/ miércoles 31 de octubre de 2018

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La consulta que aniquiló la democracia

Durante el 2006, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, protestó hasta el cansancio por la elección presidencial de ese año. En primera instancia, solicitó que se hiciera un recuento voto por voto, casilla por casilla, porque a su decir, la diferencia entre el primer y el segundo lugar, cerca de 300 mil votos, no era suficiente ni determinante para tomar una decisión de semejante magnitud.

Al no serle concedida su petición, demando por fraude, presentando como controversias que las autoridades electorales no eran imparciales, que se habían dado casos de duplicidad del voto, y que la máxima autoridad política del momento, el Presidente Fox, se había pronunciado respecto a una de las opciones, afectando severamente el ambiente electoral.

Durante el 2012, nuevamente el presidente electo impugnó la elección, esta vez más distanciados los resultados, optó por cambiar su discurso, argumentando que diversas urnas habían sido manipuladas por representantes de casilla, que existía una tendencia en la elección que había sido preprogramada por encuestas y columnas de opinión, y que todo eso, había convertido al proceso electoral en algo absolutamente inviable.

Hoy, después de haber obtenido el triunfo electoral, y de que sus rivales no le impugnaron dicho triunfo, parece que la intención del presidente electo continuaba siendo la de vengarse de sus opositores, y no la de dar certidumbre a la nación. Contra cualquier lógica, contra cualquier sentido común, nuestro futuro primer mandatario ordenó la organización de una consulta popular para analizar la viabilidad
del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, una obra que inició desde el año 2014, y que lleva ya un gran avance.

Pareciera que López Obrador, otrora autodenominado defensor de la democracia, buscó por todos los medios posibles hacer una consulta lo más fraudulenta posible. Su ejercicio “electoral” organizado por una supuesta fundación, tuvo una participación de menos del 1% del padrón electoral, y esto es según el decir de los mismos organizadores, ya que toda vez que la elección fue realizada por un particular y no por el INE, era imposible que tuvieran, si quiera, un padrón actualizado. Cuando mucho estarían usando el padrón de hace más de medio año.

En la consulta, fueron muchísimos los casos de votos duplicados, triplicados y cuadruplicados. La consulta fue organizada por quienes, durante todo el proceso electoral, juraron y perjuraron derribar el aeropuerto. La consulta se realizó con los colores del partido organizador, por los militantes del partido de López Obrador, y durante su preámbulo, los militantes de su partido difundieron información falsa sobre las opciones de votación.

López Obrador, según su decir, votó en blanco, lo cual justifico de manera literal diciendo “tenía que actuar democráticamente”, pues sí, vaya que fue una actuación. Pero no solo la de él, sino la de todo el proceso, en el cual queda claro que primero se obtuvieron los resultados, y después se mal-organizó la consulta que pasará a la historia no solo como el peor ridículo a la democracia, sino como el inicio de su propia aniquilación.

En unos años, veremos al presidente electo utilizar estas consultas chafas, amañadas, fraudulentas y ridículas, para violar el Estado de Derecho. Su revocación de mandato se convertirá así en una extensión de mandato, y lograran así, estos demócratas, su verdadera meta: la destrucción absoluta de la democracia en México.

Con esta consulta, México se vuelve la burla internacional. Un país en el que los inversionistas no pueden confiar, pues con una mano en la cintura pueden convocar a consultas para cancelar contratos pactados, expropiar terrenos, destruir la propiedad privada, en fin, el cielo es el límite cuando el desdén por la ley y la venganza parecen ser la brújula.


floremi_3@hotmail.com





La consulta que aniquiló la democracia

Durante el 2006, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, protestó hasta el cansancio por la elección presidencial de ese año. En primera instancia, solicitó que se hiciera un recuento voto por voto, casilla por casilla, porque a su decir, la diferencia entre el primer y el segundo lugar, cerca de 300 mil votos, no era suficiente ni determinante para tomar una decisión de semejante magnitud.

Al no serle concedida su petición, demando por fraude, presentando como controversias que las autoridades electorales no eran imparciales, que se habían dado casos de duplicidad del voto, y que la máxima autoridad política del momento, el Presidente Fox, se había pronunciado respecto a una de las opciones, afectando severamente el ambiente electoral.

Durante el 2012, nuevamente el presidente electo impugnó la elección, esta vez más distanciados los resultados, optó por cambiar su discurso, argumentando que diversas urnas habían sido manipuladas por representantes de casilla, que existía una tendencia en la elección que había sido preprogramada por encuestas y columnas de opinión, y que todo eso, había convertido al proceso electoral en algo absolutamente inviable.

Hoy, después de haber obtenido el triunfo electoral, y de que sus rivales no le impugnaron dicho triunfo, parece que la intención del presidente electo continuaba siendo la de vengarse de sus opositores, y no la de dar certidumbre a la nación. Contra cualquier lógica, contra cualquier sentido común, nuestro futuro primer mandatario ordenó la organización de una consulta popular para analizar la viabilidad
del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, una obra que inició desde el año 2014, y que lleva ya un gran avance.

Pareciera que López Obrador, otrora autodenominado defensor de la democracia, buscó por todos los medios posibles hacer una consulta lo más fraudulenta posible. Su ejercicio “electoral” organizado por una supuesta fundación, tuvo una participación de menos del 1% del padrón electoral, y esto es según el decir de los mismos organizadores, ya que toda vez que la elección fue realizada por un particular y no por el INE, era imposible que tuvieran, si quiera, un padrón actualizado. Cuando mucho estarían usando el padrón de hace más de medio año.

En la consulta, fueron muchísimos los casos de votos duplicados, triplicados y cuadruplicados. La consulta fue organizada por quienes, durante todo el proceso electoral, juraron y perjuraron derribar el aeropuerto. La consulta se realizó con los colores del partido organizador, por los militantes del partido de López Obrador, y durante su preámbulo, los militantes de su partido difundieron información falsa sobre las opciones de votación.

López Obrador, según su decir, votó en blanco, lo cual justifico de manera literal diciendo “tenía que actuar democráticamente”, pues sí, vaya que fue una actuación. Pero no solo la de él, sino la de todo el proceso, en el cual queda claro que primero se obtuvieron los resultados, y después se mal-organizó la consulta que pasará a la historia no solo como el peor ridículo a la democracia, sino como el inicio de su propia aniquilación.

En unos años, veremos al presidente electo utilizar estas consultas chafas, amañadas, fraudulentas y ridículas, para violar el Estado de Derecho. Su revocación de mandato se convertirá así en una extensión de mandato, y lograran así, estos demócratas, su verdadera meta: la destrucción absoluta de la democracia en México.

Con esta consulta, México se vuelve la burla internacional. Un país en el que los inversionistas no pueden confiar, pues con una mano en la cintura pueden convocar a consultas para cancelar contratos pactados, expropiar terrenos, destruir la propiedad privada, en fin, el cielo es el límite cuando el desdén por la ley y la venganza parecen ser la brújula.


floremi_3@hotmail.com