Torreón, Coahuila.- Nació en Torreón el 3 de enero de 1993, lo bautizaron con el nombre de José Luis Rodríguez Pérez y ahora, a sus 29 años de edad, se llama Aline Rodríguez.
En su infancia, Aline prefirió jugar con las niñas; en el kínder asegura que le gustaba su maestro de educación física y en la primaria se enamoró de su mejor amigo.
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“Desde que recuerdo me sentí afeminada. Soy la mayor de tres hermanas. Yo las cuidaba y, para entretenernos, jugábamos a concursos de belleza. Usábamos el maquillaje y los zapatos de mi mamá, y también las cortinas como ropa. Jugábamos a ser reinas de belleza”.
A los 17 años se vistió públicamente por primera vez de mujer, concursó y ganó el evento de novatos de la preparatoria. A partir de ahí, comenzó a usar ropa femenina de manera más frecuente.
“Me sentí cómoda, porque yo ya sabía que era gay, que me gustaban los hombres y necesitaba buscar la felicidad”.
Al no sentirse bien con el sexo que había nacido, decidió iniciar un proceso y convertirse en transexual: "El travesti es el que se viste, el transgénero es el que ya se operó los genitales y transexuales estamos en proceso, como tratamiento hormonal”.
También está tramitando un acta de nacimiento con su nueva identidad, así como la modificación en la credencial del Instituto Nacional Electoral (INE) y certificados de estudios.
Actualmente Aline se desempeña como operadora de producción en una fábrica automotriz y estudia el segundo semestre de la Licenciatura en Educación Artística en el Instituto de Estudios Superiores Ignacio Zaragoza (IESIZ).
Aline es feliz, pero tuvo que pasar por actos de discriminación, burlas y humillaciones, entre otras adversidades, en la escuela y en las calles.
FAMILIA, TRABAJO Y ANTROS: LAS 'BARRERAS' EN LA VIDA DE ALINE
La primera barrera fuerte a la que se enfrentó Aline fue el rechazo de su propia madre al saber en lo que su hijo estaba cambiando a mujer: “Cuando salí del closet faltaba un día para mi cumpleaños 18. Le dije a mi mamá y se soltó llorando. Me cuestionó si ya había probado, le dije que sí y que me gustó”.
“Se vinieron los problemas por esa noticia, de hecho duré un año y medio sin vivir en mi casa. Mi familia no lo asimiló al principio. Me fui a vivir con una amiga que se llama Diana y su mamá Blanca, y su familia me trató muy bien, me hicieron sentir a gusto. Después de ese tiempo, mi mamá lo entendió y no dejó de apoyarme hasta su muerte hace tres años".
Después, nos contó Aline que ella trabajó en un vivero, al que un día llegó con el uniforme de la empresa, pero maquillada: “Me pidieron que me desmaquillara, pues había contratado a José Rodríguez, no a Aline”.
Además, narró que “en otra ocasión, otras amigas trans y yo fuimos a un antro, y el seguridad nos regañó por usar el baño de mujeres, nos hizo ir al de hombres”.
A pesar de lo anterior, Aline reconoce que antes eran mayores las problemáticas, pero conforme ha pasado el tiempo, la sociedad se ha vuelto más abierta, comprensible y empática: “Ya ahorita no hay tanta discriminación, ante sí. Yo sabía a lo que me iba a enfrentar, pero lo que busco es mi felicidad, no lo que piensen los demás. Ahorita puedo ir al banco, al super, al restaurante, al cine y a donde sea sin ningún problema”.
