/ martes 15 de febrero de 2022

Nuestra cultura tiene de todo; sobresaliendo la mediocridad

Me estoy corriendo el riesgo de ser vetado y/o menospreciado por el título que doy a este artículo, pero tiene la finalidad de aclarar a quienes aún creen que somos un país de excepcional reputación que en realidad existe todo tipo de gente.

Desafortunadamente en muchos medios de comunicación, así como en los corrillos familiares y sociales se comenta con admiración las acciones violencia social y criminal, de la corrupción, de la existencia de ladrones de toda índole, de sinvergüenzas, etc., rebajando nuestra cultura a un nivel de mediocridad.

En todo caso debería ser al contrario, pues es indudable que existen personajes que son notables, honestos, honorables, dedicados a hacer el bien a quienes lo necesitan, pero a estos poca importancia se les da y, si acaso, se les menciona sin darles una mayor relevancia.

Aquí cabe esta reflexión: >Sembremos paz y esperanza<. Y para ello no hablemos constantemente de lo negativo que vemos y escuchamos, ya que pudiera conducirnos a la depresión, al estrés e incluso al suicidio, cuyos niveles se han elevado alarmantemente en los últimos años.

Se puede incluir la presencia del coronavirus que ha estado afectado a nivel mundial a mucha gente, como un motivo de desesperación al saber de un gran número de personas contagiadas y muchas de ellas fallecidas, pero sobre todo por estar en boca de todos y existir el temor de saber que puede afectarnos.

Es por ello que deberíamos sembrar la paz y la esperanza en nuestras amistades, compañeros de trabajo, nuestros vecinos, evitando comentar lo negativo que existe; exaltando lo bueno que pudieran tener personas que se dedican a hacer el bien a quienes lo necesitan e incluso con acciones en favor de la paz y la unión fraterna.

Recordemos que en casos de desastres naturales, de acudir en favor de hermanos desprotegidos por ser migrantes (algunos de nuestro propio país, como los tarahumaras), de los adictos a la droga y al alcohol; de niños de la calle y de los menesterosos, se han creado cadenas de solidaridad social y organismos civiles, que han logrado avances en favor de quienes viven en desgracia. ¡Imitemos esas acciones o sumémonos!

Esto último nos hace tener esperanza en mejorar la calidad del mexicano, y para ello debemos hablar de lo positivo que tienen las personas de bien; difundamos lo que signifique buenas noticias y seamos parte de la corriente de lo bueno que tiene la vida.

Existen muchos mensajes positivos en la Internet (la red de redes) para alentarnos, que a diario recibimos en redes sociales, tales como: “Se feliz, no porque todo sea bueno, sino porque puedes ver lo bueno en lo que haces (tú y los demás)”, “Siendo positivos tenemos muchas más oportunidades para ser felices”, “Las decisiones de mi vida, siempre han ido unidas a aquello que me da energía positiva”, “Hasta en la peor de las situaciones encontrarás la fuerza que necesitas para seguir adelante”, etc.

En conclusión, dejemos todo lo negativo a un lado e intentemos ser lo mejor que podamos (cada quien decide cómo), y de esa manera saldremos de la mediocridad en la que viven muchos, sin darse cuenta de que hay mil maneras para salir adelante. ¿O usted, amable lector, qué opina?


¡Hasta la próxima!

Me estoy corriendo el riesgo de ser vetado y/o menospreciado por el título que doy a este artículo, pero tiene la finalidad de aclarar a quienes aún creen que somos un país de excepcional reputación que en realidad existe todo tipo de gente.

Desafortunadamente en muchos medios de comunicación, así como en los corrillos familiares y sociales se comenta con admiración las acciones violencia social y criminal, de la corrupción, de la existencia de ladrones de toda índole, de sinvergüenzas, etc., rebajando nuestra cultura a un nivel de mediocridad.

En todo caso debería ser al contrario, pues es indudable que existen personajes que son notables, honestos, honorables, dedicados a hacer el bien a quienes lo necesitan, pero a estos poca importancia se les da y, si acaso, se les menciona sin darles una mayor relevancia.

Aquí cabe esta reflexión: >Sembremos paz y esperanza<. Y para ello no hablemos constantemente de lo negativo que vemos y escuchamos, ya que pudiera conducirnos a la depresión, al estrés e incluso al suicidio, cuyos niveles se han elevado alarmantemente en los últimos años.

Se puede incluir la presencia del coronavirus que ha estado afectado a nivel mundial a mucha gente, como un motivo de desesperación al saber de un gran número de personas contagiadas y muchas de ellas fallecidas, pero sobre todo por estar en boca de todos y existir el temor de saber que puede afectarnos.

Es por ello que deberíamos sembrar la paz y la esperanza en nuestras amistades, compañeros de trabajo, nuestros vecinos, evitando comentar lo negativo que existe; exaltando lo bueno que pudieran tener personas que se dedican a hacer el bien a quienes lo necesitan e incluso con acciones en favor de la paz y la unión fraterna.

Recordemos que en casos de desastres naturales, de acudir en favor de hermanos desprotegidos por ser migrantes (algunos de nuestro propio país, como los tarahumaras), de los adictos a la droga y al alcohol; de niños de la calle y de los menesterosos, se han creado cadenas de solidaridad social y organismos civiles, que han logrado avances en favor de quienes viven en desgracia. ¡Imitemos esas acciones o sumémonos!

Esto último nos hace tener esperanza en mejorar la calidad del mexicano, y para ello debemos hablar de lo positivo que tienen las personas de bien; difundamos lo que signifique buenas noticias y seamos parte de la corriente de lo bueno que tiene la vida.

Existen muchos mensajes positivos en la Internet (la red de redes) para alentarnos, que a diario recibimos en redes sociales, tales como: “Se feliz, no porque todo sea bueno, sino porque puedes ver lo bueno en lo que haces (tú y los demás)”, “Siendo positivos tenemos muchas más oportunidades para ser felices”, “Las decisiones de mi vida, siempre han ido unidas a aquello que me da energía positiva”, “Hasta en la peor de las situaciones encontrarás la fuerza que necesitas para seguir adelante”, etc.

En conclusión, dejemos todo lo negativo a un lado e intentemos ser lo mejor que podamos (cada quien decide cómo), y de esa manera saldremos de la mediocridad en la que viven muchos, sin darse cuenta de que hay mil maneras para salir adelante. ¿O usted, amable lector, qué opina?


¡Hasta la próxima!