/ viernes 18 de diciembre de 2020

Pepenador: oficio con desigualdades en seguridad social y servicios de salud

"Laboran" 370 pepenadores en el relleno sanitario

Gómez Palacio, Durango. - Ser pepenador es un oficio que conlleva a la desigualdad en seguridad social y servicios de salud al que tantos otros trabajadores tienen derecho. Sin embargo, la baja escolaridad académica les inhibe acceder a otro tipo de tareas que les signifique un empleo seguro y mayormente remunerado.

En Gómez Palacio ‘laboran’ cuando menos 370 pepenadores en un relleno sanitario, suficiente para ampliar el campo de trabajo, pero que ahora con la pandemia apenas alcanzan oportunidad algunos 120, quienes tienen que sortearse turnos para que cada quien haga su parte en la recolección de cartón, fierro cable eléctrico, plástico, madera y hasta papel, mismos que venden a las cartoneras diversas de Gómez Palacio, que reciclan en otros Municipios o Estados porque es un negocio que también reditúa.

Hoy nos toca hablar del grupo que comanda María Auxilio Gómez, adherido al Frente Obrero, Campesino, Estudiante y Popular (Focep) y que encabeza Antonio Frausto Rodríguez, compuesto por 70 pepenadores que, como otros, desde las 7 de la mañana tienen que apartar su lugar para ‘trabajar’ y ganar en una jornada de 6 horas, entre 80 y hasta 140 pesos diarios, según lo que ‘pepenen’.

Frausto Rodríguez, quien año con año busca mayores "comodidades" para sus representados, afirma que ha luchado siempre porque a este tipo de empleados informales se les llame trabajadores ecológicos.

"Estoy seguro de que con su trabajo promueven el medio ambiente tras separar todo lo dañino para el sistema ecológico y este trabajo, es tan digno como otros tanto, pese a que se desenvuelvan en la suciedad", afirmó.

Admite que anteriormente había corrupción hacia el interior del basurero municipal, porque había grupos que buscaban controlar y llevar tajada en las ventas de los pepenadores, "porque buscaban menores precios para vender más caro, pero tras la denuncia, esto se acabó y hoy son justas las transacciones".

Entre 300 toneladas de basura diaria que se generan en Gómez Palacio, hay tristezas y calamidades, porque es gente de extrema pobreza la que busca subsistir con 700 o 900 pesos a la semana, no obstante, son cinco organizaciones las que diariamente se disputan la basura, que en ocasiones ya viene ‘espulgada’ y “esto también los decepciona, porque hay días en que se van con 80 pesos diarios a casa para mantener a cuatro o cinco hijos”, subrayó.

Indudablemente que estas personas viven de y en la basura y quizá sea una de las peores formas de empleo, pero para ellos representa una sustantiva labor la recolección de sólidos y más cuando tienen una jornada doble para encontrar clientes asiduos de plástico y cable eléctrico, lo que mayor demanda tiene.

Hay pepenadores que tienen edades de hasta 60 y 70 años y este trabajo no solo es exclusivo del hombre, porque la precaria situación exige a la mujer a salir del hogar, a buscar dinero o haber que ‘encuentra’ para vender.

También por lógica, son propensos a contagios u otras enfermedades y en este sentido, Frausto Rodríguez aseguró que "es gente protegida de Dios o bien porque crean anticuerpos al mezclarse con la basura, sin embargo, es una actividad riesgosa, pero digna, en lugar de que anden de rateros".

No hay enfermos por Covid-19 en su grupo, no obstante, pide un estudio para observar si hay gente contaminada o bien para que algunos de ellos tengan acceso constante a los servicios de salud, pues anteriormente se les veía como apestados.

"Debemos tomar en cuenta que se trata de gente que habita en colonias proletarias o polígonos de pobreza extrema, la cual alguna, hasta carece de servicios como energía eléctrica y que aún tienen letrinas para defecar".

Y aun cuando se trate de gente que vive en la marginación y con un trabajo de alto riesgo, para ellos es percata minuta, porque lo único que buscan es sobrevivir a falta de otras oportunidades, producto de la pobreza o los cambios sociodemográficos.

A diferencia de otros años, hoy, los menores de 15 años que trabajaban con permiso de sus padres siguen impedidos a entrar por la pandemia y porque las enfermedades en la piel estuvieron al orden del día en la recolecta de la basura reciclable en tiempo de calor.

El dirigente de la Focep, dijo que muchos funcionarios ignoran que la basura se puede convertir en composta para mejorar los suelos y que los lugares de transferencia de basura en la ciudad son nocivos.

