/ jueves 26 de septiembre de 2019

Vientos de renovación

Amigas y amigos, el lunes de esta semana formalmente hemos iniciado el Otoño, el cual tendrá una duración de 90 días y es el preámbulo del fin de año.

En muchas civilizaciones, el otoño siempre ha tenido un matiz nostálgico, incluso hasta de cierto misticismo; viniendo de la primavera donde retoñan las plantas y el verano donde se concentra el calor, llega un temporal en el que la temperatura comienza a descender, el follaje de las plantas comienza a cambiar de color, y la actividad pareciera empezar a disminuir.

El otoño es una estación de cambio, el verano se convierte en invierno, el año se acerca a su final, y con él, todas las civilizaciones de la historia han buscado hacer pausa para analizar el camino, agradecer lo vivido y, muchas veces, prepararse para el futuro. Nuestros vecinos norteamericanos, por ejemplo, festejan el Día de Acción de Gracias, en el cual se reúnen las familias para departir y reflexionar sobre el futuro.

Aunado a esta festividad, y sin duda más popular, se encuentra el Halloween, el cual ha permeado en muchas culturas, y si bien su significado se ha tergiversado, originalmente venia de festivales paganos, en los que las distintas culturas hacían ofrendas a espíritus y dioses en gratitud por la cosecha, para que así el próximo año la fortuna les fuera similar.

En México, tenemos una festividad aún más importante que estas dos: El día de muertos, en el que recordamos a nuestros seres queridos que se han adelantado en el camino, con tristeza, pero también con júbilo, buscando su fuerza y su sabiduría para el porvenir. Otoño es, entonces, una estación melancólica, de cambios y de reflexiones.

Amigas y amigos, la política, igual que las estaciones, se encuentra en estos momentos en su otoño. Ha transcurrido ya un año de la nueva presidencia, y dos de las autoridades estatales y municipales. Este 2019, fue un año en el que no tuvimos procesos electorales, por lo que nuestras autoridades pudieron ejercer sus programas sin presiones políticas y en absoluta libertad. Fue un año de estabilidad, al menos en nuestro Estado.

El próximo año, por el contrario, Coahuila es una de las dos entidades que tendrán comicios, renovándose en su totalidad el Congreso del Estado, uno de los Poderes del Estado, encargado de la aprobación de leyes y presupuestos para nuestra Entidad. Será un año determinante, pues el Poder Legislativo es vital para la política de cualquier demarcación: contar con diputadas y diputados preparados y con visión, se ve traducido en leyes justas y pertinentes, y en una hacienda pública que invierte donde debe de invertir.

Por el contrario, un Congreso integrado por personas sin vocación o sin experiencia, puede tener como consecuencia la paralización de la función pública en la Entidad. Coahuila se compone de tres poderes, y estos tres deben existir y trabajar en conjunto para garantizar el correcto funcionamiento institucional del Estado. El Legislativo, por ser un poder colegiado, cumple una función de representatividad, de pluralidad, y de debate que ningún poder puede tener, y ahí es donde está su importancia.

Hoy, más que nunca, estamos obligados a observar la relación entre poderes, entre autoridades y entre partidos. Ver el actuar de las autoridades dentro y fuera de los años electorales, para poder tomar una decisión certera y eficaz. En estos soplan vientos de renovación, y los próximos años serán de una intensidad electoral sin igual.

Amigas y amigos, el lunes de esta semana formalmente hemos iniciado el Otoño, el cual tendrá una duración de 90 días y es el preámbulo del fin de año.

En muchas civilizaciones, el otoño siempre ha tenido un matiz nostálgico, incluso hasta de cierto misticismo; viniendo de la primavera donde retoñan las plantas y el verano donde se concentra el calor, llega un temporal en el que la temperatura comienza a descender, el follaje de las plantas comienza a cambiar de color, y la actividad pareciera empezar a disminuir.

El otoño es una estación de cambio, el verano se convierte en invierno, el año se acerca a su final, y con él, todas las civilizaciones de la historia han buscado hacer pausa para analizar el camino, agradecer lo vivido y, muchas veces, prepararse para el futuro. Nuestros vecinos norteamericanos, por ejemplo, festejan el Día de Acción de Gracias, en el cual se reúnen las familias para departir y reflexionar sobre el futuro.

Aunado a esta festividad, y sin duda más popular, se encuentra el Halloween, el cual ha permeado en muchas culturas, y si bien su significado se ha tergiversado, originalmente venia de festivales paganos, en los que las distintas culturas hacían ofrendas a espíritus y dioses en gratitud por la cosecha, para que así el próximo año la fortuna les fuera similar.

En México, tenemos una festividad aún más importante que estas dos: El día de muertos, en el que recordamos a nuestros seres queridos que se han adelantado en el camino, con tristeza, pero también con júbilo, buscando su fuerza y su sabiduría para el porvenir. Otoño es, entonces, una estación melancólica, de cambios y de reflexiones.

Amigas y amigos, la política, igual que las estaciones, se encuentra en estos momentos en su otoño. Ha transcurrido ya un año de la nueva presidencia, y dos de las autoridades estatales y municipales. Este 2019, fue un año en el que no tuvimos procesos electorales, por lo que nuestras autoridades pudieron ejercer sus programas sin presiones políticas y en absoluta libertad. Fue un año de estabilidad, al menos en nuestro Estado.

El próximo año, por el contrario, Coahuila es una de las dos entidades que tendrán comicios, renovándose en su totalidad el Congreso del Estado, uno de los Poderes del Estado, encargado de la aprobación de leyes y presupuestos para nuestra Entidad. Será un año determinante, pues el Poder Legislativo es vital para la política de cualquier demarcación: contar con diputadas y diputados preparados y con visión, se ve traducido en leyes justas y pertinentes, y en una hacienda pública que invierte donde debe de invertir.

Por el contrario, un Congreso integrado por personas sin vocación o sin experiencia, puede tener como consecuencia la paralización de la función pública en la Entidad. Coahuila se compone de tres poderes, y estos tres deben existir y trabajar en conjunto para garantizar el correcto funcionamiento institucional del Estado. El Legislativo, por ser un poder colegiado, cumple una función de representatividad, de pluralidad, y de debate que ningún poder puede tener, y ahí es donde está su importancia.

Hoy, más que nunca, estamos obligados a observar la relación entre poderes, entre autoridades y entre partidos. Ver el actuar de las autoridades dentro y fuera de los años electorales, para poder tomar una decisión certera y eficaz. En estos soplan vientos de renovación, y los próximos años serán de una intensidad electoral sin igual.