/ lunes 10 de mayo de 2021

'Hijo, te sigo buscando'

Para cientos de mujeres como Lourdes, que integran Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, no hay nada que celebrar este 10 de mayo

El 10 de mayo Lourdes Herrera no celebra, durante la madrugada llora al escuchar las serenatas que las madres reciben de sus hijos, durante el día marcha exigiendo justicia, gritando “vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Llora porque su hijo Brandon desapareció el 29 agosto del 2009.

El último día de las madres que pasó con él fue en ese año, en el 2009, recuerda que estaba en casa de su mamá, quien ha sido su pilar, su fortaleza y su ejemplo a seguir y a quien le pide a Dios la conserve muchos años.

Ese día su hijo le regaló el cielo, un cielo azul claro, pero tres meses después el cielo se tornó gris y desde entonces el clima no mejora. Tiene 12 años con esta tempestad, con la incertidumbre de no saber en dónde está.

Lo vio por última vez el 29 de agosto, cuando él, su esposo Esteban Acosta Rodríguez y sus dos cuñados Hugo Alberto y Gerardo Aosta Rodríguez salieron de su domicilio rumbo al aeropuerto de Nuevo León, a donde nunca llegaron, pues un comando armado los interceptó en la carretera Saltillo-Monterrey, en Ramos Arizpe, y se los llevó, alrededor de las 7:30 de la mañana.

Una noche antes durmió con Brandon, sería la última vez que lo haría. Antes de que partiera lo despertó, como a las 6 de la mañana le llevó el desayuno a la cama. Le llevó ropa, unos jeans vaqueros, una camisa tipo polo con tonos azules, como el cielo que le regaló, y unos tenis de velcro. Le ayudó a cambiarse y a peinarse porque, recuerda, a Brandon siempre le gustaba estar muy bien peinado.

Ella no se enteró de la desaparición hasta pasado el mediodía, cuando la demora de su esposo e hijo comenzó a preocuparle, así que llamó al celular de su marido, pero mandó directo a buzón y es fecha que continúa sin poder comunicarse y que esa llamada no se responde.

Sueña con el día de volver a encontrarse con su hijo, desde hace 12 años. Se imagina el reencuentro. / Foto: El Sol de La Laguna

La incertidumbre creció y aún no termina. Comenzó la búsqueda, sola, por dependencias de seguridad, por cuarteles militares, por hospitales, por calles y colonias del Municipio, del Estado y del País.

Indagó por todos lados, día y noche, sin cesar. Le ha preguntado a cientos, a miles, por su hijo, qué si lo han visto, qué si saben de él, pero nadie le da respuestas, nadie sabe dónde está y las autoridades lo único que le dicen es que tiene que esperar.

Pero ella se cansó de esperar respuestas, así que comenzó a actuar, se agrupó con otras madres y padres que pasaba la misma situación, se asesoraron, se informaron, comenzaron con marchas exigiendo justicia, exigiendo respuestas, surgió FUNDEC “Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila”.

Iniciaron con la búsqueda de 21 personas, pero se fueron sumando madres, padres e hijos al reclamo de justicia y actualmente, tan solo en FUNDEC, uno de los siete colectivos de búsqueda que hay en Coahuila, se busca a 390 personas, de alrededor de 2 mil 300 personas que tienen reporte desaparición de larga data en el Estado.


Sueños de una madre

Cada mañana, desde el 29 de agosto del 2009, Lourdes Herrera adoptó como un himno la canción “De tanto soñar”, de Diego Verdaguer, y se la dedica a Brandon, su hijo, a quien, además, le hizo la promesa, con el cielo y Dios como testigos, de buscarlo hasta encontrarlo.

“Uno de estos días, a la vuelta de cualquier esquina, me voy a encontrar contigo, te voy a reconocer con tu sonrisa de pajarito, por tu mirada llena de chispitas, pero por sobre todas las cosas, porque siempre supiste esa palabra secreta que hacen que los árboles florezcan en pleno invierno, ese día la magia va a ser que el nunca se transforme en ahora, en mañana, en siempre...”, con esta frase inicia su día, antes de salir a las calles a buscarlo, con la esperanza de encontrarlo.

