/ viernes 17 de junio de 2022

La primera fábrica en Torreón

El desarrollo de nuestra gran ciudad de Torreón fue vertiginoso, esto en razón de que al haber sido fundada en 1850 como rancho, transitó por diversas categorías políticas, tal y como fuera hacienda, congregación, estación, colonia, villa y ciudad, y en cada una de tales categorías se dio un signo del crecimiento en todos los órdenes. La industria tuvo un gran crecimiento a partir de la última década del siglo XIX, esto en virtud del establecimiento de diversas factorías que empezaron a establecerse al igual que templos religiosos, comercios, institutos de enseñanza, entre otros que dieron lugar a la gran evolución que se diera. En Mapimí municipio de Durango, antes que en nuestra gran ciudad de Torreón, existían ya algunas industrias tal y como era la que llevaba el nombre de “La Constancia”, la cual era propiedad de don Luis Veyán, y era administrada por don Adolfo Aymes, a quien consideramos como uno de los grandes personajes laguneros, el cual al enterarse del establecimiento de los ferrocarriles central e internacional, y que tal medio de transporte solucionaría los problemas del traslado de mercancía, así como la prontitud en el combustible que se requería en la factoría que representaba, al igual que en las refacciones que se requerían, no dudó en aconsejar al señor don Luis Veyán se trasladara su factoría a Torreón.

Don Adolfo Aymes de inmediato solicitó una audiencia con el gobernador del estado de Coahuila, don José María Garza Galán, al que le solicitó la exención en el pago de impuestos estatales y municipales, lo que le fue concedido por diez años, según decreto número 267 de fecha 14 de febrero de 1890. El mencionado decreto sirvió de ejemplo para un buen número de inversionistas a quienes el gobernador de Coahuila, les concedió iguales beneficios con los que nuestra hoy gran ciudad de inmediato se benefició al instalarse gran número de factorías, industrias y todo tipo de negociación que vinieran a proyectar a la entonces “Estación del Torreón” en un gran centro industrial.

El 1 de agosto de 1890 la fábrica “La Constancia” inició sus labores con aproximadamente cien telares, pues era una fábrica de hilados y tejidos, la cual llegó a tener más de 200 telares, lo que la ubicó como una de las grandes factorías en su tipo en toda la república mexicana. Con posterioridad a esta primera fábrica se establecieron: la fábrica de aceites “La alianza”, “La Compañía de Luz eléctrica de Torreón”, “La fábrica de ladrillos de construcción de cornisas y de pesas”, la fábrica “La fe” de don Joaquín Serrano y don José Farjas, “La unión”, “La metalúrgica”, “Industrias de guayule” fundiciones de fierro así como fábricas de diversos artículos.

Las fábricas e industrias a que nos hemos referido fueron establecidas en la última década del siglo XIX y primera del siglo XX y fueron con las que se inició el progreso y la modernidad de Torreón, las cuales sumaban más de 20. Es de destacar los nombres de que a las primeras industrias torreoneneses se les impusieron con ellos se llamaba a la solidaridad de los torreonenses.

El desarrollo de nuestra gran ciudad de Torreón fue vertiginoso, esto en razón de que al haber sido fundada en 1850 como rancho, transitó por diversas categorías políticas, tal y como fuera hacienda, congregación, estación, colonia, villa y ciudad, y en cada una de tales categorías se dio un signo del crecimiento en todos los órdenes. La industria tuvo un gran crecimiento a partir de la última década del siglo XIX, esto en virtud del establecimiento de diversas factorías que empezaron a establecerse al igual que templos religiosos, comercios, institutos de enseñanza, entre otros que dieron lugar a la gran evolución que se diera. En Mapimí municipio de Durango, antes que en nuestra gran ciudad de Torreón, existían ya algunas industrias tal y como era la que llevaba el nombre de “La Constancia”, la cual era propiedad de don Luis Veyán, y era administrada por don Adolfo Aymes, a quien consideramos como uno de los grandes personajes laguneros, el cual al enterarse del establecimiento de los ferrocarriles central e internacional, y que tal medio de transporte solucionaría los problemas del traslado de mercancía, así como la prontitud en el combustible que se requería en la factoría que representaba, al igual que en las refacciones que se requerían, no dudó en aconsejar al señor don Luis Veyán se trasladara su factoría a Torreón.

Don Adolfo Aymes de inmediato solicitó una audiencia con el gobernador del estado de Coahuila, don José María Garza Galán, al que le solicitó la exención en el pago de impuestos estatales y municipales, lo que le fue concedido por diez años, según decreto número 267 de fecha 14 de febrero de 1890. El mencionado decreto sirvió de ejemplo para un buen número de inversionistas a quienes el gobernador de Coahuila, les concedió iguales beneficios con los que nuestra hoy gran ciudad de inmediato se benefició al instalarse gran número de factorías, industrias y todo tipo de negociación que vinieran a proyectar a la entonces “Estación del Torreón” en un gran centro industrial.

El 1 de agosto de 1890 la fábrica “La Constancia” inició sus labores con aproximadamente cien telares, pues era una fábrica de hilados y tejidos, la cual llegó a tener más de 200 telares, lo que la ubicó como una de las grandes factorías en su tipo en toda la república mexicana. Con posterioridad a esta primera fábrica se establecieron: la fábrica de aceites “La alianza”, “La Compañía de Luz eléctrica de Torreón”, “La fábrica de ladrillos de construcción de cornisas y de pesas”, la fábrica “La fe” de don Joaquín Serrano y don José Farjas, “La unión”, “La metalúrgica”, “Industrias de guayule” fundiciones de fierro así como fábricas de diversos artículos.

Las fábricas e industrias a que nos hemos referido fueron establecidas en la última década del siglo XIX y primera del siglo XX y fueron con las que se inició el progreso y la modernidad de Torreón, las cuales sumaban más de 20. Es de destacar los nombres de que a las primeras industrias torreoneneses se les impusieron con ellos se llamaba a la solidaridad de los torreonenses.