/ jueves 12 de septiembre de 2019

Programa Nacional de Convivencia Escolar

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El Programa Nacional de Convivencia Escolar es una iniciativa que tiene varios sexenios en desarrollo para impulsar una nueva política de convivencia en la educación básica. Es una estrategia diseñada para combatir la tendencia de acoso escolar, y consta de 3 aspectos:

a) Desarrollo de habilidades sociales y emocionales.

b) Expresión y manejo de emociones de manera respetuosa.

c) Resolución de conflictos mediante diálogo

Con este programa, la autoridad busca crear una nueva dinámica de vinculación entre alumnos, personal docente, padres de familia, y personal administrativo, para así fortalecer las habilidades socioemocionales y dar un mayor énfasis al trabajo con mamás, papás y tutores.

Si bien este programa social tiene tiempo en desarrollo, se busca que en este ciclo escolar se aplique con un mayor control, dándole un seguimiento y supervisión adecuadas para que se beneficie como nunca al ambiente escolar.

La OMS estableció cerca del 2003 algunas recomendaciones para prevenir la violencia: promover iniciativas de aprendizaje socioemocional en las escuelas, integrar éstas de manera real en los planes de estudios, y dar más atención al papel de los padres; 10 años después, el Gobierno federal determinó adoptar normas de sana convivencia en el entorno escolar, y es a raíz de esa visión que se origino el Programa Nacional de Convivencia Escolar.

Amigas y amigos, estoy convencida que la educación es fundamental para transformar al mundo, y que, en esto, las escuelas son los centros idóneos para transmitir cultura, competencias, y valores; el Sistema Educativo, por ende, debe de contribuir a que sus procesos formativos promuevan a que las futuras generaciones no sólo cuenten con conocimientos, sino que se integre también paradigmas que reconozcan la debida importancia de las capacidades y aptitudes emocionales de las y los alumnos.

Hoy estamos obligados a ver a los otros países en la competencia global, pero también, a interiorizar en nosotros mismos, en nuestras creencias, nuestras formas, y nuestra formación; las niñas y niños de las futuras generaciones, deben de encontrar en su escuela no solamente un centro de aprendizaje, sino un espacio de convivencia y de auténtica compenetración social.

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El Programa Nacional de Convivencia Escolar es una iniciativa que tiene varios sexenios en desarrollo para impulsar una nueva política de convivencia en la educación básica. Es una estrategia diseñada para combatir la tendencia de acoso escolar, y consta de 3 aspectos:

a) Desarrollo de habilidades sociales y emocionales.

b) Expresión y manejo de emociones de manera respetuosa.

c) Resolución de conflictos mediante diálogo

Con este programa, la autoridad busca crear una nueva dinámica de vinculación entre alumnos, personal docente, padres de familia, y personal administrativo, para así fortalecer las habilidades socioemocionales y dar un mayor énfasis al trabajo con mamás, papás y tutores.

Si bien este programa social tiene tiempo en desarrollo, se busca que en este ciclo escolar se aplique con un mayor control, dándole un seguimiento y supervisión adecuadas para que se beneficie como nunca al ambiente escolar.

La OMS estableció cerca del 2003 algunas recomendaciones para prevenir la violencia: promover iniciativas de aprendizaje socioemocional en las escuelas, integrar éstas de manera real en los planes de estudios, y dar más atención al papel de los padres; 10 años después, el Gobierno federal determinó adoptar normas de sana convivencia en el entorno escolar, y es a raíz de esa visión que se origino el Programa Nacional de Convivencia Escolar.

Amigas y amigos, estoy convencida que la educación es fundamental para transformar al mundo, y que, en esto, las escuelas son los centros idóneos para transmitir cultura, competencias, y valores; el Sistema Educativo, por ende, debe de contribuir a que sus procesos formativos promuevan a que las futuras generaciones no sólo cuenten con conocimientos, sino que se integre también paradigmas que reconozcan la debida importancia de las capacidades y aptitudes emocionales de las y los alumnos.

Hoy estamos obligados a ver a los otros países en la competencia global, pero también, a interiorizar en nosotros mismos, en nuestras creencias, nuestras formas, y nuestra formación; las niñas y niños de las futuras generaciones, deben de encontrar en su escuela no solamente un centro de aprendizaje, sino un espacio de convivencia y de auténtica compenetración social.