/ domingo 20 de junio de 2021

Reconciliación

Lo de este tiempo no son los partidos ni los candidatos que son postulados para algún cargo de elección popular. Lo de hoy es la ciudadanía, que en la jornada electoral del domingo 6 de junio volvió a salir a las urnas para expresarse y mandar un mensaje claro a las clases gobernante y política.

Nadie en su sano juicio puede negar que los partidos políticos y los candidatos son actores fundamentales de cualquier elección; sin embargo, es la ciudadanía y su participación en las elecciones la que hace la verdadera fiesta de la democracia, no los candidatos ni los partidos políticos, algunos de los cuales persisten en la añeja práctica del madruguete electoral, que consiste en proclamarse ganadores antes de tiempo.

Luis Carlos Ugalde, presidente del Instituto Federal Electoral entre 2003 y 2007, escribió sobre el tema en los siguientes términos: “Madrugar la noche de las elecciones es la estrategia dominante de todos, porque si actúas con responsabilidad y esperas los resultados oficiales pagas los costos de parecer derrotado (porque los competidores saldrán a autoproclamarse)”.

La tarde-noche del domingo 6 de junio, dirigentes de los partidos políticos “salieron a proclamarse ganadores en 11 de los 15 estados donde se renovó la gubernatura con base en los resultados de sus encuestas de salida”, consigna una nota del diario El Economista.

Más allá de estas proclamaciones o madruguetes, lo cierto es que el día de las elecciones hubo un claro ganador: la democracia mexicana. Lo digo porque en el desarrollo de las mismas votaron los jóvenes, los adultos y los ancianos de ambos sexos, y a través del voto de cada uno de ellos manifestaron su apoyo al candidato que logró convencerles con sus propuestas de campaña.

Podemos calificar la participación ciudadana de ese día como ejemplar, todo un acontecimiento electoral en la historia de nuestro país, sin casos de violencia que lamentar, salvo incidentes aislados en 10 estados de la República. La Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos Electorales (FEDE) de la FGR, informó que sólo se presentaron 76 denuncias que dieron pie a la apertura de carpetas de investigación.

Lo que ahora sigue es la reconciliación y la preservación de la paz social en nuestro país, algo que se logrará sólo si los actores políticos son capaces de dejar de lado el preocupante golpeteo político; si no es así se seguirá abonando a la violencia política y no a la construcción del México que todos queremos.

Respecto a la polarización que se vivió a lo largo de la desgastante campaña electoral, con ataques, acusaciones y descalificaciones de un partido y del otro, me permito insistir en la urgencia e importancia de la reconciliación como una medida para calmar los ánimos, resolver los efectos negativos del encono y la división, restañar las heridas abiertas y reconstruir puentes de diálogo para derribar muros.

Entiendo que en algunos casos las acusaciones fueron altamente hirientes, pero por bien México conviene buscar las coincidencias más que identificar las diferencias. Los partidos y actores políticos están obligados a trabajar en políticas de acercamiento, así como en encontrar coincidencias en sus proyectos y plataformas.

Los candidatos que han resultado ganadores -del partido político que usted quiera- deben tener presente que el fin del encono y la polarización es urgente, y que la reconciliación entre los mexicanos es elemental en la búsqueda del progreso que nos interesa como nación. Los políticos que han de gobernarnos deben aceptar que la reconciliación representa uno de los mayores desafíos que deben afrontar en lo sucesivo, y que de ello dependerá la paz social y que sus acciones de gobierno sean capaces de cumplir con las altas responsabilidades que los electores les han confiado.


Twitter: @armayacastro


Lo de este tiempo no son los partidos ni los candidatos que son postulados para algún cargo de elección popular. Lo de hoy es la ciudadanía, que en la jornada electoral del domingo 6 de junio volvió a salir a las urnas para expresarse y mandar un mensaje claro a las clases gobernante y política.

Nadie en su sano juicio puede negar que los partidos políticos y los candidatos son actores fundamentales de cualquier elección; sin embargo, es la ciudadanía y su participación en las elecciones la que hace la verdadera fiesta de la democracia, no los candidatos ni los partidos políticos, algunos de los cuales persisten en la añeja práctica del madruguete electoral, que consiste en proclamarse ganadores antes de tiempo.

Luis Carlos Ugalde, presidente del Instituto Federal Electoral entre 2003 y 2007, escribió sobre el tema en los siguientes términos: “Madrugar la noche de las elecciones es la estrategia dominante de todos, porque si actúas con responsabilidad y esperas los resultados oficiales pagas los costos de parecer derrotado (porque los competidores saldrán a autoproclamarse)”.

La tarde-noche del domingo 6 de junio, dirigentes de los partidos políticos “salieron a proclamarse ganadores en 11 de los 15 estados donde se renovó la gubernatura con base en los resultados de sus encuestas de salida”, consigna una nota del diario El Economista.

Más allá de estas proclamaciones o madruguetes, lo cierto es que el día de las elecciones hubo un claro ganador: la democracia mexicana. Lo digo porque en el desarrollo de las mismas votaron los jóvenes, los adultos y los ancianos de ambos sexos, y a través del voto de cada uno de ellos manifestaron su apoyo al candidato que logró convencerles con sus propuestas de campaña.

Podemos calificar la participación ciudadana de ese día como ejemplar, todo un acontecimiento electoral en la historia de nuestro país, sin casos de violencia que lamentar, salvo incidentes aislados en 10 estados de la República. La Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos Electorales (FEDE) de la FGR, informó que sólo se presentaron 76 denuncias que dieron pie a la apertura de carpetas de investigación.

Lo que ahora sigue es la reconciliación y la preservación de la paz social en nuestro país, algo que se logrará sólo si los actores políticos son capaces de dejar de lado el preocupante golpeteo político; si no es así se seguirá abonando a la violencia política y no a la construcción del México que todos queremos.

Respecto a la polarización que se vivió a lo largo de la desgastante campaña electoral, con ataques, acusaciones y descalificaciones de un partido y del otro, me permito insistir en la urgencia e importancia de la reconciliación como una medida para calmar los ánimos, resolver los efectos negativos del encono y la división, restañar las heridas abiertas y reconstruir puentes de diálogo para derribar muros.

Entiendo que en algunos casos las acusaciones fueron altamente hirientes, pero por bien México conviene buscar las coincidencias más que identificar las diferencias. Los partidos y actores políticos están obligados a trabajar en políticas de acercamiento, así como en encontrar coincidencias en sus proyectos y plataformas.

Los candidatos que han resultado ganadores -del partido político que usted quiera- deben tener presente que el fin del encono y la polarización es urgente, y que la reconciliación entre los mexicanos es elemental en la búsqueda del progreso que nos interesa como nación. Los políticos que han de gobernarnos deben aceptar que la reconciliación representa uno de los mayores desafíos que deben afrontar en lo sucesivo, y que de ello dependerá la paz social y que sus acciones de gobierno sean capaces de cumplir con las altas responsabilidades que los electores les han confiado.


Twitter: @armayacastro