Torreón, Coahuila. – Seis títulos, dos estadios y 37 años después, Santos Laguna se ha encargado poco a poco de ganar un lugar en el futbol mexicano, dando muestra del adn lagunero en cada juego, en más de tres décadas los Guerreros han lidiado grandes batallas y episodios grises, superando cada momento inspirado y motivado por el calor de la afición lagunera que cada domingo no se ha cansado de vitorear y apoyar a su equipo.
El club albiverde cumple este viernes 4 de septiembre 37 años de fundación, años en los cuales ha vivido infinidad de cosas que han medido la fidelidad de su afición, dejando en claro que siempre están con la playera bien puesta.
La historia en sus primeros 10 años, los llevó a adaptarse al futbol mexicano, a medirse contra los otros equipo y a ir asimilando la realidad del futbol mexicano, buscando proyectos claros que pudieran consolidar el proyecto y finalmente fue en la temporada 1993-94, que la franquicia llegaba a su primera final del futbol mexicano, una franquicia relativamente, el resultado no fue el esperado y tuvieron que conformarse con el segundo lugar, pero la prueba no era ganar, era conocer y disfrutar.
Para 1996, se jugaban por primera vez torneos cortos, el primero de ellos el de invierno, y para ese certamen el equipo contaba con un plantel seguro y solida en cada línea de juego, estandartes como Ramón Ramírez, Benjamín Galindo, Francisco Gabriel de Anda, Héctor Adomaitis, Gabriel Caballero y Jared Borgetti, encontraron en las riendas de Alfredo Tena, un camino favorable, un proyecto que se consolidó y que les permitió llegar a otra final del futbol mexicano, el rival, el equipo de la década, Necaxa, un equipo que hasta ese momento contaba con jugadores de primer nivel y con muchos elementos de Selección Nacional, sin embargo, el 22 de diciembre de ese año, el destino y el buen futbol de los Guerreros, dio frutos y con un gol que quedó para la historia del club, Jared Borgetti coronaba una temporada de ensueño que culminó con la obtención del primer titulo de la franquicia.
El tiempo pasó y de aquel equipo pocos elementos quedaron, solo quedaba el juvenil Jared Borgetti, en torno a él se configuró a un equipo que buscaba volver a la gloria del futbol, entró el nuevo milenio y con eso una nueva oportunidad para hacer historia, el rival en turno una maquina infernal, los Diablos Rojos del Toluca, y en aquel ferviente final del verano 2000, los Guerreros sufrieron un revés que jamás se imaginaron, perdiendo al final ante el Toluca por marcador global de siete goles a uno.
Segunda estrella
Finalmente esa generación de jugadores que sufrieron la pletórica derrota ante Toluca, tuvieron se revancha de la mano guiados ahora por Fernando Quirarte, quien tomó al equipo y basó sus esperanzas un sobrio medio campo y una portería segura, pero más aún, en un dinámico ataque conformado por Rodrigo Ruiz y Jared Borgetti, quienes rápido se adecuaron y se entendieron y finalmente en el verano del 2001, ante los Tuzos del Pachuca llegó el segundo campeonato.
Después de esos años, vinieron momentos turbios para la franquicia joven y quien hasta en ese momento ya se había ganado el cariño de La Laguna, pues desde el 2003 entró en problemas administrativos y cambios de dueño, polémica que se arrastró por varias campañas y en 2007 tuvo que enfrentar el abismo del descenso, sin embargo, entró al rescate grupo Modelo y realizó una fuerte inversión en el plantel, viendo una camada de seis refuerzos de consideración, logrando el principal objetivo evitar el descenso, y para el siguiente año, encabezados por Daniel Guzmán y liderados por hombres como Matías Vuoso, Daniel Ludueña, Christian Benítez y Oswaldo Sánchez, una tarde calurosa de mayo del 2008, vencieron a Cruz Azul para levantar su segundo campeonato del futbol mexicano.
Esa generación siguió marcando tendencia en el futbol mexicano basado en un juego dinámico y contundente, por lo que en 2010, el Santos se enfrentó a un reto que muy pocos equipos han logrado, llegar a dos finales consecutivas, sin embargo, ambos fueron tragos amargos para el equipo, ya que de nueva cuenta Toluca los dejaba en el camino en tanda de penales y en el apertura 2010, Monterrey los doblegaba en su casa.
Ese año fue duro y midió la fuerza al interior del plantel y más de los aficionados, quienes exigían un equipo altamente competitivo y sobretodo sanar esas heridas que estaban abiertas, el remedio traer gente de casa a encabezar el proyecto, Benjamín Galindo era nombrado entrenador, y finalmente en el clausura 2012, esa generación de la que quedaban Oswaldo Sánchez, Juan Pablo Rodríguez y Fernando Arce, encontró a un lagunero que se ganó el corazón de la afición, Oribe Peralta, quien junto a Darwin Quintero dieron un buen partido eliminando en semifinales a Tigres y en la gran final doblegando a los Rayados de Monterrey, así llegaba la cuarta estrella.
Ese mismo semestre Peralta se iba con la Selección de México a disputar los Juegos Olímpicos y ante todo pronóstico lograron arrebatarle a Brasil la medalla de oro, para así ganar el máximo logró del futbol mexicano, años después ese último gran ídolo santista partió hacía las Águilas del América.
El tiempo voló, y desde ese 2012 hasta el 2015 pasaron varios entrenadores, pues el proyecto santista no encontraba solidez y de nueva cuenta se vivieron años grises para el equipo albiverde, pero fue en 2015, teniendo en el banquillo a Pedro Caixinha, que de nueva cuenta el equipo volvió a estar en los lugares acostumbrados, y entrando de último momento a la liguilla, los Guerreros lograron llegar a una final más y enfrentar en esa ocasión a los Gallos Blancos del Querétaro, duelo que en la ida se definió con un buen juego disputado por los Guerreros al marcar en cinco ocasiones y posteriormente levantar su quinto título del futbol.
Caixinha se fue, el arquero Agustín Marchesin le rompió el corazón a la afición santista y pasó a jugar para el América y de nueva cuenta vinieron tiempos grises, pero que para 2018, con una base de experiencia en Jonathan Orozco, José Juan Vázquez, Carlos Izquierdos y en la delantera Julio Furch y Djaniny Tavares, entrenados por Robert Dantes Siboldi, los Guerreros rompieron la maldición de no vencer al Toluca en una final y con un buen juego disputado en el Nemesio Diez, los Guerreros se impusieron para levantar su sexta estrella.
Han pasado 37 años de muchas emociones, de muchos gritos de gol, de lágrimas de la afición, de gritos de desesperación, de errores, de aciertos, de alegrías y de tragedias, de grandes jugadas y de grandes goles, pero sobre todo han pasado 37 años de un equipo que ha necesitado de poco tiempo, para trascender en la historia.
