/ lunes 18 de noviembre de 2019

Las virtudes de la no reelección

“Es para nosotros el día de hoy un día de alegría porque el asilo que se le ha ofrecido a Evo Morales ha sido efectivo, y ya está en tierras mexicanas donde gozará de libertad, seguridad, integridad, protección a su vida, que son las causas que nos animan”.

Con las anteriores palabras, el canciller mexicano Marcelo Luis Ebrard Casaubón dio la bienvenida a Juan Evo Morales Ayma, expresidente de Bolivia, quien agradeció al gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador por salvarle la vida.

Evo se encuentra en estos momentos en un lugar que no fue revelado por motivos de seguridad, aunque una nota periodística publicada por Vanguardia señala que “uno de los posibles domicilios a donde puede radicar Morales es la mansión del expresidente de México, Manuel Ávila Camacho”.

Mientras tanto en Bolivia, tras el golpe de Estado, la senadora Jeanine Añez se proclamó Biblia en mano presidenta de ese país sudamericano con el apoyo de los partidos opositores.

La República de Bolivia, que actualmente tiene 11.05 millones de habitantes, vive una de sus peores crisis políticas de los últimos tiempos por la polarización que se vive en ese país. La postura de México, convencido de que en Bolivia se dio un golpe de Estado contra la democracia de ese país, no sale de acuerdo con la postura asumida por Estados Unidos y la Organización de los Estados Americanos (OEA), para los cuales no hubo golpe de Estado.

Carlos Trujillo, representante de Estados Unidos ante la OEA, condenó la postura de los Estados miembros, cuyas posturas en torno al conflicto “han violentado el principio de no injerencia”. Las declaraciones del funcionario estadounidense evidencian el inocultable desencuentro entre Estados Unidos y México.

Ante casos así, tenemos que ponderar las virtudes de la no reelección presidencial. Y lo digo porque perpetuarse en el poder ocasiona siempre un desgaste que en México ya hemos vivido y lamentado con dictadores como Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz, éste último en el poder por más de 33 años.

Sobre este tema, el escritor Antonio Lugo Morales señala en su libro “Los partidos políticos en México, y la sucesión presidencial de 2012”:

“En México, a pesar de cuatro revoluciones antireeleccionistas de diversa intensidad, reincidieron en el poder 76 de nuestros gobernantes, con o sin reelección, que fueron: Antonio López de Santa Anna 11 veces; Porfirio Díaz 10 veces; Valentín Gómez Farías y Benito Juárez 5 veces cada uno; Anastasio Bustamante y Venustiano Carranza 4 veces cada uno; Nicolás Bravo, Manuel Peña y Peña, José Joaquín Herrera y Félix Zuloaga, tres veces cada uno; finalmente, Pedro María Anaya, Valentín Canalizo, Mariano Salas, Miguel Miramón, Ignacio Comonfort y Sebastián Lerdo de Tejada, dos veces cada uno”.

En muchos de estos casos el desgaste fue más que evidente, y ocasionó revoluciones como la de 1910 por Francisco I Madero, autor del “sufragio efectivo, no reelección”, una estrategia de campaña de Madero, que con el tiempo se convirtió en lema del gobierno mexicano.

Sobre este tema en particular, Marcelo Ebrard señaló en la conferencia mañanera del pasado 11 de noviembre: "México no es un país que esté juzgando a los demás en función de sus procesos políticos de reelección; si así fuere, no podríamos tener la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe. La esencia de la convivencia política es el respeto a las decisiones políticas de cada país, tomadas de acuerdo a su proceso interno".

Está por verse el futuro del hermano pueblo boliviano ante la situación de inestabilidad política y social que azota a Bolivia, cuyos habitantes merecen vivir sin la violencia y tensión que se vive en ese país. Esta preocupante situación ha llevado a la Organización de Naciones Unidas a lanzar un “llamado urgente” a la pacificación en Bolivia. Lo ha hecho así porque la responsabilidad primordial de la ONU es mantener la paz y la seguridad internacionales.

