/ domingo 28 de noviembre de 2021

Se pintó el mundo de naranja

Desde hace cuarenta años, el 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En 1981, el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, declaró esta celebración en conmemoración del asesinato de las tres hermanas Mirabal, cometido en 1960 por órdenes del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Puerto Rico reconoció en 1987 oficialmente la celebración, y en el año 2000, mediante su resolución A/RES/54/134, la Asamblea General de Naciones Unidas la declaró como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres”.

El objetivo de la reciente celebración es noble: visibilizar, reflexionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, una problemática que Rosalía Rodríguez López, catedrática de Derecho romano de la Universidad de Almería (España), califica como “una lacra social de tal magnitud que desde hace décadas se han gestado numerosos movimientos sociales, avances legislativos y políticas públicas en pro de su erradicación. Estas acciones se han dado en España, como señala la catedrática, pero también en muchos otros países del mundo.

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que este año se celebró bajo el lema “Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!, tuvieron lugar distintas reflexiones sobre este fenómeno y respecto a los movimientos y avances que, de acuerdo con Rodríguez López, no han logrado disminuir los índices de violencia contra las mujeres.

Los avances mencionados serían dignos de celebración si se visibilizaran en las estadísticas y en la reducción de esta violencia generalizada de los hombres contra las mujeres. Sin embargo, esta violencia sigue siendo una de las violaciones más graves de los derechos humanos. A nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres “ha sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de su vida y al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia alguna vez en su vida”.

Los anteriores datos fueron publicados en la página web de ONU Mujeres en 2018, pero en honor a la verdad, de entonces a la fecha este tipo de violencia se ha incrementado en varias naciones, incluida la nuestra. Los 840 feminicidios en lo que va del año hablan por sí solos, y nos lleva a pensar en la necesidad de multiplicar esfuerzos en la solución de esta problemática originada por el machismo y la misoginia. Urge trabajar en la creación de políticas públicas y de un mejor marco normativo que proteja los derechos humanos de las mujeres.

El estallido del coronavirus en diciembre de 2019 en China incrementó más el problema de agresiones contra las mujeres, como lo demuestran los reclamos justos y cotidianos de éstas. El problema es de tal gravedad, que ONU Mujeres llegó a calificar la violencia de género en el contexto del COVID-19 como una “pandemia en la sombra”.

Un informe reciente de este organismo revela el incremento de la violencia física y verbal contra las mujeres desde el inicio de la pandemia: un 45 % de ellas dijo haber sufrido violencia de género o haber sido testigo de ella; cuatro de cada diez mujeres dijo sentirse ahora más insegura en espacios públicos; un 25% afirma que los conflictos en sus hogares han sido más frecuentes. El estudio que ONU Mujeres realizó en 13 países desde enero de 2020, y que este miércoles fue publicado por diversos medios de comunicación, da a conocer asimismo que el acoso sexual ha empeorado, que las más afectadas por este aumento de violencia son mujeres jóvenes o de mediana edad, y que “el 50% de las mujeres se siente ahora insegura cuando camina sola de noche, y una de cada cinco durante el día”.

Ante estos datos, ninguna autoridad puede darse el lujo de cerrar los ojos y decir que no pasa nada, porque lo que sucede es altamente preocupante. Lo mejor es reconocer que el fenómeno nos ha rebasado a todos, lo mismo a la sociedad que a las autoridades de gobierno, y que todos estamos obligados a tomar medidas que contribuyan a la reducción del maltrato contra las mujeres.

Nos toca solidarizarnos con el gobierno federal en las acciones que respecto al tema anunció el presidente López Obrador en los siguientes términos: “Vamos a continuar protegiendo a las mujeres, que no se van a dejar de llevar a cabo acciones preventivas para evitar el feminicidio, que sí nos preocupa el incremento de asesinato de mujeres.”


Twitter: @armayacastro

Desde hace cuarenta años, el 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En 1981, el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, declaró esta celebración en conmemoración del asesinato de las tres hermanas Mirabal, cometido en 1960 por órdenes del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Puerto Rico reconoció en 1987 oficialmente la celebración, y en el año 2000, mediante su resolución A/RES/54/134, la Asamblea General de Naciones Unidas la declaró como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres”.

El objetivo de la reciente celebración es noble: visibilizar, reflexionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, una problemática que Rosalía Rodríguez López, catedrática de Derecho romano de la Universidad de Almería (España), califica como “una lacra social de tal magnitud que desde hace décadas se han gestado numerosos movimientos sociales, avances legislativos y políticas públicas en pro de su erradicación. Estas acciones se han dado en España, como señala la catedrática, pero también en muchos otros países del mundo.

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que este año se celebró bajo el lema “Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!, tuvieron lugar distintas reflexiones sobre este fenómeno y respecto a los movimientos y avances que, de acuerdo con Rodríguez López, no han logrado disminuir los índices de violencia contra las mujeres.

Los avances mencionados serían dignos de celebración si se visibilizaran en las estadísticas y en la reducción de esta violencia generalizada de los hombres contra las mujeres. Sin embargo, esta violencia sigue siendo una de las violaciones más graves de los derechos humanos. A nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres “ha sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de su vida y al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia alguna vez en su vida”.

Los anteriores datos fueron publicados en la página web de ONU Mujeres en 2018, pero en honor a la verdad, de entonces a la fecha este tipo de violencia se ha incrementado en varias naciones, incluida la nuestra. Los 840 feminicidios en lo que va del año hablan por sí solos, y nos lleva a pensar en la necesidad de multiplicar esfuerzos en la solución de esta problemática originada por el machismo y la misoginia. Urge trabajar en la creación de políticas públicas y de un mejor marco normativo que proteja los derechos humanos de las mujeres.

El estallido del coronavirus en diciembre de 2019 en China incrementó más el problema de agresiones contra las mujeres, como lo demuestran los reclamos justos y cotidianos de éstas. El problema es de tal gravedad, que ONU Mujeres llegó a calificar la violencia de género en el contexto del COVID-19 como una “pandemia en la sombra”.

Un informe reciente de este organismo revela el incremento de la violencia física y verbal contra las mujeres desde el inicio de la pandemia: un 45 % de ellas dijo haber sufrido violencia de género o haber sido testigo de ella; cuatro de cada diez mujeres dijo sentirse ahora más insegura en espacios públicos; un 25% afirma que los conflictos en sus hogares han sido más frecuentes. El estudio que ONU Mujeres realizó en 13 países desde enero de 2020, y que este miércoles fue publicado por diversos medios de comunicación, da a conocer asimismo que el acoso sexual ha empeorado, que las más afectadas por este aumento de violencia son mujeres jóvenes o de mediana edad, y que “el 50% de las mujeres se siente ahora insegura cuando camina sola de noche, y una de cada cinco durante el día”.

Ante estos datos, ninguna autoridad puede darse el lujo de cerrar los ojos y decir que no pasa nada, porque lo que sucede es altamente preocupante. Lo mejor es reconocer que el fenómeno nos ha rebasado a todos, lo mismo a la sociedad que a las autoridades de gobierno, y que todos estamos obligados a tomar medidas que contribuyan a la reducción del maltrato contra las mujeres.

Nos toca solidarizarnos con el gobierno federal en las acciones que respecto al tema anunció el presidente López Obrador en los siguientes términos: “Vamos a continuar protegiendo a las mujeres, que no se van a dejar de llevar a cabo acciones preventivas para evitar el feminicidio, que sí nos preocupa el incremento de asesinato de mujeres.”


Twitter: @armayacastro