Lerdo, Durango.- El diestro español, Enrique Ponce triunfó en la Plaza de Toros Alberto Balderas, con tres orejas y un rabo; dejó un grato sabor de boca en un coso repleto de aficionados taurinos que esperaron pacientes su regreso a La Laguna. José Mauricio se adjudicó dos orejas en su primer astado de la tarde y deleitó con su clase y entrega.
La tarde de este 8 de febrero quedará escrita con letras de oro en la memoria y los corazones de la comunidad taurina de la Comarca Lagunera, Enrique Ponce y José Mauricio, entregaron esencia, arte y estilo en el ruedo. El coso de la calle Chihuahua fue un hervidero de aplausos y olés ante una catarsis hambrienta del buen toreo.
LA LIDIA
El diestro español, recibió a su primer astado de la tarde, “Buena Suerte”, un ejemplar en color oscuro con buena presencia. La cuadrilla de banderillas, tuvieron una buena aparición al cumplir con el cometido e sus cuatro banderillas.
Enfundado en su traje de luces color rosa mexicano y oro, Ponce, destelló clase y categoría, deleitó a los laguneros desde su aparición en el ruedo, embelesó a un Buena suerte que estuvo dispuesto a cooperaron con el español para entregar una buenaderna lidia en el coso de la calle Chihuhua.
Bastaron los primeros muletazos para darse cuenta de la calidad del toro propiedad de la ganadería de Arturo Gilio y así augurar una tarde emblemática. En la suerte suprema, Enrique Ponce no puede ser más perfecto que lo que mostró este sábado por la tarde, así, a secas, en las primeras oportunidad selló una actuación que quedará escrita con letras de oro de la tauromaquia en la Comarca Lagunera. Así, el diestro español, cortó su primera oreja de la tarde en la Alberto Balderas.
El Marcoa de 475 kg propiedad de la ganadería de Arturo Gilio, fue el segundo astado para el diestro español, la cuadrilla de banderilleros nuevamente cumplió con la encomienda y pusieron el toro a tono para la lidia del torero de clase mundial.
Con derecha y con la izquierda, Ponce llevó a su toro a donde él quiso, El Marcoa, solícito a lo que el diestro le requería durante la faena fue presa fácil de un estilo único en el capote, Ponce dictó y redactó el guión de una tarde memorable y fascinante cerca de la suerte suprema. El diestro tuvo la atención de pedirle al respetable su aprobación de mata o no, a lo que el público se negó. En la siguiente, Ponce tomó la iniciativa y se tiró a matar para ser acreedor a dos orejas y un rabo y así sellar su participación en Lerdo de manera magistral y triunfante.
JOSÉ MAURICIO
Vinatero, color negro cenizo, de 497 kgs de Boquilla del Carmen, buena presencia y sobre todo embiste; fue el primer astado para el triunfador de la Plaza México José Mauricio, quien de inmediato hizo conexión con el público lagunero. La cuatro banderillas fueron bien asestadas por la cuadrilla de José Mauricio, quien retorna a los ruedos de después de cinco años de inactividad.
Con sendos capotazos y verónicas, José Mauricio no escatimó en esfuerzos para mantener a Vinatero en el centro del ruedo, fue magistral la lidia del matador. El torero de estirpe y clase, lo derrocha todo en cada coso que ha pisado, prueba de ello es la exactitud milimétrica en la suerte suprema, el acero entró hasta donde José Mauricio lo planeó. Dos orejas, sin objeción alguna. José Mauricio etiquetó esta corrida como una de las más exquisitas que se han suscitado en la Alberto Balderas.
Algodonero fue el último toro de la tarde, con 547 kg en canal, color negro, mostró embiste y arrojo. Enfundado en su traje de luces color gris, José Mauricio al ritmo de la banda musical del Instituto Gómez Palacio partía del centro del ruedo en toda su circunferencia dominando el escenario central, muletazo tras muletazo fue metiendo a Algodonero a su terreno. José Mauricio entregó arrojo y clase y en la suerte suprema no decepcionó a nadie, con acero en mano despidió de un solo estoque a Algodonero pero no le alcanzó para cortar orejas ni rabos.