/ martes 25 de febrero de 2020

La lucha contra la violencia es de todos

Estimados lectores, la lucha contra la violencia de la mujer no es un hecho aislado, nuevo ni orquestado. No es una lucha de mujeres contra hombres, sino de paradigmas, entre la visión de absoluta igualdad, con una vieja y arcaica, inamovible y que se resiste a cambiar. La lucha contra la violencia no es una dádiva política, sino un llamado a la acción, a la resistencia, y a dejar la normalidad de las costumbres, para pasar a la normalidad de lo correcto para todas y todos.

Que hoy, los casos de violencia contra la mujer nos indignen y nos permitan reclamar nuestros derechos, tampoco es casual, porque hasta el derecho de reclamar es uno que las mujeres han conquistado a base de esfuerzo, de sacrificios, y de valiosas e irremplazables vidas, como en aquel trágico incendio de la compañía Triangle Shirtwaist, acaecido el 25 de marzo de 1911 y en el que dueños de la empresa encerraron a las empleadas inconformes para obligarlas a trabajar, causándoles la muerte a 123 mujeres que lo único que reclamaban era mejores condiciones de trabajo.

Para la mujer, nada ha sido fácil. La conquista de espacios sociales, culturales, políticos y económicos, ha sido producto de un esfuerzo que hoy en día sigue vigente y que debemos de mantener vigente, pues las voces que se oponen a esta igualdad están en todas partes, desde los callejones más oscuros, hasta las procuradurías de justicia e, inclusive, el Palacio Nacional.

La lucha contra la violencia, no es exclusiva de México, pero quizá por ese choque cultural que se da en nuestro país, producto de su ubicación geográfica y orígenes históricos, es que pareciera que la resistencia del machismo es, al igual que la lucha, un ente vivo, reptante, que se arrastra silenciosamente y no solo se rehúsa a morir, sino que se encuentra al acecho, dispuesto a mantener su reinado en el país, y en los hogares de los mexicanos.

Amigas y amigos, la lucha es de todos. Este 25 de febrero, el personal de la Coordinación Regional de Servicios Educativos nos sumamos a la campaña “ÚNETE” de las Naciones Unidas, en pro de la igualdad y el combate a la violencia. Ninguna acción es insignificante, ninguna lucha es inservible, ningún sacrificio es en vano.

Estimadas compañeras, este nueve, nada nos mueve. Lo anterior, no lo digo a manera de permiso, sino declarando abiertamente mi participación en el Paro Nacional, sin embargo, el mismo no debe de ser visto como un asueto, porque de esa manera se confunde y tergiversa el espíritu de la protesta; ese día, dediquémoslo a la reflexión, al análisis, no al ataque contra el hombre, sino a fortalecer la cultura de la igualdad entre mujeres y hombres.

La lucha contra la violencia, no es más que la lucha por la igualdad, uno de los derechos fundamentales de cualquier persona. ¡Es la lucha de todos!

Estimados lectores, la lucha contra la violencia de la mujer no es un hecho aislado, nuevo ni orquestado. No es una lucha de mujeres contra hombres, sino de paradigmas, entre la visión de absoluta igualdad, con una vieja y arcaica, inamovible y que se resiste a cambiar. La lucha contra la violencia no es una dádiva política, sino un llamado a la acción, a la resistencia, y a dejar la normalidad de las costumbres, para pasar a la normalidad de lo correcto para todas y todos.

Que hoy, los casos de violencia contra la mujer nos indignen y nos permitan reclamar nuestros derechos, tampoco es casual, porque hasta el derecho de reclamar es uno que las mujeres han conquistado a base de esfuerzo, de sacrificios, y de valiosas e irremplazables vidas, como en aquel trágico incendio de la compañía Triangle Shirtwaist, acaecido el 25 de marzo de 1911 y en el que dueños de la empresa encerraron a las empleadas inconformes para obligarlas a trabajar, causándoles la muerte a 123 mujeres que lo único que reclamaban era mejores condiciones de trabajo.

Para la mujer, nada ha sido fácil. La conquista de espacios sociales, culturales, políticos y económicos, ha sido producto de un esfuerzo que hoy en día sigue vigente y que debemos de mantener vigente, pues las voces que se oponen a esta igualdad están en todas partes, desde los callejones más oscuros, hasta las procuradurías de justicia e, inclusive, el Palacio Nacional.

La lucha contra la violencia, no es exclusiva de México, pero quizá por ese choque cultural que se da en nuestro país, producto de su ubicación geográfica y orígenes históricos, es que pareciera que la resistencia del machismo es, al igual que la lucha, un ente vivo, reptante, que se arrastra silenciosamente y no solo se rehúsa a morir, sino que se encuentra al acecho, dispuesto a mantener su reinado en el país, y en los hogares de los mexicanos.

Amigas y amigos, la lucha es de todos. Este 25 de febrero, el personal de la Coordinación Regional de Servicios Educativos nos sumamos a la campaña “ÚNETE” de las Naciones Unidas, en pro de la igualdad y el combate a la violencia. Ninguna acción es insignificante, ninguna lucha es inservible, ningún sacrificio es en vano.

Estimadas compañeras, este nueve, nada nos mueve. Lo anterior, no lo digo a manera de permiso, sino declarando abiertamente mi participación en el Paro Nacional, sin embargo, el mismo no debe de ser visto como un asueto, porque de esa manera se confunde y tergiversa el espíritu de la protesta; ese día, dediquémoslo a la reflexión, al análisis, no al ataque contra el hombre, sino a fortalecer la cultura de la igualdad entre mujeres y hombres.

La lucha contra la violencia, no es más que la lucha por la igualdad, uno de los derechos fundamentales de cualquier persona. ¡Es la lucha de todos!