Uno de los deportes de los cuales es imposible no enamorarse, es sin duda alguna el beisbol, mejor conocido como el rey de los deportes, el cual a lo largo de la historia nos ha dado cávalas, maldiciones, grandes historias de superación y también historias tristes que van más allá de la imaginación de cualquier escritor.
Tal como la historia de Roberto y el toletero de doble nacionalidad, Jonathan Jones, el cual llegó en 2016 a la pelota de Liga Mexicana de Beisbol para jugar con la novena de Vaqueros Unión Laguna, donde conoció a un pequeño niño, el cual era hijo de Roberto Cota, en ese entonces parte del cuerpo directivo de la novena lagunera, quien desde el primer momento compaginó de maravilla con el pelotero, empezando de esta forma una gran amistad.
Pasaban los días y en Torreón más y más crecía la amistad de Robertito y Jonathan, llegando a confesarle a su padre que era su ídolo por el gran nivel de juego y porque su nombre parecía el de un pirata. Pero por razones del beisbol, la familia Cota, tuvo que emigrar hacía Los Mochis, Sinaloa, separándose esta amistad.
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Pero como si alguna fuerza de otro mundo actuará, el destino y el beisbol volvió a unir a Jonathan Jone con Robertito, ya que ese año fue elegido por Los Cañeros para formar parte del equipo en la Liga Mexicana del Pacífico, razón que puso muy contento ambos, llegando a compartir en varias ocasiones el desayuno y comidas, haciendo la relación más y más fuerte.
Sin embargo la tragedia llegó y fue justamente afuera del estadio de beisbol de Los Cañeros, que una noche Robertito de 10 años de edad, fue arrollado por un automóvil que jamás se percató del niño, después del accidente quedó gravemente herido y tuvo que ser trasladado a un hospital, pero en el trayecto no resistió y encontró el out 27 en su joven vida.
Ante esto, el beisbolista profesional, Jonathan Jones junto a todo el equipo de Los Mochis, se vieron sorprendidos por la noticia e incluso varios compañeros del pelotero, llegaron a afirmar se le veía triste al haber perdido a su más grande admirador. Por su parte el beisbolista le dedicó unas palabras de despedida.
“Mi hermano, José Roberto Cota Fierro. Qué niño tan increíble. No sé por qué querías ir a almorzar conmigo. ¡Yo quería ir a almorzar contigo! Fue un honor conocerte y saber más acerca de ti. Muy inteligente y divertido. Siempre haré lo mejor que pueda para hacerte sentir orgulloso y poder seguir siendo tu jugador favorito. Te amo hermano #Zerob121 Descansa en paz”.
Actualmente el jugador, honra al pequeño Robertito, portando en sus uniformes las iniciales JRCF, en honor a la gran amistad que hizo con el niño, aquel niño que un día conoció en Torreón, la vida los separó, el beisbol de nuevo los reunió, pero la muerte los doblegó.
