/ domingo 1 de mayo de 2022

Propaganda rusa

El Diccionario de la Real Academia Española define el término “antisemita” de la siguiente manera: “enemigo de la raza hebrea, de su cultura o de su influencia”.

Los expertos establecen una diferenciación entre el antijudaísmo religioso y el antisemitismo racial. Esta última es una forma de racismo que se basa, de acuerdo con Hitler y los nazis, en la idea de que la raza judía es débil, peligrosa e inferior, negando la existencia de una sola raza: la humana.

El antisemitismo racial alcanzó su máxima expresión en el holocausto nazi, llegando al exterminio de aproximadamente 6 millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial. Hitler y los nazis eran racistas, estaban convencidos de que la raza judía no tenía derecho a existir.

Respecto al antijudaísmo que cometió los peores excesos en la edad media, el historiador Raúl Hilberg ha dicho que el origen de éste es religioso. Fernando Bermúdez Ardila, en su obra Santos, Héroes y Sátiros, explica que el antisemitismo religioso “consistía en la demonización de los judíos, fomentando una hostilidad religiosa que pretendía su conversión a la fuerza”.

La guerra Rusia-Ucrania ha puesto en la mesa del debate el antisemitismo, sobre todo a partir de que Vladimir Putin ha señalado la importancia de “desnazificar” Ucrania, esto de acuerdo con una noticia publicada por The New York Times y otros medios internacionales.

El prestigioso diario estadounidense señala que “el Kremlin presenta la guerra como una continuación de la lucha de Rusia contra el mal, en lo que se conoce en el país como la Gran Guerra Patriótica, al parecer contando con que el persistente orgullo ruso por la victoria sobre la Alemania nazi se traducirá en apoyo al ataque de Putin”.

En una carta abierta, estudiosos del genocidio y el nazismo en todo el mundo han señalado que la retórica de Putin “es errada, moralmente repugnante y muy insultante”.

El citado documento se refiere a la “propaganda” rusa en el afán de justificar la guerra, la cual “ha pintado al estado ucraniano como nazi y fascista desde que las fuerzas especiales rusas ingresaron por primera vez en Ucrania en 2014, anexando Crimea y fomentando el conflicto en Donbas, que ha estado latente durante ocho largos años”.

Putin ha ido más lejos al acusar sin pruebas al gobierno ucraniano de “cometer crímenes contra la humanidad y genocidio”, señala el texto que firman 146 personas que se presentan como estudiosos del genocidio, el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Entre los signatarios figura Izabella Tabarovsky, quien es investigadora del Instituto Kennan del Centro Wilson y se centra en la política de la memoria histórica en la antigua Unión Soviética.

Asimismo, rechazan enérgicamente “la equiparación del estado ucraniano con el régimen nazi para justificar su agresión no provocada”. Para otros medios de comunicación europeos, las afirmaciones de Putin son una “mentira”, una “ficción”.

María Ramírez de elDiario.es plasma en un texto periodístico las declaraciones que sobre el tema hace el historiador Timothy Snyder, profesor de la Universidad de Yale y autor de “Tierras de sangre: Europa entre Hitler y Stalin”: “Putin está arrogándose el derecho para interpretar la Segunda Guerra Mundial. Lo que cuenta es una fantasía, lanzando afirmaciones sobre genocidios y nazis en cualquier dirección. Ucrania sufrió mucho en la Segunda Guerra Mundial, más que Rusia. Y es notable que haya conseguido elegir a un presidente que es judío. Dice mucho de cómo ha superado la Segunda Guerra Mundial”.

El problema es que el discurso de Putin ha logrado convencer a millones de usuarios de redes sociales, sobre todo en Twitter, donde millones aplauden la invasión de Rusia a Ucrania, un conflicto en el que, de acuerdo con información de Naciones Unidas, han muerto más de 2.665 civiles.

En el análisis del video en el que Putin justifica la guerra, la periodista Patricia R. Blanco de El País de España “detecta y señala las falsedades que contiene el argumentario del presidente ruso y expone qué razones le han llevado a usarlo en cada una de sus apariciones públicas desde que declaró la guerra al país vecino”.


