/ jueves 9 de mayo de 2019

Irma Rangel, madre voleibolista de muchas generaciones

Fundadora del Club GIMA, actual entrenadora del equipo femenil de los Gatos Negros

Torreón, Coahuila.- El deporte va más allá del ejercicio en la duela o en la cancha. En muchas ocasiones, es sinónimo de formación; de forjar el carácter. Se dice que ahí, en la competencia, es donde se conoce a una persona, tal cual es.

La disciplina del voleibol no es ajena a lo anterior. Para la maestra Irma Rangel Delgado, el balón y la red fueron sinónimo de salir adelante. Un estilo de vida.

Nacida en Torreón, en el año de 1951, pasó sus primeros años en la problemática colonia San Joaquín. El ambiente del sector poniente de la ciudad de los grandes esfuerzos no la envolvió, gracias al voleibol. En el deporte, Irma encontró un refugio; mismo, que a la postre, la llevó a torneos regionales, nacionales y a la Selección del país.

Luego de pasar un tiempo en la Ciudad de México, la profesora Rangel regresó en 1975 a La Laguna. Desde entonces, su objetivo fue enseñar el balonvolea a las niñas, para que, dentro de la disciplina, tuvieran mejores opciones; tanto en las universidades, para que fueran becadas, como en la vida misma.

“Ese ha sido siempre mi objetivo hacia el futuro. Desgraciadamente, hoy en día se batalla bastante, nada que ver con las generaciones de antes”.

“Una ya va de salida. He buscado y he tenido muchas satisfacciones de muchas jugadoras y jugadores, porque los veo profesionistas, padres de familia, muy bien encaminados. Es una satisfacción fabulosa”, comenta Irma, en el marco del Día de las Madres.

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Y es que, como una madre para todos sus alumnos ha sido su andar como entrenadora de vóley. En 1988, junto con el Prof. Gildardo López (su esposo), fundó el Club GIMA Torreón, semillero de voleibolistas laguneros. Asimismo, su larga trayectoria ha dejado huella en jóvenes del Club San Isidro, ITESM Campus Laguna, Colegio Cervantes, UAdeC y actualmente en el Instituto Tecnológico de La Laguna.

“Entre mis objetivos está, que si hay buenas jugadoras, tengan la oportunidad de representar a México; como Bibiana Candelas (formada en GIMA) o Yendi Cortinas que jugó Liga Europea (a quien la maestra Irma ‘descubrió’ en la Escuela Primaria Nicolás Bravo)”.

Rangel Delgado es ya jubilada de la docencia en el nivel primaria. Hoy en día, camina un poco por el Bosque Venustiano Carranza, antes de ir al Tec Laguna, donde aún labora, sacando adelante a las muchachas del equipo de voleibol. Por la tarde-noche, parte hacia la Unidad Deportiva Torreón para continuar con su actividad en el Club GIMA, hasta las 21:30 horas que termina su jornada.

“Como entrenadora, tienes muchos hijos. A todos debes de entenderlos, comprenderlos y ayudarlos para que no se enfrasquen en los problemas. A veces les falta que les platique uno y los haga ver que un problema tiene solución. Somos madres de demasiados hijos”, señala.

“Me doy cuenta, de muchos alumnos, cómo les va y que están bien. Tengo exalumnas que no se han olvidado de mí, me hablan, se reúnen en mi casa, cenan, platican sus anécdotas de cuando las entrenaba yo. Jugadoras que están fuera de Torreón me llaman, platican conmigo y a veces las veo en algunos torneos”.

En casa, es mano dura; como madre y como abuela. Les exige a sus hijos para que ellos también puedan salir adelante en su profesión e igualmente en el ambiente deportivo. Prácticamente siguen su trayectoria. Ese legado, para ella, relata, ha sido lo mejor y es lo ideal. Es Irma Rangel Delgado, mujer mexicana, lagunera, realizada; digna de reconocer en este Día de las Madres.

Torreón, Coahuila.- El deporte va más allá del ejercicio en la duela o en la cancha. En muchas ocasiones, es sinónimo de formación; de forjar el carácter. Se dice que ahí, en la competencia, es donde se conoce a una persona, tal cual es.

La disciplina del voleibol no es ajena a lo anterior. Para la maestra Irma Rangel Delgado, el balón y la red fueron sinónimo de salir adelante. Un estilo de vida.

Nacida en Torreón, en el año de 1951, pasó sus primeros años en la problemática colonia San Joaquín. El ambiente del sector poniente de la ciudad de los grandes esfuerzos no la envolvió, gracias al voleibol. En el deporte, Irma encontró un refugio; mismo, que a la postre, la llevó a torneos regionales, nacionales y a la Selección del país.

Luego de pasar un tiempo en la Ciudad de México, la profesora Rangel regresó en 1975 a La Laguna. Desde entonces, su objetivo fue enseñar el balonvolea a las niñas, para que, dentro de la disciplina, tuvieran mejores opciones; tanto en las universidades, para que fueran becadas, como en la vida misma.

“Ese ha sido siempre mi objetivo hacia el futuro. Desgraciadamente, hoy en día se batalla bastante, nada que ver con las generaciones de antes”.

“Una ya va de salida. He buscado y he tenido muchas satisfacciones de muchas jugadoras y jugadores, porque los veo profesionistas, padres de familia, muy bien encaminados. Es una satisfacción fabulosa”, comenta Irma, en el marco del Día de las Madres.

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Y es que, como una madre para todos sus alumnos ha sido su andar como entrenadora de vóley. En 1988, junto con el Prof. Gildardo López (su esposo), fundó el Club GIMA Torreón, semillero de voleibolistas laguneros. Asimismo, su larga trayectoria ha dejado huella en jóvenes del Club San Isidro, ITESM Campus Laguna, Colegio Cervantes, UAdeC y actualmente en el Instituto Tecnológico de La Laguna.

“Entre mis objetivos está, que si hay buenas jugadoras, tengan la oportunidad de representar a México; como Bibiana Candelas (formada en GIMA) o Yendi Cortinas que jugó Liga Europea (a quien la maestra Irma ‘descubrió’ en la Escuela Primaria Nicolás Bravo)”.

Rangel Delgado es ya jubilada de la docencia en el nivel primaria. Hoy en día, camina un poco por el Bosque Venustiano Carranza, antes de ir al Tec Laguna, donde aún labora, sacando adelante a las muchachas del equipo de voleibol. Por la tarde-noche, parte hacia la Unidad Deportiva Torreón para continuar con su actividad en el Club GIMA, hasta las 21:30 horas que termina su jornada.

“Como entrenadora, tienes muchos hijos. A todos debes de entenderlos, comprenderlos y ayudarlos para que no se enfrasquen en los problemas. A veces les falta que les platique uno y los haga ver que un problema tiene solución. Somos madres de demasiados hijos”, señala.

“Me doy cuenta, de muchos alumnos, cómo les va y que están bien. Tengo exalumnas que no se han olvidado de mí, me hablan, se reúnen en mi casa, cenan, platican sus anécdotas de cuando las entrenaba yo. Jugadoras que están fuera de Torreón me llaman, platican conmigo y a veces las veo en algunos torneos”.

En casa, es mano dura; como madre y como abuela. Les exige a sus hijos para que ellos también puedan salir adelante en su profesión e igualmente en el ambiente deportivo. Prácticamente siguen su trayectoria. Ese legado, para ella, relata, ha sido lo mejor y es lo ideal. Es Irma Rangel Delgado, mujer mexicana, lagunera, realizada; digna de reconocer en este Día de las Madres.

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