El 3 de mayo en diferentes países de habla hispana se festeja el conocido como “Día de la Santa Cruz”, “La Cruz de mayo” o “Fiesta de Cruces”, una tradición popular que tiene sus orígenes desde tiempos antiguos en Jerusalén.
En muchos lugares, sobre todo de España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Perú, Argentina, Colombia, Venezuela y México las personas adornan las cruces con flores, realizan procesiones, bailes o se venera el madero en lugares visibles para toda la población.
De acuerdo con el sitio especializado en temas de la religión católica aciprensa, la tradición se remite al siglo IV (alrededor del año 326), cuando el pagano Constantino I “El Grande” tenía que enfrentar una batalla contra el perseguidor Majencio.
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Fue el historiador Eusebio de Cesárea (263 – 339) quien hace referencia a lo anterior y a que la noche anterior al evento Constantino tuvo un sueño en el que vio una cruz luminosa en los aires y además escuchó una voz rezar: “Con este signo vencerás”.
Así pues, antes de empezar la batalla mandó colocar la cruz en diversas banderas de los batallones y exclamó: “¡Confío en Cristo, en quien cree mi madre Elena!”. La victoria de la batalla fue total para Constantino, quien a la postre llegó a ser emperador y dio la orden de que cesara la persecución a los cristianos.
Después, Santa Elena, madre del emperador fue a Jerusalén a buscar la Santa Cruz, es decir, aquella en la que murió Cristo, lo que consiguió tras muchas excavaciones que la llevaron a encontrar una en particular donde se hallaban tres maderos.
Como Elena no tenía manera de saber cuál era la de Cristo optó por comprobarlo con un acto de fe, llevó a una mujer agonizante quien al tocar la primera cruz se agravó más, en la segunda su estado de salud se mantuvo, pero la tercera la llevó a recuperarse.
Enseguida, Santa Elena, algunos fieles e incluso el Obispo llevaron la cruz en procesión por las calles de Jerusalén. En el recorrido dieron con una viuda que había sufrido la pérdida de su hijo; sin embargo, acercaron la cruz y este resucitó.
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Todo lo anterior llevó a que se instaurara el 3 de mayo, por primera vez en el año 326, como el día del hallazgo de la Santa Cruz, fecha en la que también se celebra a los albañiles, quienes en algunas construcciones tienen la costumbre de colocar en lo alto de las fachadas una cruz de madera adornada con flores y/o papel china.
Esta tradición, siguiendo a ADN Cultura, que precisa que la información no puede ser del todo corroborada, se trasladó de las tierras agrícolas, donde en pueblos prehispánicos hacían ceremonias y sacrificios para solicitar buenas cosechas, lo que cambió con la evangelización ibérica que impuso el rezo a la Santa Cruz para pedir por el beneficio de las lluvias.
Con el paso del tiempo, muchos campesinos empezaron a abandonar las cosechas y migraron a las ciudades para desempeñarse como albañiles, mas conservaron sus tradiciones, entre ellas el de encomendarse a la Santa Cruz.