Sueña con el día que eso pase, desde hace 12 años. Se imagina el reencuentro, el poder de nuevo acariciar su cabello, el ir con él de la mano como cuando niño, que la ayude con su bolsa, que le abra la puerta, que dé muestras de que es todo un caballero, que le lleve serenata un 10 de mayo.

Se ilusiona de cómo será cuando Brandon se encuentre con su hermana, que es un año mayor que él, por eso le pide a Dios vida, para llegar a ver ese momento para abrazarlos a los juntos y darles un beso.

“Él solo tiene una mamá, el solo me tiene a mí y yo no le voy a fallar, lo amo demasiado y yo no le voy a fallar, quiero que esté orgulloso. Yo soy muy soñadora también, y sigo soñando de que lo voy a encontrar”, relata Lourdes.

Cada día que empieza es así, despertar y ver que él no está, pero la promesa que le hizo la hace seguir, porque, como dice la canción, “de tanto soñar te voy a encontrar, y puede que sea hoy...”.

Pero al caer la noche, en otro día de búsqueda sin éxito se deprime, la tristeza la invade, porque no fue el día, porque a pesar de soñar con todas sus fuerzas, con todo su ser, fue un día más que resultó ser menos.

Sin embargo, sigue con fe, con esperanza, por eso, antes de dormir, a su hija le da dos besos de las buenas noches, en la frente, uno para ella y otro para Brandon, pidiendo a Dios que bendiga a los dos, que los cuide.

Dice, y deja en claro, que sobre todas las cosas su búsqueda es lo más importante, pese a las enfermedades que ha su sufrido, pese las inclemencias que ha padecido y pese al miedo que algo le pueda pasar al momento de exigir justicia.

Su lucha no terminará hasta encontrar a su hijo, a su esposo, a sus cuñados, a las decenas de personas desaparecidas que hay en el Estado, porque ya no sólo es madre de Brandon, sino de todas aquellas personas desaparecidas, porque la búsqueda es por todos y por todas, porque sus hijos lo merecen, porque ni ella, ni cientos de madres, podrán celebrar un 10 de mayo hasta que encuentren a sus hijos.

El 10 de mayo Lourdes Herrera no celebra, durante la madrugada llora al escuchar las serenatas que las madres reciben de sus hijos, durante el día marcha exigiendo justicia, gritando “vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Llora porque su hijo Brandon desapareció el 29 agosto del 2009.

El último día de las madres que pasó con él fue en ese año, en el 2009, recuerda que estaba en casa de su mamá, quien ha sido su pilar, su fortaleza y su ejemplo a seguir y a quien le pide a Dios la conserve muchos años.

Ese día su hijo le regaló el cielo, un cielo azul claro, pero tres meses después el cielo se tornó gris y desde entonces el clima no mejora. Tiene 12 años con esta tempestad, con la incertidumbre de no saber en dónde está.

Lo vio por última vez el 29 de agosto, cuando él, su esposo Esteban Acosta Rodríguez y sus dos cuñados Hugo Alberto y Gerardo Aosta Rodríguez salieron de su domicilio rumbo al aeropuerto de Nuevo León, a donde nunca llegaron, pues un comando armado los interceptó en la carretera Saltillo-Monterrey, en Ramos Arizpe, y se los llevó, alrededor de las 7:30 de la mañana.

Una noche antes durmió con Brandon, sería la última vez que lo haría. Antes de que partiera lo despertó, como a las 6 de la mañana le llevó el desayuno a la cama. Le llevó ropa, unos jeans vaqueros, una camisa tipo polo con tonos azules, como el cielo que le regaló, y unos tenis de velcro. Le ayudó a cambiarse y a peinarse porque, recuerda, a Brandon siempre le gustaba estar muy bien peinado.

Ella no se enteró de la desaparición hasta pasado el mediodía, cuando la demora de su esposo e hijo comenzó a preocuparle, así que llamó al celular de su marido, pero mandó directo a buzón y es fecha que continúa sin poder comunicarse y que esa llamada no se responde.

