/ lunes 6 de abril de 2020

El uso de cubrebocas, ¿es necesario?

Dalila Mesta, gomezpalatina radicada en Corea del Sur nos comenta

Dalila Mesta Saucedo es hija de una familia gomezpalatina. Sus padres Ema y Arturo son maestros jubilados y precursores de la educación en sus hijos; es por eso que está en Daegu, Corea del Sur desde el 2015 y su hermana Lesly en Estados Unidos estudiando una maestría. Su hermano Arturo, es el único que por motivos de salud se encuentra con sus padres viviendo en Gómez Palacio, donde tienen una ferretería.

En nuestros días, la aparición del coronavirus y sus efectos ha llevado a pensar no solo a los compatriotas, sino a todo el mundo, que se trata de una cortina de humo y que las medias que se toman son extremas, sin embargo, Dalila nos comparte sus experiencias vividas en un país donde están casi saliendo del problema.

Dalia trabaja en una empresa Multinacional de exportación de herramientas y nos comenta la importancia de usar cubrebocas, “Las mascarillas ayudan a no esparcir el virus y en este punto eso es lo más importante ya que nadie sabe si está o no está infectado”.

Recuerda que fue el 16 de enero cuando se comenzaron los rumores del virus; ellos no lo veían cercano, sin embargo 4 días después, ya había en Corea una persona infectada. Se trataba de un residente chino.

Para el 28 de enero, regresaron a trabajar después del año nuevo Chino y el virus ya tenía mucha popularidad; el gobierno emitía medidas preventivas y ya había 4 pacientes en mejoría.

Al día siguiente en la empresa que labora les dotó de 10 mascarillas por persona, anunciando que si alguien tenía síntomas era obligatorio usarlas, además de extremar el lavado de manos constantemente.

Para la primera quincena de febrero, los pacientes ya comenzaban a mejorar tras cumplir cuarentenas en casa. En la empresa donde Dalila trabaja envían de regreso a casa a los trabajadores de China y la dotación de mascarillas se reduce a 5 por persona.

Ella recuerda, “El equipo de salud de la empresa decide hacer un donativo a nuestra sucursal en China y enviar las mascarillas que teníamos en stock para el uso de nosotros”.

Además de esas acciones se les exige que no salgan de sus casas, ni participar en reuniones con más de 10 personas; en las calles, 6 de 4 comienzan a usar los cubrebocas. Para el 18 de febrero el paciente número 31 apareció en Daegu y es un miembro de la iglesia Shincheonji. “Se dio a conocer que era una mujer y que estuvo en contacto con más de 2000 personas en las reuniones de su iglesia, en una boda y un hospital”.

Tan solo 24 horas después, la cifra de enfermos en Daegu subió a 104 confirmados, “Recuerdo que todos manteníamos la calma, pero día a día se sabía que la paciente 31 había estado en contacto con más personas de la que había mencionado. El departamento de recursos humanos de la empresa donde yo trabajo dio a conocer la ruta de la paciente 31”.

Por ese motivo les avisaron que si habían estado en alguno esos lugares abandonaran la empresa inmediatamente. Y señala, “El día 21 de febrero iniciamos la cuarentena. Yo tenía un poco de miedo y quería confortar a mi familia que estaba al otro lado del océano”.

En Daegu comenzaron las compras de pánico por comida, ”Lamento decir que aquí nadie llevaba papel higiénico. Al entrar al centro comercial todo ordenado nadie corriendo o arrebatándose las cosas; pero podías sentir el pánico, ver en los ojos de los demás la angustia de las personas. Nadie quería tocar a nadie y tratabas de avanzar lo más rápido posible. Esta fue la primera vez que yo vi anaqueles vacíos en Corea”.

Las compras principales en ese país eran de arroz y ramen en grandes cantidades, “Yo tome lo necesario para un fin de semana porque me urgía salir de ese lugar. Pero para el 23 de febrero ya había 600 casos confirmados y se decidió cerrar las escuelas y todo lo no necesario en la vida de los coreanos”.

En su centro de trabajo todos los días les tomaban la temperatura en la mañana y en la tarde y les dieron más mascarillas, “Quiero hace hincapié en este punto, las mascarillas se agotaron y eso que no son baratas. Los vuelos que entran y salían de la ciudad se cancelaron y por las noticias sabíamos que más de 100 países restringían la entrada a personas provenientes de Corea”.

