/ domingo 10 de abril de 2022

“Y será bendición”

El pasado miércoles se cumplieron 96 años del llamamiento del Hermano Aarón Joaquín González al Ministerio del Apostolado, un acontecimiento que, de acuerdo con el testimonio del oriundo de Colotlán, Jalisco, tuvo lugar el 6 de abril de 1926 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, y que marca el inicio de la restauración de la Iglesia que Jesucristo fundó en el año 33 D. C.

De entonces a la fecha han transcurrido más de nueve décadas, lapso en el cual la Iglesia La Luz del Mundo ha sido guiada por Jesucristo, cuya doctrina y poder ha logrado la conversión de miles de almas mediante la predicación de los miembros y ministros de la Iglesia, impulsados en todo momento por la palabra de los apóstoles de la Restauración: Aarón, Samuel y Naasón Joaquín.

El camino recorrido ha sido arduo, azaroso y sumamente complicado debido a la discriminación que cada una de estas administración ha sufrido, pero también fructífero y de abundante bendición en los ámbitos social, material y espiritual. Su trayectoria de crecimiento en el mundo demuestra la puntualidad de la promesa que Dios hiciera a su Ungido en su llamamiento al apostolado: “Y será bendición”.

En estos casi cien años, los integrantes de La Luz del Mundo han salido triunfantes siempre de la adversidad, una circunstancia que, cuando golpea con ímpetu violento, puede destruir en poco tiempo a quienes están edificados sobre la arena, no así a los que están edificados en la roca que es Cristo. A estos últimos la adversidad no los destruye, los engrandece, además de estimular y agigantar su fe.

Así fue la historia de la Iglesia en los días de Cristo y sus santos apóstoles, hombres que fueron discriminados, perseguidos y maltratados, tal como el Hijo de Dios les advirtió cuando los envió a predicar el evangelio de salvación: “Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:12).

En el cumplimiento de su sagrado deber apostólico, fueron traicionados, encarcelados y perseguidos por la justicia terrenal, además de ser exhibidos ante la sociedad como peligrosos criminales, sin serlo. Nada les cayó de sorpresa a ninguno de ellos, pues quien los envío a predicar fue el primero en experimentar quebrantos y menosprecios, tanto así que un texto profético de Isaías describe a Jesucristo como “varón de dolores, experimentado en quebranto”. La cruz del

monte calvario, donde Él murió en lugar de los hombres, vino a ser la culminación de una vida entera de sufrimiento y persecución.

A pesar de los despiadados golpes de la tribulación, ayer como hoy la Iglesia ha demostrado ser como un yunque fuerte e inconmovible, que soporta sin detrimento los violentos embates del martillo. Hasta ahora, nada ni nadie ha podido detener el continuo crecimiento de la Iglesia ni su misión evangelizadora, aunque han sido muchos los que han intentado hacerlo de una manera u otra.

Estos triunfos en la adversidad “se ganan con la lucha, con esfuerzo, con dedicación, con constancia, con confianza en Dios. Y sobre todo con la esperanza de que Dios va a estar con nosotros y no nos deja”, explicó el apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García en su carta-saludo del pasado 13 de marzo.

La Luz del Mundo se ha crecido ante la adversidad y ha superado los crecientes obstáculos que ha enfrentado en los últimos tres años, sin dejar de predicar el evangelio, tener bautismos, derramamientos del Espíritu Santo, construcciones de templos y muchas otras obras sociales que dan testimonio de la fe admirable de sus miembros en México y el mundo.

En este aniversario de celebración con motivo de sus 96 años, los fieles de La Luz del Mundo se reunieron en sus templos para adorar a Dios, el autor de los triunfos que ha cosechado por más de nueve décadas, y de aquellos que seguramente cosechará en el futuro.


Twitter: @armayacastro

El pasado miércoles se cumplieron 96 años del llamamiento del Hermano Aarón Joaquín González al Ministerio del Apostolado, un acontecimiento que, de acuerdo con el testimonio del oriundo de Colotlán, Jalisco, tuvo lugar el 6 de abril de 1926 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, y que marca el inicio de la restauración de la Iglesia que Jesucristo fundó en el año 33 D. C.

De entonces a la fecha han transcurrido más de nueve décadas, lapso en el cual la Iglesia La Luz del Mundo ha sido guiada por Jesucristo, cuya doctrina y poder ha logrado la conversión de miles de almas mediante la predicación de los miembros y ministros de la Iglesia, impulsados en todo momento por la palabra de los apóstoles de la Restauración: Aarón, Samuel y Naasón Joaquín.

El camino recorrido ha sido arduo, azaroso y sumamente complicado debido a la discriminación que cada una de estas administración ha sufrido, pero también fructífero y de abundante bendición en los ámbitos social, material y espiritual. Su trayectoria de crecimiento en el mundo demuestra la puntualidad de la promesa que Dios hiciera a su Ungido en su llamamiento al apostolado: “Y será bendición”.

En estos casi cien años, los integrantes de La Luz del Mundo han salido triunfantes siempre de la adversidad, una circunstancia que, cuando golpea con ímpetu violento, puede destruir en poco tiempo a quienes están edificados sobre la arena, no así a los que están edificados en la roca que es Cristo. A estos últimos la adversidad no los destruye, los engrandece, además de estimular y agigantar su fe.

Así fue la historia de la Iglesia en los días de Cristo y sus santos apóstoles, hombres que fueron discriminados, perseguidos y maltratados, tal como el Hijo de Dios les advirtió cuando los envió a predicar el evangelio de salvación: “Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:12).

En el cumplimiento de su sagrado deber apostólico, fueron traicionados, encarcelados y perseguidos por la justicia terrenal, además de ser exhibidos ante la sociedad como peligrosos criminales, sin serlo. Nada les cayó de sorpresa a ninguno de ellos, pues quien los envío a predicar fue el primero en experimentar quebrantos y menosprecios, tanto así que un texto profético de Isaías describe a Jesucristo como “varón de dolores, experimentado en quebranto”. La cruz del

monte calvario, donde Él murió en lugar de los hombres, vino a ser la culminación de una vida entera de sufrimiento y persecución.

A pesar de los despiadados golpes de la tribulación, ayer como hoy la Iglesia ha demostrado ser como un yunque fuerte e inconmovible, que soporta sin detrimento los violentos embates del martillo. Hasta ahora, nada ni nadie ha podido detener el continuo crecimiento de la Iglesia ni su misión evangelizadora, aunque han sido muchos los que han intentado hacerlo de una manera u otra.

Estos triunfos en la adversidad “se ganan con la lucha, con esfuerzo, con dedicación, con constancia, con confianza en Dios. Y sobre todo con la esperanza de que Dios va a estar con nosotros y no nos deja”, explicó el apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García en su carta-saludo del pasado 13 de marzo.

La Luz del Mundo se ha crecido ante la adversidad y ha superado los crecientes obstáculos que ha enfrentado en los últimos tres años, sin dejar de predicar el evangelio, tener bautismos, derramamientos del Espíritu Santo, construcciones de templos y muchas otras obras sociales que dan testimonio de la fe admirable de sus miembros en México y el mundo.

En este aniversario de celebración con motivo de sus 96 años, los fieles de La Luz del Mundo se reunieron en sus templos para adorar a Dios, el autor de los triunfos que ha cosechado por más de nueve décadas, y de aquellos que seguramente cosechará en el futuro.


Twitter: @armayacastro