/ sábado 4 de septiembre de 2021

Mujeres

Siempre han brillado, pero en la Edad Media su brillo fue cubierto por el velo del dogmatismo religioso que las reducía a la condición de sirvientas, enclavas o posesiones de los hombres, privilegiando bajo supuestas razones bíblicas la dominación de éstos. A las mujeres de esa sombría época, convencidas en su gran mayoría de la supremacía masculina, les correspondía únicamente la debilidad, el sometimiento y la devaluación social.

La peor experiencia en ese periodo histórico era la de las mujeres solas, que al morir su marido quedaban sin protector y sin ninguna posición social en un mundo dominado por los hombres”, una situación que reducía su vida y limitaba su actividad. En muchos de los casos, la única opción eran las actividades marginales, una de ellas la prostitución, el oficio más antiguo del mundo.

Algunos escritores señalan que “el machismo de México tiene sus raíces en la época de la Conquista”. Las mujeres de ese tiempo “se comportan de modo abnegado y tienen una gran capacidad para soportar el sufrimiento, los insultos y los golpes de modo estoico”, explica Roberto Navarro Arias en su libro “Mujeres mexicanas que sufren y aman demasiado”. Añade el citado autor que las mujeres sumisas de ese tiempo “llevan en su interior un mundo de inseguridades, culpas y angustias que les impiden actuar de manera libre, en consonancia con sus propios pensamientos y deseos”.

Afortunadamente, de un tiempo a la fecha las mujeres han decidido luchar de manera valiente por sus derechos, impulsadas por el pensamiento que han hecho propio un sinnúmero de mujeres: “quiero, puedo y me lo merezco”. De esta manera han logrado avances significativos en materia de derechos de las mujeres leyes y la igualdad de género.

Podemos asegurar, entonces, que los actuales son nuevos tiempos, con mujeres de mentalidad libre, en los que la mayoría de ellas expresan libremente sus sentimientos, sin permitir que se pase por encima de su dignidad humana, como lamentablemente ocurrió en el pasado. A pesar de ello, se siguen dando casos de violencia de género, un fenómeno que se define como todo acto dañino en contra de una persona en razón de su género, y que tiene en el feminicidio la manifestación más extrema de violencia y abuso de hombres hacia las mujeres. El presidente de México reconoce en su tercer informe de Gobierno que el feminicidio es uno de los pocos delitos que se han incrementado en un 13% durante su gestión.

Afortunadamente cada vez son más y más las mujeres que piensan por sí mismas y en alta voz, ignorando a las personas y grupos que siguen sin valorarlas en su justa medida. De esta manera han logrado derribar las barreras que por tanto tiempo impidieron la realización social y familiar de las mujeres.

Ellas son así actualmente por su larga y tenaz lucha, y porque han comprendido que no hay límite para lo que ellas pretenden lograr como mujeres. Lo verdaderamente importante es que, de un tiempo a la fecha, la mayoría de ellas levanta la voz ante cualquier injusticia y atropello en contra de su dignidad, pues han entendido que es la única manera de hacer efectivos sus derechos a la educación, a la salud, al desarrollo, al trabajo, a la participación política, a una vida libre de violencia, entre otros.

Como sociedad nos toca celebrar los logros de las mujeres en materia de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y que hoy por hoy haya mujeres más seguras de sí mismas, decididas a volar alto y a demostrar que todo es posible, más allá de que fenómenos sociales como la misoginia y el machismo se nieguen a desaparecer de nuestro entorno.

Más allá de los avances en materia de derechos humanos de las mujeres, me queda claro que se debe seguir trabajando más y mejor en la elaboración de leyes y políticas públicas que garanticen la seguridad de las mujeres, que coadyuven a la eliminación de todas las formas de discriminación en contra de todas y cada una de ellas.


Twitter: @armayacastro


Siempre han brillado, pero en la Edad Media su brillo fue cubierto por el velo del dogmatismo religioso que las reducía a la condición de sirvientas, enclavas o posesiones de los hombres, privilegiando bajo supuestas razones bíblicas la dominación de éstos. A las mujeres de esa sombría época, convencidas en su gran mayoría de la supremacía masculina, les correspondía únicamente la debilidad, el sometimiento y la devaluación social.

La peor experiencia en ese periodo histórico era la de las mujeres solas, que al morir su marido quedaban sin protector y sin ninguna posición social en un mundo dominado por los hombres”, una situación que reducía su vida y limitaba su actividad. En muchos de los casos, la única opción eran las actividades marginales, una de ellas la prostitución, el oficio más antiguo del mundo.

Algunos escritores señalan que “el machismo de México tiene sus raíces en la época de la Conquista”. Las mujeres de ese tiempo “se comportan de modo abnegado y tienen una gran capacidad para soportar el sufrimiento, los insultos y los golpes de modo estoico”, explica Roberto Navarro Arias en su libro “Mujeres mexicanas que sufren y aman demasiado”. Añade el citado autor que las mujeres sumisas de ese tiempo “llevan en su interior un mundo de inseguridades, culpas y angustias que les impiden actuar de manera libre, en consonancia con sus propios pensamientos y deseos”.

Afortunadamente, de un tiempo a la fecha las mujeres han decidido luchar de manera valiente por sus derechos, impulsadas por el pensamiento que han hecho propio un sinnúmero de mujeres: “quiero, puedo y me lo merezco”. De esta manera han logrado avances significativos en materia de derechos de las mujeres leyes y la igualdad de género.

Podemos asegurar, entonces, que los actuales son nuevos tiempos, con mujeres de mentalidad libre, en los que la mayoría de ellas expresan libremente sus sentimientos, sin permitir que se pase por encima de su dignidad humana, como lamentablemente ocurrió en el pasado. A pesar de ello, se siguen dando casos de violencia de género, un fenómeno que se define como todo acto dañino en contra de una persona en razón de su género, y que tiene en el feminicidio la manifestación más extrema de violencia y abuso de hombres hacia las mujeres. El presidente de México reconoce en su tercer informe de Gobierno que el feminicidio es uno de los pocos delitos que se han incrementado en un 13% durante su gestión.

Afortunadamente cada vez son más y más las mujeres que piensan por sí mismas y en alta voz, ignorando a las personas y grupos que siguen sin valorarlas en su justa medida. De esta manera han logrado derribar las barreras que por tanto tiempo impidieron la realización social y familiar de las mujeres.

Ellas son así actualmente por su larga y tenaz lucha, y porque han comprendido que no hay límite para lo que ellas pretenden lograr como mujeres. Lo verdaderamente importante es que, de un tiempo a la fecha, la mayoría de ellas levanta la voz ante cualquier injusticia y atropello en contra de su dignidad, pues han entendido que es la única manera de hacer efectivos sus derechos a la educación, a la salud, al desarrollo, al trabajo, a la participación política, a una vida libre de violencia, entre otros.

Como sociedad nos toca celebrar los logros de las mujeres en materia de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y que hoy por hoy haya mujeres más seguras de sí mismas, decididas a volar alto y a demostrar que todo es posible, más allá de que fenómenos sociales como la misoginia y el machismo se nieguen a desaparecer de nuestro entorno.

Más allá de los avances en materia de derechos humanos de las mujeres, me queda claro que se debe seguir trabajando más y mejor en la elaboración de leyes y políticas públicas que garanticen la seguridad de las mujeres, que coadyuven a la eliminación de todas las formas de discriminación en contra de todas y cada una de ellas.


Twitter: @armayacastro