Saltillo, Coahuila.- Oziel tiene casi 4 años sin poder ver a su hijo, no sabe cómo es emocionalmente, no sabe a qué hora se levanta ni a qué hora se duerme, qué le gusta comer o a qué le gusta jugar. Se lo robaron, su madre y el Sistema de Justicia en el Estado, quienes le impidieron ser parte de su infancia, le arrebataron momentos, vivencias y la oportunidad de ser parte de su desarrollo, ahora lo único que espera es verlo y, más que dar explicaciones por el tiempo perdido, darle un abrazo que le deje en claro todo el amor que le tiene.
La noche del 30 de octubre del 2009 que la vida de Oziel Cambió. Tenía 23 años cuando Laura, su ex pareja, que es un año mayor que él, le dijo que estaba embarazada, que iba a ser papá. Un cumulo de emociones se apoderaron de él, pero todo se resumió en una: felicidad.
Aunado a esta emoción llegó la preocupación de un embrazo no planeado, en primera instancia fue cómo decirles a sus papás y a los papás de Laura, los gastos que implica el periodo de gestación, como las consultas, vitaminas y todo lo necesario para ver por su hijo y su pareja, el salir de su casa y conseguir lo necesario para formar un hogar, una familia.
Sin embargo, supo sobrellevar las cosas y consiguió todo lo necesario para hacerse cargo y ver por su pareja y por su hijo, pese a que durante el embrazo su pareja tomó la decisión de quedarse en casa sus padres, lo que limitó a Oziel ser parte del proceso de gestación de su hijo, a pesar de que en repetidas ocasiones él le pidió que se fueran a vivir juntos.
Oziel piensa que esto se debió a la influencia de Yolanda, la madre de Laura, quien desde que se enteró del embrazo dijo que Oziel no iba poder darle lo necesario a su hija, a pesar de que él tenía un trabajo estable y bien remunerado. Siempre se le hizo menos.
Pero esto no lo hizo desistir y el 7 de mayo del 2010 los malos ratos se borraron, momentáneamente, ese día nació su hijo, Oziel Emiliano, ese día -recuerda- conoció el significado del amor.
“Ha sido lo mejor que he sentido, luego dicen que uno siente el verdadero amor hasta que ve a los hijos y si es verdad. De hecho, lo tengo grabado en video, siempre procuro tener una cámara de video, y lo vi, volteo a ver al pelao, vi sus ojos, nos vimos, no sé, es indescriptible, pero es una emoción fuerte”
Al nacer su hijo le fue entregado el certificado de nacimiento, pero ya que su pareja se fue nuevamente a casa de sus padres, estos lo registraron sin sus apellidos, sin que se hicieran saber.
Recuerda que no fue hasta que Laura tuvo un problema familiar que ella decidió irse a vivir con él y se dio cuenta que no estaba registrado con sus apellidos, por lo que inició el proceso para cambio de nombre que consiguió luego de unos meses.
Sin embargo, solo estuvieron juntos durante seis meses, ya que problemas de comunicación los llevaron a separarse, aunado a que -comenta-, la madre de su pareja siempre estuvo interfiriendo en su relación.
Desde entonces comenzó un proceso legal para la guardia y custodia de su hijo, que a 10 años de haber iniciado le ha costado cerca de medio millón de pesos, en abogados, ampraros para poder verlo, copias de documentos y demás requisitos que solicitan en los juzgados de lo familiar.
“Ahorita estoy consciente de que ya me perdí su infancia, ya es un pre adolescente, sé que ya no voy a poder influir en su vida, yo quería enseñarle muchas cosas, a defenderse y que esta vida es de la gente atrevida, darle seguridad”
Para Oziel no sirve el Sistema de Justicia, considera que no es equitativo. Cumple con los pagos de la pensión alimenticia, a una cuenta de los Juzgados de lo Familiar, pero la madre de su hijo no lo lleva a las convivencias y no hay un organismo que regule eso, por lo que se ha quedado esperando en los juzgados y en las oficinas de la PRONNIF para poder ver a su hijo.
Incluso, cuando el pequeño Oziel Emiliano cumplió cuatro años era día que le tocaba convivencia, así que llevó pastel, juguetes e incluso contrató al personaje de Iron Man para celebrar con su hijo, pero jamás llegó, se quedó con el pastel, con los regalos, con la vergüenza que sintió, con el coraje, pero con una profunda tristeza por no poder verlo, abrazarlo.
"Las leyes de Coahuila están hechas, diseñadas para las mamás, digo hay mamás que sí lo merecen, pero como es mi caso creo que también hay personas, mamás que se aprovechan de esa situación, de que la ley de Coahuila está muy enfocada a la mujer, a defender a la mujer, a uno como hombre no te dan el beneficio de la duda...”
Todo esto le costó a Oziel estabilidad emocional, ya que señala que a partir de esto se convirtió en una persona impaciente, durante años se mantuvo soltero, pues consideraba que no podía tener una relación porque este proceso le consumió gran parte de su juventud.
Ahora tiene 35 años y cada mañana se levanta con la incertidumbre de cómo estará su hijo, sabe que está en algún lugar de Saltillo con su mamá, pero no sabe si está bien, si ya comió, si usa cubrebocas, si no le ha dado Covid-19, imagina eso y más antes de comenzar su día, pero relató que tiene que seguir con su vida y demostrarle a su hijo, a él y a su pareja que continuará con su vida, que sí seguirá esperando y que anhela que en un futuro, cuando su hijo sea mayor, poder buscarlo y abrazarlo y tratar de explicarle que siempre quiso verlo, que siempre recordó su cumpleaños y que hizo hasta lo imposible por estar con él y siempre deseó pasar un día del padre a su lado; pero que las leyes no le favorecieron, a pesar de las múltiples evaluaciones psicológicas en donde determinaron que no era una persona violenta y que determinaron que no era una mala influencia para su hijo, sino todo lo contrario.