Gómez Palacio, Durango. - Ser pepenador es un oficio que conlleva a la desigualdad en seguridad social y servicios de salud al que tantos otros trabajadores tienen derecho. Sin embargo, la baja escolaridad académica les inhibe acceder a otro tipo de tareas que les signifique un empleo seguro y mayormente remunerado.

En Gómez Palacio ‘laboran’ cuando menos 370 pepenadores en un relleno sanitario, suficiente para ampliar el campo de trabajo, pero que ahora con la pandemia apenas alcanzan oportunidad algunos 120, quienes tienen que sortearse turnos para que cada quien haga su parte en la recolección de cartón, fierro cable eléctrico, plástico, madera y hasta papel, mismos que venden a las cartoneras diversas de Gómez Palacio, que reciclan en otros Municipios o Estados porque es un negocio que también reditúa.

Hoy nos toca hablar del grupo que comanda María Auxilio Gómez, adherido al Frente Obrero, Campesino, Estudiante y Popular (Focep) y que encabeza Antonio Frausto Rodríguez, compuesto por 70 pepenadores que, como otros, desde las 7 de la mañana tienen que apartar su lugar para ‘trabajar’ y ganar en una jornada de 6 horas, entre 80 y hasta 140 pesos diarios, según lo que ‘pepenen’.

Frausto Rodríguez, quien año con año busca mayores "comodidades" para sus representados, afirma que ha luchado siempre porque a este tipo de empleados informales se les llame trabajadores ecológicos.

"Estoy seguro de que con su trabajo promueven el medio ambiente tras separar todo lo dañino para el sistema ecológico y este trabajo, es tan digno como otros tanto, pese a que se desenvuelvan en la suciedad", afirmó.

Admite que anteriormente había corrupción hacia el interior del basurero municipal, porque había grupos que buscaban controlar y llevar tajada en las ventas de los pepenadores, "porque buscaban menores precios para vender más caro, pero tras la denuncia, esto se acabó y hoy son justas las transacciones".

Entre 300 toneladas de basura diaria que se generan en Gómez Palacio, hay tristezas y calamidades, porque es gente de extrema pobreza la que busca subsistir con 700 o 900 pesos a la semana, no obstante, son cinco organizaciones las que diariamente se disputan la basura, que en ocasiones ya viene ‘espulgada’ y “esto también los decepciona, porque hay días en que se van con 80 pesos diarios a casa para mantener a cuatro o cinco hijos”, subrayó.

Indudablemente que estas personas viven de y en la basura y quizá sea una de las peores formas de empleo, pero para ellos representa una sustantiva labor la recolección de sólidos y más cuando tienen una jornada doble para encontrar clientes asiduos de plástico y cable eléctrico, lo que mayor demanda tiene.

Hay pepenadores que tienen edades de hasta 60 y 70 años y este trabajo no solo es exclusivo del hombre, porque la precaria situación exige a la mujer a salir del hogar, a buscar dinero o haber que ‘encuentra’ para vender.

También por lógica, son propensos a contagios u otras enfermedades y en este sentido, Frausto Rodríguez aseguró que "es gente protegida de Dios o bien porque crean anticuerpos al mezclarse con la basura, sin embargo, es una actividad riesgosa, pero digna, en lugar de que anden de rateros".

No hay enfermos por Covid-19 en su grupo, no obstante, pide un estudio para observar si hay gente contaminada o bien para que algunos de ellos tengan acceso constante a los servicios de salud, pues anteriormente se les veía como apestados.

"Debemos tomar en cuenta que se trata de gente que habita en colonias proletarias o polígonos de pobreza extrema, la cual alguna, hasta carece de servicios como energía eléctrica y que aún tienen letrinas para defecar".

Y aun cuando se trate de gente que vive en la marginación y con un trabajo de alto riesgo, para ellos es percata minuta, porque lo único que buscan es sobrevivir a falta de otras oportunidades, producto de la pobreza o los cambios sociodemográficos.

A diferencia de otros años, hoy, los menores de 15 años que trabajaban con permiso de sus padres siguen impedidos a entrar por la pandemia y porque las enfermedades en la piel estuvieron al orden del día en la recolecta de la basura reciclable en tiempo de calor.

El dirigente de la Focep, dijo que muchos funcionarios ignoran que la basura se puede convertir en composta para mejorar los suelos y que los lugares de transferencia de basura en la ciudad son nocivos.

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