Dalila cumplió 28 años el 2 de marzo, pero ese día no pudo celebrar. “Todo el mundo estaba en casa. Además en mi trabajo dividieron en dos grupos a todo el personal, la mitad se quedó en ese edificio y el resto se fue a otras instalaciones, “Nos pidieron preparar todo nuestro trabajo en caso de un paro nacional. Esa semana fue muy difícil las alarmas del gobierno, porque avisaban más pacientes enfermos, 3000, 4000, 6000 y 7000. Y solo nos preguntábamos, ¿Cuándo va a parar esto?”.

“Los miembros de la iglesia hicieron una conferencia de prensa para pedir disculpas y ofrecieron 12 millones de dólares en compensación. El gobierno no aceptó el dinero y pidió mejor que sus miembros para salir de la contingencia”.

El 5 de marzo tuvo que salir a la oficina de inmigración para recoger su visa, “La gente salía a las calles con bolsas de platico en la cabeza y en el caso de los inmigrantes estaban entregándose voluntariamente para que los regresaran a sus países por el miedo a al virus, cuando semanas atrás suplicaban que se las renovaran”.

Para la primera quincena de marzo las cosas comenzaron a mejorar, “Ya solo teníamos 74 casos diarios, el menor número de casos positivos desde que el virus se expandió; al día a día la gente regresa a la normalidad a trabajar y el gobierno no deja de tomar las medidas necesarias en los aeropuertos y trabajos”.

Apuntó que el gobierno en ese país puso un sistema para la compra de mascarillas por medio de fechas de nacimiento. “A las empresas que fabrican cubrebocas se les prohibió exportar sus productos y ponerlos a disposición del consumo nacional”.

El regreso a clases está contemplado oficialmente para el 6 de abril; y si un habitante del país sale positivo, el gobierno asumirá todos los gastos de tratamientos y se les está dando seguimiento de los extranjeros que entran al país. “La situación del COVID 19 en Corea del Sur, empieza a mejorar para el 17 de marzo”.

Del 18 al 27 de marzo, la venta de mascarillas se normaliza y el gobierno pone la venta de éstas con un sistema tipo hoy no circula. Dependiendo del último dígito del cumpleaños, solo se pueden comprar los dos cubre bocas disponibles por persona. “La gente se comenzó acostumbrar a la idea de salir a la calle con cubre bocas, además el gobierno anuncio el uso de mascarilla como obligación”.

Marzo está expirando pero la sensación de pánico desaparece en los habitantes de Daegu, “Estar en las calles ya no es un problema y muchos establecimientos abren sus puertas con la única condición que debes de tener cubre bocas para poder acceder”.

“En Corea la primavera llegó y los arboles de cereza están en su mejor punto, el panorama no se ve tan mal, el día a día es más tranquilo y ya me he acostumbrado a estar en casa”.

En la empresa en la que labora, los han separado a la hora de comer con cartón, “Ya no podemos ni vernos a la cara. No sé si fue una medida muy extrema pero pues al final de dos días pude ver en el cartón muchas gotitas de comida y ahora me pregunto cuando estamos comiendo juntos esas gotitas iban a parar a los platos de los demás”.

Después de un largo confinamiento, salió a cenar unas amigas que hacía un mes no las veía. “Salgo de mi casa y el pensar en subirme a el transporte público me genera conflicto así que decido mejor caminar 1 hora y 30 minutos hasta el centro de la ciudad”.

“Al encontrarnos solo agitamos nuestras manos y sabemos que estamos bien, buscamos un restaurante que se vea ´limpio’ que el staff tenga cubre bocas. Pero lo que más me sorprendió, fue el número de personas afuera la ciudad un viernes a las 10 de la mañana. Creo que no soy la única que se cansó de estar en su casa”.

El 27 de marzo les anunciaron que la economía no está como esperaban, así que les recortaron 5 días laborales en un período de 2 semanas, “Solo nos pagarán un porcentaje de nuestro salario estos días. Yo estaba tan sorprendida por que solo nos están recortando los días y aun así nos pagarán, digo en México lo más fácil es correr a sus trabajadores”, lamentó.

Ha tenido 3 días inhábiles y hace una reflexión, “No es lo mismo estar en tu casa por gusto que por obligación. Hoy 3 de abril no sé qué va a pasar en el futuro, solo les digo que se cuiden y que se queden en su casa”.

