/ domingo 25 de octubre de 2020

Nueva embestida del coronavirus

Cuando el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 brotó en el Mercado Mayorista de Mariscos del Sur de China, en la ciudad de Wuhan, el mes de diciembre de 2019, el mundo no imaginaba el grado de letalidad de este mortal virus. La humanidad, que en el pasado ha enfrentado pandemias como la peste bubónica y la gripe “española”, no estaba preparada para una emergencia de semejante magnitud.

Los seres humanos no imaginábamos que lo que comenzó como una epidemia que se circunscribía a la provincia china de Hubei, se convertiría en poco tiempo en una de las epidemias más mortales en la historia de la humanidad.

A través de los medios de comunicación y redes sociales, nos enteramos de los primeros embates del Covid-19, y de cómo las autoridades sanitarias de China establecían diversas medidas para tratar de evitar la propagación de un virus que los mexicanos veíamos entonces muy lejano.

Los 11 millones de habitantes de la ciudad de Wuhan, epicentro mundial de la pandemia, fueron sometidos a un durísimo confinamiento cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió la alerta sanitaria internacional, esto tras haber sopesado factores como la transmisión fuera de las fronteras chinas.

Las grandes aerolíneas norteamericanas y de otros países suspendieron sus vuelos a China para evitar que el virus se extendiera fuera de territorio chino. El gobierno de Estados Unidos, sin imaginar el daño que el coronavirus ocasionaría tiempo después a su población, pidió a sus ciudadanos no viajar a ese país de Asia Oriental.

A finales de febrero de 2020, Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, dio a conocer el primer caso de coronavirus en México, un hombre de 35 años que días antes había estado en Italia. El funcionario de la Secretaría de Salud dijo entonces a los medios de comunicación que el mexicano contagiado, al igual que cinco personas de su familia, permanecían aisladas y bajo observación. No pensábamos en ese tiempo en las cifras que conocemos hoy.

El 11 de marzo de 2020, Tedros Adhanon Ghebreyesus, director de la OMS, declaró que la epidemia del coronavirus, por su alcance global, se había convertido en una peligrosa pandemia.

“La OMS ha evaluado este brote durante los últimos días y estamos profundamente preocupados, tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, como por los niveles alarmantes de inacción. Es por ello que hemos decidido decretar el estado de la pandemia”, afirmó el máximo responsable del organismo especializado de las Naciones Unidas, fundado en 1948.

Cuando esto ocurrió, el virus azotaba brutalmente a países como España e Italia. El 8 de marzo de 2020, este último país había extendido la cuarentena a toda Lombardía y otras 14 provincias del norte itálico. Imágenes demoledoras procedentes de esta ciudad estremecieron a la humanidad: “Una larga columna de camiones del Ejército italiano desfilaba anoche por el centro de Bérgamo, en la Lombardía. Transportaban féretros de decenas de víctimas de coronavirus para su incineración en otros municipios”, publicó el diario español La Vanguardia.

La letalidad del virus ha quedado de manifiesto infinidad de veces, como aquella en que se registraron en la India, en un lapso de 24 horas, más de 90 mil contagios del 5 al 6 de septiembre de 2020.

El país más afectado hasta el sábado pasado era Estados Unidos, con casi 8.5 millones de personas contagiadas, seguido de la India con 7 millones 814 mil 682 contagios. Detrás de estos países se sitúa Brasil con 5 millones 353 mil 656 casos, Rusia con 1 millón 480 mil 648 casos, y España que, según datos del Ministerio de Sanidad, tiene 1 millón 046 mil 132 casos, aunque Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, afirma que los contagios ascienden a tres millones. México tiene 860 mil casos, de los cuales 86 mil 893 personas han muerto.

La batalla que la humanidad ha librado contra el Covid-19 ha sido admirable en todos los países del mundo, en los cuales se han venido cumpliendo las medidas de prevención como la sana distancia, el lavado constante de manos, la aplicación de gel antibacterial y el uso de cubrebocas. Sin embargo, es necesario hacer mucho más, ya que el mortal virus sigue preocupando a todo mundo por la inexistencia de una vacuna capaz de erradicar el virus.

El tema de los rebrotes debe llevarnos a pensar en el caso de Chihuahua, en donde -según palabras del gobernador Javier Corral Jurado- se pasó de semáforo amarillo a rojo. Esto debe servir de lección a las autoridades y habitantes de los demás estados de la República Mexicana, a los que hay que recordar que no es tiempo para relajar las medidas, pensando que el verde o el amarillo son sinónimo de un escenario de nulo riesgo. Lo mejor es seguir cuidándonos como al principio.

