manifestó que “ya no quisieron estudiar, ellos me dijeron que mejor preferían trabajar”.

Su hija mayor de 23 años, está casada y tiene un hijo, la de 17 años terminó la secundaria y el más pequeño de ocho, continúa estudiando la primaria en la escuela Ricardo Flores Magón, que le queda a unas diez cuadras de su casa.

Le recomendamos leer también:

El rezago educativo es una problemática que comúnmente se vive en los ejidos o colonias periféricas de las ciudades, pues los jóvenes, mayores de 15 años, no alcanzan el nivel educativo que se considera básico, situación que en cierta forma los condena a repetir los círculos de pobreza o estancamiento laboral.

El rezago educativo es una problemática que comúnmente se vive en los ejidos o colonias periféricas de las ciudades. / Avril Castro

Por otro lado, en el caso del ejido La Concha, al contar con solo cuatro instituciones educativos (preescolar, primaria, secundaria y preparatoria), es una limitante, pues algunos niños o jóvenes no alcanzar lugar y tienen que buscar una escuela más lejos, lo que genera mayor gasto a los padres de familia.

La falta de agua potable, donde hasta a veces una semana no sale ni una gota de agua, es lo que más les afecta a las familias, dijo María del Rosario, madre de familia, añadió que, en el caso del drenaje, el sistema no funciona tan bien que forma grandes charcos de aguas negras que van dañando el poco pavimento con el que cuentan, o forma lodazales que impiden el paso.

El vivir en colonias en la periferia de la ciudad y en los ejidos colindantes, aumenta la vulnerabilidad social de las personas, pero principalmente de los niños y jóvenes, que son las futuras generaciones, pues tienen cierta inhabilitación en sus derechos, salud, educación y empleo formal.

Día a día los habitantes de colonias como Zaragoza Sur o el ejido La Concha tienen que lidiar con los caminos de tierra, la maleza crecida, montones de basura y escombro, perros callejeros, la falta de servicios públicos.

En un recorrido realizado por Noticias de El Sol de La Laguna, se pudo apreciar las evidentes carencias en las que viven los habitantes, aunque no lo parezca, en la periferia al oriente de Torreón, las personas aún viven en casas construidas de cartón o hules, al igual que en el ejido La Concha.

Según el estudio de medición de pobreza en 2018 que realizó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en Coahuila 691 mil personas viven en pobreza, mientras que 44 mil viven en pobreza extrema.

Silvia Ramírez Sifuentes, tiene toda su vida viviendo en el ejido La Concha, tuvo cinco hijos, tres de ellos solo finalizaron la educación primaria, manifestó que “ya no quisieron estudiar, ellos me dijeron que mejor preferían trabajar”.

Su hija mayor de 23 años, está casada y tiene un hijo, la de 17 años terminó la secundaria y el más pequeño de ocho, continúa estudiando la primaria en la escuela Ricardo Flores Magón, que le queda a unas diez cuadras de su casa.

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El rezago educativo es una problemática que comúnmente se vive en los ejidos o colonias periféricas de las ciudades. / Avril Castro

Por otro lado, en el caso del ejido La Concha, al contar con solo cuatro instituciones educativos (preescolar, primaria, secundaria y preparatoria), es una limitante, pues algunos niños o jóvenes no alcanzar lugar y tienen que buscar una escuela más lejos, lo que genera mayor gasto a los padres de familia.

La falta de agua potable, donde hasta a veces una semana no sale ni una gota de agua, es lo que más les afecta a las familias, dijo María del Rosario, madre de familia, añadió que, en el caso del drenaje, el sistema no funciona tan bien que forma grandes charcos de aguas negras que van dañando el poco pavimento con el que cuentan, o forma lodazales que impiden el paso.

El vivir en colonias en la periferia de la ciudad y en los ejidos colindantes, aumenta la vulnerabilidad social de las personas, pero principalmente de los niños y jóvenes, que son las futuras generaciones, pues tienen cierta inhabilitación en sus derechos, salud, educación y empleo formal.

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