/ miércoles 23 de marzo de 2022

Reflejos | “Un reino donde yo sola soy”

¡Qué me importan las leyes, la sociedad, si dentro de mí hay un reino donde yo sola soy! Escribió Carmen Mondragón, la misma que después se convirtió en Nahui Olin, la mujer de “el cuarto movimiento del sol”, como significa su nombre.

Nunca fue sumisa ante los cánones, se aferró a su libertad y defendió su cuerpo hasta las últimas consecuencias. Su obra como poeta y pintora se basó en temas recurrentes como la libertad corporal de las mujeres, así como un abierto contacto con su sexualidad y erotismo.

Nahui, nacida en 1893, perteneció al grupo de las primeras modelos en desnudarse sin inhibiciones ante revistas y pintores, a pesar de ser hija del general revolucionario Manuel Mondragón, protagonista de la Decena Trágica. Sus años prolíficos comienzan en la época en que se mudó a París y en su regreso a México.

Es el tiempo de Tina Modotti, Frida Kahlo, Diego Rivera, José Orozco, David Siqueiros, José Vasconcelos. Ella entre ellos. Nahui terminará viviendo con su amor, Gerardo Murillo “Dr. Atl”, en los altos del "Convento de la Merced, un edificio histórico que había sido abandonado por las monjas, con su claustro español y sus paredes descascarilladas", escribe Juan Bonilla en el libro “Totalidad sexual del cosmos”.

Publicó diversos poemarios y colecciones. Activista feminista influenciada por la ideología de Mary Wollstonecraft, según indica Rubí de María Gómez. También formó parte del grupo “Las siete cabritas”, que impulsaron la vida cultural mexicana de 1920 a 1930.

Muchos la han descrito como la mujer bella, adelantada a su época, la que hipnotizaba a cualquiera y a la que otras mujeres le temían, pero su aportación con la sola fuerza de sus actos va más allá de la figura de musa, en cada poema y pose que realizaba replanteaba al cuerpo como el terreno individual en el que solo ella podía gobernar.

Dejó a su paso infinidad de fotografías, retratos y caricaturas en las que se inmortalizó libre, desnuda, auténtica. Su obra tiene publicaciones como Óptica cerebral, poemas dinámicos (1922) À dix ans sur mon pupitre (1924) “A los diez años sobre mi pupitre” (1927) y Energía cósmica (1937). Sobre sus amores, amantes y su muerte se han fraguado una infinidad de supuestos, dramas amorosos y tormentosos.

Algunos autores aseguran que meses antes de morir, Nahui caminaba casi en la indigencia por el centro histórico de la Ciudad de México. Que hablaba sola, que solo estaba acompañada por cuatro gatos y un par de perros en la casa ubicada en Tacubaya. En sus últimos años se dedicó a ser maestra de pintura en una primeria pública, luego falleció en enero de 1978.

Aunque fue reconocida en distintas épocas por su belleza y como símbolo erótico y sexual, la obra de Nahui nos deja reflexiones sobre un universo de intereses diversos y profundos.

¡Qué me importan las leyes, la sociedad, si dentro de mí hay un reino donde yo sola soy! Escribió Carmen Mondragón, la misma que después se convirtió en Nahui Olin, la mujer de “el cuarto movimiento del sol”, como significa su nombre.

Nunca fue sumisa ante los cánones, se aferró a su libertad y defendió su cuerpo hasta las últimas consecuencias. Su obra como poeta y pintora se basó en temas recurrentes como la libertad corporal de las mujeres, así como un abierto contacto con su sexualidad y erotismo.

Nahui, nacida en 1893, perteneció al grupo de las primeras modelos en desnudarse sin inhibiciones ante revistas y pintores, a pesar de ser hija del general revolucionario Manuel Mondragón, protagonista de la Decena Trágica. Sus años prolíficos comienzan en la época en que se mudó a París y en su regreso a México.

Es el tiempo de Tina Modotti, Frida Kahlo, Diego Rivera, José Orozco, David Siqueiros, José Vasconcelos. Ella entre ellos. Nahui terminará viviendo con su amor, Gerardo Murillo “Dr. Atl”, en los altos del "Convento de la Merced, un edificio histórico que había sido abandonado por las monjas, con su claustro español y sus paredes descascarilladas", escribe Juan Bonilla en el libro “Totalidad sexual del cosmos”.

Publicó diversos poemarios y colecciones. Activista feminista influenciada por la ideología de Mary Wollstonecraft, según indica Rubí de María Gómez. También formó parte del grupo “Las siete cabritas”, que impulsaron la vida cultural mexicana de 1920 a 1930.

Muchos la han descrito como la mujer bella, adelantada a su época, la que hipnotizaba a cualquiera y a la que otras mujeres le temían, pero su aportación con la sola fuerza de sus actos va más allá de la figura de musa, en cada poema y pose que realizaba replanteaba al cuerpo como el terreno individual en el que solo ella podía gobernar.

Dejó a su paso infinidad de fotografías, retratos y caricaturas en las que se inmortalizó libre, desnuda, auténtica. Su obra tiene publicaciones como Óptica cerebral, poemas dinámicos (1922) À dix ans sur mon pupitre (1924) “A los diez años sobre mi pupitre” (1927) y Energía cósmica (1937). Sobre sus amores, amantes y su muerte se han fraguado una infinidad de supuestos, dramas amorosos y tormentosos.

Algunos autores aseguran que meses antes de morir, Nahui caminaba casi en la indigencia por el centro histórico de la Ciudad de México. Que hablaba sola, que solo estaba acompañada por cuatro gatos y un par de perros en la casa ubicada en Tacubaya. En sus últimos años se dedicó a ser maestra de pintura en una primeria pública, luego falleció en enero de 1978.

Aunque fue reconocida en distintas épocas por su belleza y como símbolo erótico y sexual, la obra de Nahui nos deja reflexiones sobre un universo de intereses diversos y profundos.