Twitter: @armayacastro

El Diccionario de la Real Academia Española define el término “antisemita” de la siguiente manera: “enemigo de la raza hebrea, de su cultura o de su influencia”.

Los expertos establecen una diferenciación entre el antijudaísmo religioso y el antisemitismo racial. Esta última es una forma de racismo que se basa, de acuerdo con Hitler y los nazis, en la idea de que la raza judía es débil, peligrosa e inferior, negando la existencia de una sola raza: la humana.

El antisemitismo racial alcanzó su máxima expresión en el holocausto nazi, llegando al exterminio de aproximadamente 6 millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial. Hitler y los nazis eran racistas, estaban convencidos de que la raza judía no tenía derecho a existir.

Respecto al antijudaísmo que cometió los peores excesos en la edad media, el historiador Raúl Hilberg ha dicho que el origen de éste es religioso. Fernando Bermúdez Ardila, en su obra Santos, Héroes y Sátiros, explica que el antisemitismo religioso “consistía en la demonización de los judíos, fomentando una hostilidad religiosa que pretendía su conversión a la fuerza”.

La guerra Rusia-Ucrania ha puesto en la mesa del debate el antisemitismo, sobre todo a partir de que Vladimir Putin ha señalado la importancia de “desnazificar” Ucrania, esto de acuerdo con una noticia publicada por The New York Times y otros medios internacionales.

El prestigioso diario estadounidense señala que “el Kremlin presenta la guerra como una continuación de la lucha de Rusia contra el mal, en lo que se conoce en el país como la Gran Guerra Patriótica, al parecer contando con que el persistente orgullo ruso por la victoria sobre la Alemania nazi se traducirá en apoyo al ataque de Putin”.

En una carta abierta, estudiosos del genocidio y el nazismo en todo el mundo han señalado que la retórica de Putin “es errada, moralmente repugnante y muy insultante”.

El citado documento se refiere a la “propaganda” rusa en el afán de justificar la guerra, la cual “ha pintado al estado ucraniano como nazi y fascista desde que las fuerzas especiales rusas ingresaron por primera vez en Ucrania en 2014, anexando Crimea y fomentando el conflicto en Donbas, que ha estado latente durante ocho largos años”.

Putin ha ido más lejos al acusar sin pruebas al gobierno ucraniano de “cometer crímenes contra la humanidad y genocidio”, señala el texto que firman 146 personas que se presentan como estudiosos del genocidio, el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Entre los signatarios figura Izabella Tabarovsky, quien es investigadora del Instituto Kennan del Centro Wilson y se centra en la política de la memoria histórica en la antigua Unión Soviética.

Asimismo, rechazan enérgicamente “la equiparación del estado ucraniano con el régimen nazi para justificar su agresión no provocada”. Para otros medios de comunicación europeos, las afirmaciones de Putin son una “mentira”, una “ficción”.

María Ramírez de elDiario.es plasma en un texto periodístico las declaraciones que sobre el tema hace el historiador Timothy Snyder, profesor de la Universidad de Yale y autor de “Tierras de sangre: Europa entre Hitler y Stalin”: “Putin está arrogándose el derecho para interpretar la Segunda Guerra Mundial. Lo que cuenta es una fantasía, lanzando afirmaciones sobre genocidios y nazis en cualquier dirección. Ucrania sufrió mucho en la Segunda Guerra Mundial, más que Rusia. Y es notable que haya conseguido elegir a un presidente que es judío. Dice mucho de cómo ha superado la Segunda Guerra Mundial”.

El problema es que el discurso de Putin ha logrado convencer a millones de usuarios de redes sociales, sobre todo en Twitter, donde millones aplauden la invasión de Rusia a Ucrania, un conflicto en el que, de acuerdo con información de Naciones Unidas, han muerto más de 2.665 civiles.

En el análisis del video en el que Putin justifica la guerra, la periodista Patricia R. Blanco de El País de España “detecta y señala las falsedades que contiene el argumentario del presidente ruso y expone qué razones le han llevado a usarlo en cada una de sus apariciones públicas desde que declaró la guerra al país vecino”.


Twitter: @armayacastro