Torreón, Coahuila.- Más que el dolor físico, saber que diste positivo al Covid-19 es toda una zozobra, una opresión en el pecho, angustia, tristeza e inquietud de temerle a algo que no se puede ver; una situación “horrible”, definió una paciente de 38 años de edad, originaria de Torreón, Coahuila, hoy libre de Covid-19.
Por cuestiones de su seguridad laboral decidió omitir su nombre; la mujer, quien padece hipertensión, comenzó con síntomas el 26 de marzo: fiebre de 39 grados, dolor muscular y diarrea, después de cinco días la dificultad para respirar se hizo presente.
Desde que se sintió mal acudió al médico, sin embargo, solo le dio medicamento para tratar una gripe y no mejoró, con el paso de los días y las molestias presentes fue a urgencias del Hospital General de Zona Medicina Familiar Nº 18 de la ciudad, donde la trasladaron al área de enfermedades respiratorias por una posible neumonía.
Por los síntomas que presentaba, “me tomaron la prueba del Covid-19 y me mandaron a la Clínica 71 en una ambulancia, ya de ahí me quede 12 días completamente aislada”, contó la entrevistada.
Dentro de una habitación, completamente para ella sola, pasó los días conectada al oxígeno de puntillas, la cual consiste en unas estructuras simples y pequeñas que se colocan en la nariz y van unidas a una tubería mediante la cual pasa el oxígeno.
Los primeros tres días fueron los más difíciles, no se podía ni levantar de la cama, su alimentación era a base de suero y la ansiedad aumentaba por las noches, “me empezaba a doler mucho el pecho, incluso, me daban un cuartito de pastilla para dormir”, manifestó.
“Lo más difícil es no tener comunicación con nadie”, señaló la mujer, su principal miedo era no saber cómo estaba su madre hipertensa y diabética, su hermana embarazada y sus sobrinos, con quienes había convivido en días anteriores; por fortuna salieron negativos en las pruebas.
Después de salir del hospital, se tuvo que aislar 14 días en su casa, al finalizar, el 28 de abril se realizó la prueba, pero volvió a salir positiva, así que duró 14 días más aislada, fue hasta el 19 de mayo que el IMSS le otorgó su alta y prueba negativa.
Ahora tiene que empezar a ver su vida normal, con las medidas de prevención, pero es algo que le sigue costando desde que salió del hospital, el temor es muy grande, cuando sale al supermercado o al hospital regresa a su casa dejando la ropa en un cesto, bañándose y lavando todo con cloro.
Para todos aquellos que creen que no existe el Covid-19, les pidió reflexionar y dejar de cuestionar, es difícil porque estamos acostumbrados a un estilo de vida, pero ahora lo más importante es la salud, “a mí me fue bien gracias a Dios, yo ahorita lo estoy contando, pero hay mucha gente que no”.
Por último, quiso agradecer a sus enfermeros, Paty y Baltazar, por su amabilidad, su trato y atención excepcional, así como al doctor Avilio Martínez, quien le regaló un libro para que se distrajera en sus días de aislamiento; “recuerda que el estar aislado no es estar solo”, fue la dedicatoria que la animó a seguir luchando y no desanimarse.
