/ lunes 4 de mayo de 2020

Leen pero no entienden

Pareciera que las instrucciones diarias del Gobierno y del sentido común se escriben en chino y por eso hay tantos ciudadanos en la calle. Ecocidas en el Parque Estatal Cañón de Fernández donde hay una prohibición expresa para los autos todo terreno, personas que rentan fincas para organizar fiestas en la Comarca; empleados y público de tiendas de abarrotes, farmacias o super mercados, que hacen todo al revés, todos ellos me hacen pensar que vivimos una historia absurda de Luis Buñuel, digamos "El Ángel Exterminador", que el jardín escultórico de Xilitla es realista o que los hospitales son Casas de Muñecas Macabras.

Son analfabetas funcionales.

Fueron a la escuela, o van, pero no han entendido nada de cualquier tema. El Covid-19 es un invento, morir sin poder respirar no sucede, a la gente la matan en los hospitales.

Hay letreros sencillos, por ejemplo: Qué-da-te-en-ca-sa, ni siquiera deletreando las palabras entienden qué quiere decir eso.

No me refiero a las personas que tienen que salir a la calle todos los días por obligación. Hablo de los que se brincan la barda de la quinta cuando oyen que llegó la policía a desalojar el lugar; los que rentan la alberca para una fiesta familiar, los que van al cañón de Fernández a bailar, beber y tirar basura, en la creencia de que nadie los verá allá...

¿De quién es la culpa?

Todos los caminos pasan por la cultura, la primera que es en familia, donde muchos aprendimos a leer antes de ir a la escuela y la segunda es esa, la escuela, el lugar aburrido a donde muchos van para pasar el rato y no tener que trabajar o barrer la casa.

Los adultos hemos creado este caos y cuando algunos ciudadanos buscan alterar esa absurda realidad del analfabetismo funcional, el sistema se pone a trabajar y para toda iniciativa. Me acuerdo en este momento de la Campaña por una Laguna lectora 2019 donde profesores, escritores, promotores culturales que hasta organizaron una Feria del Libro que luego de pasar por el colador de la burocracia terminó por ser una excelente Feria de escritores, promotores de la lectura, profesores y alumnos... pero no del libro como la FIL de otras regiones.

Todos tenemos nuestra porción de culpa. Unos vemos y hacemos como que no vemos, otros salimos porque "necesitamos aire", otros seguimos de juerga aún sin dinero...

Y cuando las cosas salen mal volteamos y gritamos el nombre del primero que vemos, buscamos culpables en la tele, en el hospital, en el super mercado y ahí están los trabajadores de la salud agredidos físicamente (solo en México se ha visto esta actitud salvaje).

-El fue, el mató a mi pariente-. Unos creen que es por ignorancia que actuamos de esta forma insensata ante una pandemia inusitada.

Pero no, yo creo que es la cultura enajenada en que se han creado y donde nadan, caminan, vuelan, viven de forma comodina.

A propósito ¿qué ha leído usted en medio de la pandemia?

Pareciera que las instrucciones diarias del Gobierno y del sentido común se escriben en chino y por eso hay tantos ciudadanos en la calle. Ecocidas en el Parque Estatal Cañón de Fernández donde hay una prohibición expresa para los autos todo terreno, personas que rentan fincas para organizar fiestas en la Comarca; empleados y público de tiendas de abarrotes, farmacias o super mercados, que hacen todo al revés, todos ellos me hacen pensar que vivimos una historia absurda de Luis Buñuel, digamos "El Ángel Exterminador", que el jardín escultórico de Xilitla es realista o que los hospitales son Casas de Muñecas Macabras.

Son analfabetas funcionales.

Fueron a la escuela, o van, pero no han entendido nada de cualquier tema. El Covid-19 es un invento, morir sin poder respirar no sucede, a la gente la matan en los hospitales.

Hay letreros sencillos, por ejemplo: Qué-da-te-en-ca-sa, ni siquiera deletreando las palabras entienden qué quiere decir eso.

No me refiero a las personas que tienen que salir a la calle todos los días por obligación. Hablo de los que se brincan la barda de la quinta cuando oyen que llegó la policía a desalojar el lugar; los que rentan la alberca para una fiesta familiar, los que van al cañón de Fernández a bailar, beber y tirar basura, en la creencia de que nadie los verá allá...

¿De quién es la culpa?

Todos los caminos pasan por la cultura, la primera que es en familia, donde muchos aprendimos a leer antes de ir a la escuela y la segunda es esa, la escuela, el lugar aburrido a donde muchos van para pasar el rato y no tener que trabajar o barrer la casa.

Los adultos hemos creado este caos y cuando algunos ciudadanos buscan alterar esa absurda realidad del analfabetismo funcional, el sistema se pone a trabajar y para toda iniciativa. Me acuerdo en este momento de la Campaña por una Laguna lectora 2019 donde profesores, escritores, promotores culturales que hasta organizaron una Feria del Libro que luego de pasar por el colador de la burocracia terminó por ser una excelente Feria de escritores, promotores de la lectura, profesores y alumnos... pero no del libro como la FIL de otras regiones.

Todos tenemos nuestra porción de culpa. Unos vemos y hacemos como que no vemos, otros salimos porque "necesitamos aire", otros seguimos de juerga aún sin dinero...

Y cuando las cosas salen mal volteamos y gritamos el nombre del primero que vemos, buscamos culpables en la tele, en el hospital, en el super mercado y ahí están los trabajadores de la salud agredidos físicamente (solo en México se ha visto esta actitud salvaje).

-El fue, el mató a mi pariente-. Unos creen que es por ignorancia que actuamos de esta forma insensata ante una pandemia inusitada.

Pero no, yo creo que es la cultura enajenada en que se han creado y donde nadan, caminan, vuelan, viven de forma comodina.

A propósito ¿qué ha leído usted en medio de la pandemia?