Gerardo Jurián Alvarado Juárez es Monclovense, nació allá, pero los treinta y cuatro años que tiene de vida los ha pasado en Acuña, Coahuila.
Su familia se dedica al comercio informal, “Soy criado aquí. Mis papás se vinieron cuando yo nací. Siempre me he dedicado a la obra y soy comerciante de comida en donde puedo”.
Jurián decidió perder este día de trabajo por venir ayudar, “También vendo comida a bajo precio, muy barata. Yo soy humilde también y sé lo que es vivir en necesidad, no me gustaría pasar lo que están pasando ellos. Por eso vine hacer una escalera para que ya no anden batallando”.
“Tristemente he visto cómo se resbalan y se caen. Su comida se moja y se bate y así se la comen porque no tienen otra cosa más que llevarse a la boca. Y así se la llevan para que se la coman los que los esperan allá”.
Asegura que él le gana poco a las porciones de comida que ha llevado a vender desde el viernes a este brazo del río por donde se conecta Del Río, Texas y Acuña, Coahuila.
“Yo no tengo corazón para darles caro. Así que solo le ganó cinco pesos a cada platillo. Algunos los tachan de especiales porque comen diferente a nosotros, pollo, papa y arroz. Así que ‘venemos’ yo, mi señora, mi niña y mi mamá para ayudar”.
El albañil y comerciante también lleva a vender bolsas negras de plástico a cinco pesos. “Algunos me dan dos o de plano se las regalo porque muchos ya no tienen para pagar. Ya se les acabo el dinero”.
Pasó más de diez horas haciendo una escalera que les permita transitar de manera más fácil. También ayudó a poner un mecate para reforzar el que ya estaba, porque dice que con todo y la soga se ahogan.
Él es de los que piensan que los gringos reventaron la cuerda el lunes por la noche para que ya no se cruzaran, no le consta, pero es un rumor que la gente dice y asegura que pasó.
Pidió solidaridad con el prójimo, “Ellos están más fregados que nosotros y ya no tienen dinero. Yo creo que, si todos hacemos, aunque sea una acción mínima los podemos ayudar”.
