/ martes 24 de noviembre de 2020

Pemex no quiere pagar aguinaldos  

Hay al menos tres frentes abiertos en este momento en Pemex: proveedores, a los que no les pagan desde febrero y se les deben unos 80 mil millones de pesos, según señalan distintas fuentes.

Nos dicen que hay empresas como Marinsa, otrora consentida de la Cuarta Transformación, que ya no ve la suya, porque sus cuentas están vacías y los trabajos que tiene encargados, bueno, dicen que están abandonados.

Las decisiones en esta área las toma el equipo de Manuel Herrería, director de Administración y Servicios, que fue quien se comprometió a pagar a los contratistas en septiembre pasado y no lo hizo.

Un segundo frente son los descuentos forzados a los trabajadores en puestos de subgerencia para arriba; esta decisión se toma en la oficina de Alberto Velázquez, director de Finanzas de Pemex; y es el famoso diezmo que pagan por trabajar en la petrolera y que puede ser de hasta 20 por ciento de sus salarios, dependiendo el cargo es la pedrada, Este dinero literalmente se controla como tienda de raya: hay una lista de todos los que permiten el descuento.

Quienes se niegan a pagar terminan despedidos, recortados de los proyectos o congelados en los pasillos de Pemex. Hay ya una buena lista negra y varios pleitos en tribunales. Pero no es lo peor, se les viene una amarga Navidad.

Hoy los funcionarios son obligados a firmar una “Autorización descuento por nómina” para que les quiten dinero de sus aguinaldos.

Es decir, en este mes, van sobre las prestaciones de los empleados a los que les quieren quitar por lo menos 20 por ciento.

El documento, cuya copia tiene esta columna, está dirigido a Franco O. Veites Palavicini Pesquera, subdirector de Capital Humano y señala que “Por medio del presente solicito y autorizo a Pemex y/o a la Empresa Productiva del Estado a la que me encuentro adscrito, para que se descuente la cantidad de -espacios en blanco- de mi aguinaldo neto conforme al Decreto por el que se establecen las disposiciones para el otorgamiento del aguinaldo correspondiente al ejercicio fiscal 2020, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de noviembre del presente año”.

“Lo anterior lo hago de manera voluntaria, sin que exista dolo, presión o coacción de cualquier tipo en mi contra”, señala la leyenda final de la autorización

El tercer frente abierto, y sin resolución, es el sindicato de Pemex. Los dos intentos de organización sindical promovidos desde la 4T irremediablemente se topan con los intereses del STPRM que ya tomó nota del desafecto con que los tratan.

Hasta hoy, sus casi 80 mil agremiados tienen los pagos completos, no les han fallado, aunque dicen que todo, el dinero descontado a los mandos arriba del nivel 36, termina en la bolsa de lo sindicalizados.

Las quejas de los contratistas, sus reclamos, han escalado todas las instancias posibles antes de iniciar demandas tanto en México como en el extranjero y el principal reclamo tiene que ver con empresas de primera, atendidas puntualmente en sus pagos, como las que están involucradas en la refinería de Dos Bocas; mientras que el resto, simplemente tiene que aguantar.

Hay al menos tres frentes abiertos en este momento en Pemex: proveedores, a los que no les pagan desde febrero y se les deben unos 80 mil millones de pesos, según señalan distintas fuentes.

Nos dicen que hay empresas como Marinsa, otrora consentida de la Cuarta Transformación, que ya no ve la suya, porque sus cuentas están vacías y los trabajos que tiene encargados, bueno, dicen que están abandonados.

Las decisiones en esta área las toma el equipo de Manuel Herrería, director de Administración y Servicios, que fue quien se comprometió a pagar a los contratistas en septiembre pasado y no lo hizo.

Un segundo frente son los descuentos forzados a los trabajadores en puestos de subgerencia para arriba; esta decisión se toma en la oficina de Alberto Velázquez, director de Finanzas de Pemex; y es el famoso diezmo que pagan por trabajar en la petrolera y que puede ser de hasta 20 por ciento de sus salarios, dependiendo el cargo es la pedrada, Este dinero literalmente se controla como tienda de raya: hay una lista de todos los que permiten el descuento.

Quienes se niegan a pagar terminan despedidos, recortados de los proyectos o congelados en los pasillos de Pemex. Hay ya una buena lista negra y varios pleitos en tribunales. Pero no es lo peor, se les viene una amarga Navidad.

Hoy los funcionarios son obligados a firmar una “Autorización descuento por nómina” para que les quiten dinero de sus aguinaldos.

Es decir, en este mes, van sobre las prestaciones de los empleados a los que les quieren quitar por lo menos 20 por ciento.

El documento, cuya copia tiene esta columna, está dirigido a Franco O. Veites Palavicini Pesquera, subdirector de Capital Humano y señala que “Por medio del presente solicito y autorizo a Pemex y/o a la Empresa Productiva del Estado a la que me encuentro adscrito, para que se descuente la cantidad de -espacios en blanco- de mi aguinaldo neto conforme al Decreto por el que se establecen las disposiciones para el otorgamiento del aguinaldo correspondiente al ejercicio fiscal 2020, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de noviembre del presente año”.

“Lo anterior lo hago de manera voluntaria, sin que exista dolo, presión o coacción de cualquier tipo en mi contra”, señala la leyenda final de la autorización

El tercer frente abierto, y sin resolución, es el sindicato de Pemex. Los dos intentos de organización sindical promovidos desde la 4T irremediablemente se topan con los intereses del STPRM que ya tomó nota del desafecto con que los tratan.

Hasta hoy, sus casi 80 mil agremiados tienen los pagos completos, no les han fallado, aunque dicen que todo, el dinero descontado a los mandos arriba del nivel 36, termina en la bolsa de lo sindicalizados.

Las quejas de los contratistas, sus reclamos, han escalado todas las instancias posibles antes de iniciar demandas tanto en México como en el extranjero y el principal reclamo tiene que ver con empresas de primera, atendidas puntualmente en sus pagos, como las que están involucradas en la refinería de Dos Bocas; mientras que el resto, simplemente tiene que aguantar.