La violencia no da tregua en este país, no solo la homicida, si no también aquella que atenta contra nuestra libertad, a nuestros bienes, etc. Este mes de mayo es el más violento de los últimos nueve meses, y el mayo con más asesinatos en lo que va de este sexenio, de hecho este año, no hay mes que no crezcan los homicidios. Cerca de 2,500 muertes, un promedio de 80 diariamente. Ya no son solo los jóvenes y las mujeres las víctimas, si no que se han sumado candidatas y candidatos, activistas y hasta periodistas.
Ya lo habíamos advertido de cierta forma, que con el confinamiento, se iba a reducir la comisión de este tipo de actos violentos, y que con la reactivación gradual, la movilidad y el proceso electoral era muy probable que se incrementara nuevamente. Tal parece que el Gobierno Federal se resiste a reconocer que si bien no era algo sencillo de enmendar, no se han dado resultados contundentes.
Es un hecho que los grupos delictivos se siguen empoderando, fortaleciendo y desafiando al Estado. Hay datos que suponen que en los últimos 10 años, estos grupos armados se han duplicado, y se identifca casi 200 de ellos. Guerrero, Jalisco, Michoacán concentran gran parte de esta problemática, sin embargo, me parece que si bien es cierto, es una forma de minimizar lo que acontece en otras entidades, no solo homicidios, también secuestro, robo de hidrocarburos, etc. Este problema estructural, deben ser toda prioridad para todos los gobiernos. La cuestión aquí es, ¿estamos preparados para las elecciones?
Siendo estos delitos del orden federal, son competencia de la Federación, vigilar, cuidar, custodiar y defender la legitimidad de las elecciones y todos los que forman parte de ella. Sin duda, el problema de la inseguridad es más agudo en otras zonas, pero eso no debería inhibir salir a votar sin miedo este domingo. Incluso, hay que aprovechar para exigir que se fortalezcan nuestras instituciones de seguridad y de justicia, la seguridad la construimos entre todos.
Estas elecciones son la oportunidad para sentar un precedente, primero de participación en las urnas, y segundo para que este sea el inicio de un seguimiento puntual a las acciones de gobierno, a los que resulten favorecidos, sea de cualquier partido, hacer una contraloría social permanente.