Sueña con el día de volver a encontrarse con su hijo, desde hace 12 años. Se imagina el reencuentro. / Foto: El Sol de La Laguna

La incertidumbre creció y aún no termina. Comenzó la búsqueda, sola, por dependencias de seguridad, por cuarteles militares, por hospitales, por calles y colonias del Municipio, del Estado y del País.

Indagó por todos lados, día y noche, sin cesar. Le ha preguntado a cientos, a miles, por su hijo, qué si lo han visto, qué si saben de él, pero nadie le da respuestas, nadie sabe dónde está y las autoridades lo único que le dicen es que tiene que esperar.

Pero ella se cansó de esperar respuestas, así que comenzó a actuar, se agrupó con otras madres y padres que pasaba la misma situación, se asesoraron, se informaron, comenzaron con marchas exigiendo justicia, exigiendo respuestas, surgió FUNDEC “Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila”.

Iniciaron con la búsqueda de 21 personas, pero se fueron sumando madres, padres e hijos al reclamo de justicia y actualmente, tan solo en FUNDEC, uno de los siete colectivos de búsqueda que hay en Coahuila, se busca a 390 personas, de alrededor de 2 mil 300 personas que tienen reporte desaparición de larga data en el Estado.


Sueños de una madre

Cada mañana, desde el 29 de agosto del 2009, Lourdes Herrera adoptó como un himno la canción “De tanto soñar”, de Diego Verdaguer, y se la dedica a Brandon, su hijo, a quien, además, le hizo la promesa, con el cielo y Dios como testigos, de buscarlo hasta encontrarlo.

“Uno de estos días, a la vuelta de cualquier esquina, me voy a encontrar contigo, te voy a reconocer con tu sonrisa de pajarito, por tu mirada llena de chispitas, pero por sobre todas las cosas, porque siempre supiste esa palabra secreta que hacen que los árboles florezcan en pleno invierno, ese día la magia va a ser que el nunca se transforme en ahora, en mañana, en siempre...”, con esta frase inicia su día, antes de salir a las calles a buscarlo, con la esperanza de encontrarlo.

Sueña con el día que eso pase, desde hace 12 años. Se imagina el reencuentro, el poder de nuevo acariciar su cabello, el ir con él de la mano como cuando niño, que la ayude con su bolsa, que le abra la puerta, que dé muestras de que es todo un caballero, que le lleve serenata un 10 de mayo.

Se ilusiona de cómo será cuando Brandon se encuentre con su hermana, que es un año mayor que él, por eso le pide a Dios vida, para llegar a ver ese momento para abrazarlos a los juntos y darles un beso.

“Él solo tiene una mamá, el solo me tiene a mí y yo no le voy a fallar, lo amo demasiado y yo no le voy a fallar, quiero que esté orgulloso. Yo soy muy soñadora también, y sigo soñando de que lo voy a encontrar”, relata Lourdes.

Cada día que empieza es así, despertar y ver que él no está, pero la promesa que le hizo la hace seguir, porque, como dice la canción, “de tanto soñar te voy a encontrar, y puede que sea hoy...”.

Pero al caer la noche, en otro día de búsqueda sin éxito se deprime, la tristeza la invade, porque no fue el día, porque a pesar de soñar con todas sus fuerzas, con todo su ser, fue un día más que resultó ser menos.

Sin embargo, sigue con fe, con esperanza, por eso, antes de dormir, a su hija le da dos besos de las buenas noches, en la frente, uno para ella y otro para Brandon, pidiendo a Dios que bendiga a los dos, que los cuide.

Dice, y deja en claro, que sobre todas las cosas su búsqueda es lo más importante, pese a las enfermedades que ha su sufrido, pese las inclemencias que ha padecido y pese al miedo que algo le pueda pasar al momento de exigir justicia.

Su lucha no terminará hasta encontrar a su hijo, a su esposo, a sus cuñados, a las decenas de personas desaparecidas que hay en el Estado, porque ya no sólo es madre de Brandon, sino de todas aquellas personas desaparecidas, porque la búsqueda es por todos y por todas, porque sus hijos lo merecen, porque ni ella, ni cientos de madres, podrán celebrar un 10 de mayo hasta que encuentren a sus hijos.

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