Twitter: @armayacastro

Cuando el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 brotó en el Mercado Mayorista de Mariscos del Sur de China, en la ciudad de Wuhan, el mes de diciembre de 2019, el mundo no imaginaba el grado de letalidad de este mortal virus. La humanidad, que en el pasado ha enfrentado pandemias como la peste bubónica y la gripe “española”, no estaba preparada para una emergencia de semejante magnitud.

Los seres humanos no imaginábamos que lo que comenzó como una epidemia que se circunscribía a la provincia china de Hubei, se convertiría en poco tiempo en una de las epidemias más mortales en la historia de la humanidad.

A través de los medios de comunicación y redes sociales, nos enteramos de los primeros embates del Covid-19, y de cómo las autoridades sanitarias de China establecían diversas medidas para tratar de evitar la propagación de un virus que los mexicanos veíamos entonces muy lejano.

Los 11 millones de habitantes de la ciudad de Wuhan, epicentro mundial de la pandemia, fueron sometidos a un durísimo confinamiento cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió la alerta sanitaria internacional, esto tras haber sopesado factores como la transmisión fuera de las fronteras chinas.

Las grandes aerolíneas norteamericanas y de otros países suspendieron sus vuelos a China para evitar que el virus se extendiera fuera de territorio chino. El gobierno de Estados Unidos, sin imaginar el daño que el coronavirus ocasionaría tiempo después a su población, pidió a sus ciudadanos no viajar a ese país de Asia Oriental.

A finales de febrero de 2020, Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, dio a conocer el primer caso de coronavirus en México, un hombre de 35 años que días antes había estado en Italia. El funcionario de la Secretaría de Salud dijo entonces a los medios de comunicación que el mexicano contagiado, al igual que cinco personas de su familia, permanecían aisladas y bajo observación. No pensábamos en ese tiempo en las cifras que conocemos hoy.

El 11 de marzo de 2020, Tedros Adhanon Ghebreyesus, director de la OMS, declaró que la epidemia del coronavirus, por su alcance global, se había convertido en una peligrosa pandemia.

“La OMS ha evaluado este brote durante los últimos días y estamos profundamente preocupados, tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, como por los niveles alarmantes de inacción. Es por ello que hemos decidido decretar el estado de la pandemia”, afirmó el máximo responsable del organismo especializado de las Naciones Unidas, fundado en 1948.

Cuando esto ocurrió, el virus azotaba brutalmente a países como España e Italia. El 8 de marzo de 2020, este último país había extendido la cuarentena a toda Lombardía y otras 14 provincias del norte itálico. Imágenes demoledoras procedentes de esta ciudad estremecieron a la humanidad: “Una larga columna de camiones del Ejército italiano desfilaba anoche por el centro de Bérgamo, en la Lombardía. Transportaban féretros de decenas de víctimas de coronavirus para su incineración en otros municipios”, publicó el diario español La Vanguardia.

La letalidad del virus ha quedado de manifiesto infinidad de veces, como aquella en que se registraron en la India, en un lapso de 24 horas, más de 90 mil contagios del 5 al 6 de septiembre de 2020.

El país más afectado hasta el sábado pasado era Estados Unidos, con casi 8.5 millones de personas contagiadas, seguido de la India con 7 millones 814 mil 682 contagios. Detrás de estos países se sitúa Brasil con 5 millones 353 mil 656 casos, Rusia con 1 millón 480 mil 648 casos, y España que, según datos del Ministerio de Sanidad, tiene 1 millón 046 mil 132 casos, aunque Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, afirma que los contagios ascienden a tres millones. México tiene 860 mil casos, de los cuales 86 mil 893 personas han muerto.

La batalla que la humanidad ha librado contra el Covid-19 ha sido admirable en todos los países del mundo, en los cuales se han venido cumpliendo las medidas de prevención como la sana distancia, el lavado constante de manos, la aplicación de gel antibacterial y el uso de cubrebocas. Sin embargo, es necesario hacer mucho más, ya que el mortal virus sigue preocupando a todo mundo por la inexistencia de una vacuna capaz de erradicar el virus.

El tema de los rebrotes debe llevarnos a pensar en el caso de Chihuahua, en donde -según palabras del gobernador Javier Corral Jurado- se pasó de semáforo amarillo a rojo. Esto debe servir de lección a las autoridades y habitantes de los demás estados de la República Mexicana, a los que hay que recordar que no es tiempo para relajar las medidas, pensando que el verde o el amarillo son sinónimo de un escenario de nulo riesgo. Lo mejor es seguir cuidándonos como al principio.

Twitter: @armayacastro