Dalila Mesta Saucedo es hija de una familia gomezpalatina. Sus padres Ema y Arturo son maestros jubilados y precursores de la educación en sus hijos; es por eso que está en Daegu, Corea del Sur desde el 2015 y su hermana Lesly en Estados Unidos estudiando una maestría. Su hermano Arturo, es el único que por motivos de salud se encuentra con sus padres viviendo en Gómez Palacio, donde tienen una ferretería.

En nuestros días, la aparición del coronavirus y sus efectos ha llevado a pensar no solo a los compatriotas, sino a todo el mundo, que se trata de una cortina de humo y que las medias que se toman son extremas, sin embargo, Dalila nos comparte sus experiencias vividas en un país donde están casi saliendo del problema.

Dalia trabaja en una empresa Multinacional de exportación de herramientas y nos comenta la importancia de usar cubrebocas, “Las mascarillas ayudan a no esparcir el virus y en este punto eso es lo más importante ya que nadie sabe si está o no está infectado”.

Recuerda que fue el 16 de enero cuando se comenzaron los rumores del virus; ellos no lo veían cercano, sin embargo 4 días después, ya había en Corea una persona infectada. Se trataba de un residente chino.

Para el 28 de enero, regresaron a trabajar después del año nuevo Chino y el virus ya tenía mucha popularidad; el gobierno emitía medidas preventivas y ya había 4 pacientes en mejoría.

Al día siguiente en la empresa que labora les dotó de 10 mascarillas por persona, anunciando que si alguien tenía síntomas era obligatorio usarlas, además de extremar el lavado de manos constantemente.

Para la primera quincena de febrero, los pacientes ya comenzaban a mejorar tras cumplir cuarentenas en casa. En la empresa donde Dalila trabaja envían de regreso a casa a los trabajadores de China y la dotación de mascarillas se reduce a 5 por persona.

Ella recuerda, “El equipo de salud de la empresa decide hacer un donativo a nuestra sucursal en China y enviar las mascarillas que teníamos en stock para el uso de nosotros”.

Además de esas acciones se les exige que no salgan de sus casas, ni participar en reuniones con más de 10 personas; en las calles, 6 de 4 comienzan a usar los cubrebocas. Para el 18 de febrero el paciente número 31 apareció en Daegu y es un miembro de la iglesia Shincheonji. “Se dio a conocer que era una mujer y que estuvo en contacto con más de 2000 personas en las reuniones de su iglesia, en una boda y un hospital”.

Tan solo 24 horas después, la cifra de enfermos en Daegu subió a 104 confirmados, “Recuerdo que todos manteníamos la calma, pero día a día se sabía que la paciente 31 había estado en contacto con más personas de la que había mencionado. El departamento de recursos humanos de la empresa donde yo trabajo dio a conocer la ruta de la paciente 31”.

Por ese motivo les avisaron que si habían estado en alguno esos lugares abandonaran la empresa inmediatamente. Y señala, “El día 21 de febrero iniciamos la cuarentena. Yo tenía un poco de miedo y quería confortar a mi familia que estaba al otro lado del océano”.

En Daegu comenzaron las compras de pánico por comida, ”Lamento decir que aquí nadie llevaba papel higiénico. Al entrar al centro comercial todo ordenado nadie corriendo o arrebatándose las cosas; pero podías sentir el pánico, ver en los ojos de los demás la angustia de las personas. Nadie quería tocar a nadie y tratabas de avanzar lo más rápido posible. Esta fue la primera vez que yo vi anaqueles vacíos en Corea”.

Las compras principales en ese país eran de arroz y ramen en grandes cantidades, “Yo tome lo necesario para un fin de semana porque me urgía salir de ese lugar. Pero para el 23 de febrero ya había 600 casos confirmados y se decidió cerrar las escuelas y todo lo no necesario en la vida de los coreanos”.

En su centro de trabajo todos los días les tomaban la temperatura en la mañana y en la tarde y les dieron más mascarillas, “Quiero hace hincapié en este punto, las mascarillas se agotaron y eso que no son baratas. Los vuelos que entran y salían de la ciudad se cancelaron y por las noticias sabíamos que más de 100 países restringían la entrada a personas provenientes de Corea”.

