/ miércoles 22 de junio de 2022

Reflejos | Tributo a Elena

El recorrido por el patio central del centro Cultural Vito Alessio Robles es inigualable. En un espacio de 450 metros, las paredes resguardan los trazos de Elena Huerta Muzquiz, la mujer que en la década de los setenta se convirtió en la creadora del mural más grande que se haya pintado en aquella época.

Nació el 15 de julio de 1908 en Saltillo, Coahuila. Estudió en la Academia de Arte de Saltillo, en donde después de cuatro años fue acreditada como “apta para la enseñanza del dibujo”, aprobación obtenida en 1926.

Después, cursó durante un año estudios de arte con el pintor Rubén Herrera, y al terminar viajó a la Ciudad de México para inscribirse en la Academia de San Carlos en los cursos libres de pintura y escultura.

Elena hizo realidad uno de sus sueños en 1952. Como documenta la académica Guillermina U. Guadarrama Peña, en el artículo “Pese a todo… Elena Huerta fue muralista” de la edición 13 de la Revista UNAM, fue en Saltillo donde Huerta tuvo oportunidad de posicionarse en un género estético que en el México de mediados de siglo XX, era practicado en su mayoría por hombres.

“Elena buscó el lugar y el espacio y logró pintar tres murales en esa ciudad. Uno en la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, otro en el Tecnológico de Saltillo y otro más en el Centro Cultural Vito Alessio Robles. Este último llegó en el crepúsculo de su vida.”

En ese entonces, el presidente municipal de Saltillo, Luis Horacio Salinas, le pide realizar un mural para las instalaciones del Ayuntamiento, espacio ocupado actualmente por el Centro Cultural Vito Alessio Robles, ubicado en la esquina de las calles Hidalgo y Aldama, en el centro histórico de la capital.

A sus 65 años, Elena aceptó pintar el mural con el tema de 400 años de historia de Saltillo. Su legado es amplio y su lucha representa a la de muchas mujeres que por años se han dedicado al arte y han permanecido sin reconocimiento y con pocas oportunidades de trabajo.

¿Se interesó tardíamente en el muralismo? No, su actividad como madre y proveedora de su hogar, así como sus actividades dentro del Partido Comunista Mexicano (PCM) determinó que en el ejercicio de su profesión sólo se encauzara hacia la docencia. Pero, su vocación por la pintura fue más fuerte.

Elena nos recuerda la batalla a la que las mujeres nos enfrentamos a diario: ganar espacios en ámbitos cooptados en su mayoría por hombres, pero también nos recuerda el talento de las muralistas como Aurora Reyes, considerada la primera muralista mexicana, María Izquierdo y Fanny Rabel que forman parte de la historia de nuestro país.

El recorrido por el patio central del centro Cultural Vito Alessio Robles es inigualable. En un espacio de 450 metros, las paredes resguardan los trazos de Elena Huerta Muzquiz, la mujer que en la década de los setenta se convirtió en la creadora del mural más grande que se haya pintado en aquella época.

Nació el 15 de julio de 1908 en Saltillo, Coahuila. Estudió en la Academia de Arte de Saltillo, en donde después de cuatro años fue acreditada como “apta para la enseñanza del dibujo”, aprobación obtenida en 1926.

Después, cursó durante un año estudios de arte con el pintor Rubén Herrera, y al terminar viajó a la Ciudad de México para inscribirse en la Academia de San Carlos en los cursos libres de pintura y escultura.

Elena hizo realidad uno de sus sueños en 1952. Como documenta la académica Guillermina U. Guadarrama Peña, en el artículo “Pese a todo… Elena Huerta fue muralista” de la edición 13 de la Revista UNAM, fue en Saltillo donde Huerta tuvo oportunidad de posicionarse en un género estético que en el México de mediados de siglo XX, era practicado en su mayoría por hombres.

“Elena buscó el lugar y el espacio y logró pintar tres murales en esa ciudad. Uno en la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, otro en el Tecnológico de Saltillo y otro más en el Centro Cultural Vito Alessio Robles. Este último llegó en el crepúsculo de su vida.”

En ese entonces, el presidente municipal de Saltillo, Luis Horacio Salinas, le pide realizar un mural para las instalaciones del Ayuntamiento, espacio ocupado actualmente por el Centro Cultural Vito Alessio Robles, ubicado en la esquina de las calles Hidalgo y Aldama, en el centro histórico de la capital.

A sus 65 años, Elena aceptó pintar el mural con el tema de 400 años de historia de Saltillo. Su legado es amplio y su lucha representa a la de muchas mujeres que por años se han dedicado al arte y han permanecido sin reconocimiento y con pocas oportunidades de trabajo.

¿Se interesó tardíamente en el muralismo? No, su actividad como madre y proveedora de su hogar, así como sus actividades dentro del Partido Comunista Mexicano (PCM) determinó que en el ejercicio de su profesión sólo se encauzara hacia la docencia. Pero, su vocación por la pintura fue más fuerte.

Elena nos recuerda la batalla a la que las mujeres nos enfrentamos a diario: ganar espacios en ámbitos cooptados en su mayoría por hombres, pero también nos recuerda el talento de las muralistas como Aurora Reyes, considerada la primera muralista mexicana, María Izquierdo y Fanny Rabel que forman parte de la historia de nuestro país.