/ jueves 20 de agosto de 2020

Se mudaron a la red

Es impresionante la capacidad de resiliencia que tiene el ser humano.

En cuatro meses de crisis pandémica muchas instituciones relacionadas con la cultura, el arte y el entretenimiento, o sea han mudado a las redes virtuales y están creando tribus electrónicas, o fortalecieron sus redes para interactuar con esas tribus cibernéticas que desde casa, el transporte y el trabajo reciben información, se identifican con el emisor o el mensaje en sí, retro alimentan al sitio, institución o persona y establecen entes identificados entre sí como verdaderas tribus que desde las sociedades primitivas han permitido la supervivencia de los grupos humanos.

Es verdad que desde diciembre de 2019 tuvimos noticias del nuevo coronavirus en Wuhan, China, pero no lo atendimos como especie, en marzo nos fuimos a una cuarentena que suponíamos sería de 30 días y ya llevamos más de 150 días confinados (al menos de forma virtual, para estar de acuerdo con los conceptos) porque muchos nunca se enclaustraron y otros cuando salieron a la calle lo hicieron con todos los ingredientes de irresponsabilidad posibles.

Bueno, casi de inmediato algunas instituciones como las Secretarías de Cultura a nivel federal y estatal (Coahuila), la UNAM, lanzaron nuevos productos a la nube, cultura virtual en muchas variantes. Las televisora, la alemana DW y la francesa TVFrance, son otro ejemplo notable en nuestro país.

Muchos de los ciudadanos participantes en estos programas aportan cápsulas, reflexiones, talleres, tutoriales... muy muy sencillos, pero lo hacen, muchos de ellos, con un gran ingenio. No aportan, muchos, nada nuevo, no importa, la gracia es que aportan elementos para el entretenimiento, a veces familiar y eso se agradece.

Otras instituciones montaron la hamaca en el jardín, la recámara o incluso en la banqueta y ahí siguen. Y otros le hacen al vivo, como que suben cápsulas interesantes y en realidad son instantáneas para el lucimiento político, social o cultural de sus líderes naturales o impuestos. Algunos reciclan cápsulas, otros proyectan materiales de pésima calidad y algunos más se sientan a platicar sus recuerdos o propuestas sin ningún atractivo, no preparan los temas, no buscan fotografías, gráficos, videos o personas informadas sobre los temas que tratan.

No se trata de utilizar presupuestos profesionales, o elevados para transmitir un podcast, un video blog o tener una charla ante una cámara.

Basta un celular para atrapar al mundo.

Un ejemplo sencillo: los niños franco-coreanos Isaac y su hermana Nora, en compañía de su papá guitarrista tocan varios instrumentos y cantan. Otro, la mamá del pequeño Logan que ha convertido a su hijo en una estrella del TikTok con sesiones elementales de pregunta-respuesta..

He visto de todo en la red estos días, historia, cultura, ciencias exactas, chismes, política, economía, literatura, gente sin quehacer...

La magia de estos productos en la red, surge del ingenio.

Lamentablemente muchos conductores de televisión, plataformas digitales periodísticas, supuestos influencers, canales de YouTube y otros medios electrónicos carecen absolutamente de información seria, búsqueda de objetividad, carisma y profesionalismo.

No basta con tener la herramienta y prenderla.

Es impresionante la capacidad de resiliencia que tiene el ser humano.

En cuatro meses de crisis pandémica muchas instituciones relacionadas con la cultura, el arte y el entretenimiento, o sea han mudado a las redes virtuales y están creando tribus electrónicas, o fortalecieron sus redes para interactuar con esas tribus cibernéticas que desde casa, el transporte y el trabajo reciben información, se identifican con el emisor o el mensaje en sí, retro alimentan al sitio, institución o persona y establecen entes identificados entre sí como verdaderas tribus que desde las sociedades primitivas han permitido la supervivencia de los grupos humanos.

Es verdad que desde diciembre de 2019 tuvimos noticias del nuevo coronavirus en Wuhan, China, pero no lo atendimos como especie, en marzo nos fuimos a una cuarentena que suponíamos sería de 30 días y ya llevamos más de 150 días confinados (al menos de forma virtual, para estar de acuerdo con los conceptos) porque muchos nunca se enclaustraron y otros cuando salieron a la calle lo hicieron con todos los ingredientes de irresponsabilidad posibles.

Bueno, casi de inmediato algunas instituciones como las Secretarías de Cultura a nivel federal y estatal (Coahuila), la UNAM, lanzaron nuevos productos a la nube, cultura virtual en muchas variantes. Las televisora, la alemana DW y la francesa TVFrance, son otro ejemplo notable en nuestro país.

Muchos de los ciudadanos participantes en estos programas aportan cápsulas, reflexiones, talleres, tutoriales... muy muy sencillos, pero lo hacen, muchos de ellos, con un gran ingenio. No aportan, muchos, nada nuevo, no importa, la gracia es que aportan elementos para el entretenimiento, a veces familiar y eso se agradece.

Otras instituciones montaron la hamaca en el jardín, la recámara o incluso en la banqueta y ahí siguen. Y otros le hacen al vivo, como que suben cápsulas interesantes y en realidad son instantáneas para el lucimiento político, social o cultural de sus líderes naturales o impuestos. Algunos reciclan cápsulas, otros proyectan materiales de pésima calidad y algunos más se sientan a platicar sus recuerdos o propuestas sin ningún atractivo, no preparan los temas, no buscan fotografías, gráficos, videos o personas informadas sobre los temas que tratan.

No se trata de utilizar presupuestos profesionales, o elevados para transmitir un podcast, un video blog o tener una charla ante una cámara.

Basta un celular para atrapar al mundo.

Un ejemplo sencillo: los niños franco-coreanos Isaac y su hermana Nora, en compañía de su papá guitarrista tocan varios instrumentos y cantan. Otro, la mamá del pequeño Logan que ha convertido a su hijo en una estrella del TikTok con sesiones elementales de pregunta-respuesta..

He visto de todo en la red estos días, historia, cultura, ciencias exactas, chismes, política, economía, literatura, gente sin quehacer...

La magia de estos productos en la red, surge del ingenio.

Lamentablemente muchos conductores de televisión, plataformas digitales periodísticas, supuestos influencers, canales de YouTube y otros medios electrónicos carecen absolutamente de información seria, búsqueda de objetividad, carisma y profesionalismo.

No basta con tener la herramienta y prenderla.