/ jueves 5 de noviembre de 2020

Un día de muertos para la historia

Queridos amigos, esta semana conmemoramos una vez más el Día de Muertos, festividad típica de nuestra cultura, que es considerada patrimonio intangible de la humanidad y ha sido objeto de estudio y análisis desde sus inicios hasta el día moderno.

Las festividades para conmemorar a los muertos, sin duda alguna, son algo característico en nuestras tradiciones, aunque como ha sido la constante este año, nada ha sido tradicional; el COVID-19 se ha encargado de mostrarnos la fragilidad de nuestra sociedad, y como todo puede cambiar de un momento a otro.

Este día de muertos ha sido particularmente triste. Si bien esta tradición ha servido para honrar a quienes se nos han adelantado en el camino, este año que tantos seres queridos han fallecido prematuramente, mitiga cualquier consuelo.

Este año, nuestros panteones lucieron desiertos, pero nuestros altares lucieron desgarradoramente llenos. La vida es así, pasajera, prestada, y por eso debemos vivirla con alegría, con pasión, y con un auténtico deseo de ayudar a la gente, porque al final del camino, lo único que nos llevamos es el cariño, y lo único que dejamos, es el recuerdo.

Si algo ha caracterizado al Día de Muertos, es su capacidad para adaptarse a todo. Se adaptó al cristianismo, se adaptó al Halloween, se adaptó a Hollywood, y este año se adaptó a la nueva realidad, pues las mexicanas y los mexicanos honramos a nuestros difuntos no solo un día, sino todos los días del año.

Estimados lectores, les mando un abrazo en la distancia. Sigamos cuidándonos y acatando las medidas sanitarias, para que pronto podamos visitar a nuestros fieles difuntos, y les cantemos, les hagamos una ofrenda, y recordemos con alegría y melancolía tiempos pasados.

Queridos amigos, esta semana conmemoramos una vez más el Día de Muertos, festividad típica de nuestra cultura, que es considerada patrimonio intangible de la humanidad y ha sido objeto de estudio y análisis desde sus inicios hasta el día moderno.

Las festividades para conmemorar a los muertos, sin duda alguna, son algo característico en nuestras tradiciones, aunque como ha sido la constante este año, nada ha sido tradicional; el COVID-19 se ha encargado de mostrarnos la fragilidad de nuestra sociedad, y como todo puede cambiar de un momento a otro.

Este día de muertos ha sido particularmente triste. Si bien esta tradición ha servido para honrar a quienes se nos han adelantado en el camino, este año que tantos seres queridos han fallecido prematuramente, mitiga cualquier consuelo.

Este año, nuestros panteones lucieron desiertos, pero nuestros altares lucieron desgarradoramente llenos. La vida es así, pasajera, prestada, y por eso debemos vivirla con alegría, con pasión, y con un auténtico deseo de ayudar a la gente, porque al final del camino, lo único que nos llevamos es el cariño, y lo único que dejamos, es el recuerdo.

Si algo ha caracterizado al Día de Muertos, es su capacidad para adaptarse a todo. Se adaptó al cristianismo, se adaptó al Halloween, se adaptó a Hollywood, y este año se adaptó a la nueva realidad, pues las mexicanas y los mexicanos honramos a nuestros difuntos no solo un día, sino todos los días del año.

Estimados lectores, les mando un abrazo en la distancia. Sigamos cuidándonos y acatando las medidas sanitarias, para que pronto podamos visitar a nuestros fieles difuntos, y les cantemos, les hagamos una ofrenda, y recordemos con alegría y melancolía tiempos pasados.