Twitter: @armayacastro

“Es para nosotros el día de hoy un día de alegría porque el asilo que se le ha ofrecido a Evo Morales ha sido efectivo, y ya está en tierras mexicanas donde gozará de libertad, seguridad, integridad, protección a su vida, que son las causas que nos animan”.

Con las anteriores palabras, el canciller mexicano Marcelo Luis Ebrard Casaubón dio la bienvenida a Juan Evo Morales Ayma, expresidente de Bolivia, quien agradeció al gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador por salvarle la vida.

Evo se encuentra en estos momentos en un lugar que no fue revelado por motivos de seguridad, aunque una nota periodística publicada por Vanguardia señala que “uno de los posibles domicilios a donde puede radicar Morales es la mansión del expresidente de México, Manuel Ávila Camacho”.

Mientras tanto en Bolivia, tras el golpe de Estado, la senadora Jeanine Añez se proclamó Biblia en mano presidenta de ese país sudamericano con el apoyo de los partidos opositores.

La República de Bolivia, que actualmente tiene 11.05 millones de habitantes, vive una de sus peores crisis políticas de los últimos tiempos por la polarización que se vive en ese país. La postura de México, convencido de que en Bolivia se dio un golpe de Estado contra la democracia de ese país, no sale de acuerdo con la postura asumida por Estados Unidos y la Organización de los Estados Americanos (OEA), para los cuales no hubo golpe de Estado.

Carlos Trujillo, representante de Estados Unidos ante la OEA, condenó la postura de los Estados miembros, cuyas posturas en torno al conflicto “han violentado el principio de no injerencia”. Las declaraciones del funcionario estadounidense evidencian el inocultable desencuentro entre Estados Unidos y México.

Ante casos así, tenemos que ponderar las virtudes de la no reelección presidencial. Y lo digo porque perpetuarse en el poder ocasiona siempre un desgaste que en México ya hemos vivido y lamentado con dictadores como Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz, éste último en el poder por más de 33 años.

Sobre este tema, el escritor Antonio Lugo Morales señala en su libro “Los partidos políticos en México, y la sucesión presidencial de 2012”:

“En México, a pesar de cuatro revoluciones antireeleccionistas de diversa intensidad, reincidieron en el poder 76 de nuestros gobernantes, con o sin reelección, que fueron: Antonio López de Santa Anna 11 veces; Porfirio Díaz 10 veces; Valentín Gómez Farías y Benito Juárez 5 veces cada uno; Anastasio Bustamante y Venustiano Carranza 4 veces cada uno; Nicolás Bravo, Manuel Peña y Peña, José Joaquín Herrera y Félix Zuloaga, tres veces cada uno; finalmente, Pedro María Anaya, Valentín Canalizo, Mariano Salas, Miguel Miramón, Ignacio Comonfort y Sebastián Lerdo de Tejada, dos veces cada uno”.

En muchos de estos casos el desgaste fue más que evidente, y ocasionó revoluciones como la de 1910 por Francisco I Madero, autor del “sufragio efectivo, no reelección”, una estrategia de campaña de Madero, que con el tiempo se convirtió en lema del gobierno mexicano.

Sobre este tema en particular, Marcelo Ebrard señaló en la conferencia mañanera del pasado 11 de noviembre: "México no es un país que esté juzgando a los demás en función de sus procesos políticos de reelección; si así fuere, no podríamos tener la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe. La esencia de la convivencia política es el respeto a las decisiones políticas de cada país, tomadas de acuerdo a su proceso interno".

Está por verse el futuro del hermano pueblo boliviano ante la situación de inestabilidad política y social que azota a Bolivia, cuyos habitantes merecen vivir sin la violencia y tensión que se vive en ese país. Esta preocupante situación ha llevado a la Organización de Naciones Unidas a lanzar un “llamado urgente” a la pacificación en Bolivia. Lo ha hecho así porque la responsabilidad primordial de la ONU es mantener la paz y la seguridad internacionales.

Twitter: @armayacastro