Dalila cumplió 28 años el 2 de marzo, pero ese día no pudo celebrar. “Todo el mundo estaba en casa. Además en mi trabajo dividieron en dos grupos a todo el personal, la mitad se quedó en ese edificio y el resto se fue a otras instalaciones, “Nos pidieron preparar todo nuestro trabajo en caso de un paro nacional. Esa semana fue muy difícil las alarmas del gobierno, porque avisaban más pacientes enfermos, 3000, 4000, 6000 y 7000. Y solo nos preguntábamos, ¿Cuándo va a parar esto?”.

“Los miembros de la iglesia hicieron una conferencia de prensa para pedir disculpas y ofrecieron 12 millones de dólares en compensación. El gobierno no aceptó el dinero y pidió mejor que sus miembros para salir de la contingencia”.

El 5 de marzo tuvo que salir a la oficina de inmigración para recoger su visa, “La gente salía a las calles con bolsas de platico en la cabeza y en el caso de los inmigrantes estaban entregándose voluntariamente para que los regresaran a sus países por el miedo a al virus, cuando semanas atrás suplicaban que se las renovaran”.

Para la primera quincena de marzo las cosas comenzaron a mejorar, “Ya solo teníamos 74 casos diarios, el menor número de casos positivos desde que el virus se expandió; al día a día la gente regresa a la normalidad a trabajar y el gobierno no deja de tomar las medidas necesarias en los aeropuertos y trabajos”.

Apuntó que el gobierno en ese país puso un sistema para la compra de mascarillas por medio de fechas de nacimiento. “A las empresas que fabrican cubrebocas se les prohibió exportar sus productos y ponerlos a disposición del consumo nacional”.

El regreso a clases está contemplado oficialmente para el 6 de abril; y si un habitante del país sale positivo, el gobierno asumirá todos los gastos de tratamientos y se les está dando seguimiento de los extranjeros que entran al país. “La situación del COVID 19 en Corea del Sur, empieza a mejorar para el 17 de marzo”.

Del 18 al 27 de marzo, la venta de mascarillas se normaliza y el gobierno pone la venta de éstas con un sistema tipo hoy no circula. Dependiendo del último dígito del cumpleaños, solo se pueden comprar los dos cubre bocas disponibles por persona. “La gente se comenzó acostumbrar a la idea de salir a la calle con cubre bocas, además el gobierno anuncio el uso de mascarilla como obligación”.

Marzo está expirando pero la sensación de pánico desaparece en los habitantes de Daegu, “Estar en las calles ya no es un problema y muchos establecimientos abren sus puertas con la única condición que debes de tener cubre bocas para poder acceder”.

“En Corea la primavera llegó y los arboles de cereza están en su mejor punto, el panorama no se ve tan mal, el día a día es más tranquilo y ya me he acostumbrado a estar en casa”.

En la empresa en la que labora, los han separado a la hora de comer con cartón, “Ya no podemos ni vernos a la cara. No sé si fue una medida muy extrema pero pues al final de dos días pude ver en el cartón muchas gotitas de comida y ahora me pregunto cuando estamos comiendo juntos esas gotitas iban a parar a los platos de los demás”.

Después de un largo confinamiento, salió a cenar unas amigas que hacía un mes no las veía. “Salgo de mi casa y el pensar en subirme a el transporte público me genera conflicto así que decido mejor caminar 1 hora y 30 minutos hasta el centro de la ciudad”.

“Al encontrarnos solo agitamos nuestras manos y sabemos que estamos bien, buscamos un restaurante que se vea ´limpio’ que el staff tenga cubre bocas. Pero lo que más me sorprendió, fue el número de personas afuera la ciudad un viernes a las 10 de la mañana. Creo que no soy la única que se cansó de estar en su casa”.

El 27 de marzo les anunciaron que la economía no está como esperaban, así que les recortaron 5 días laborales en un período de 2 semanas, “Solo nos pagarán un porcentaje de nuestro salario estos días. Yo estaba tan sorprendida por que solo nos están recortando los días y aun así nos pagarán, digo en México lo más fácil es correr a sus trabajadores”, lamentó.

Ha tenido 3 días inhábiles y hace una reflexión, “No es lo mismo estar en tu casa por gusto que por obligación. Hoy 3 de abril no sé qué va a pasar en el futuro, solo les digo que se cuiden y que se queden en su casa”.

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