/ viernes 17 de julio de 2020

Julio César, figura célebre de la antigua Roma

Grandes de la Historia

Julio César, figura célebre de la antigua Roma (a.C.)

Pocos hombres han tenido la talla del conquistador de la Galia (país de los galos; hoy Francia), quien desde joven se dedicó a la milicia y llegó a convertirse en un notable estadista y general romano, abriendo camino a la difusión de la cultura latina en toda Europa de su tiempo.

Nació en Roma en el año 100 antes de Cristo (a. C.), como miembro de la familia Julia, formada por patricios venida a menos en su tiempo, pero que llegó a ser la base de futuros emperadores romanos.

A los 16 años fue a combatir en Asia con el ejército de Marco Termo, y según cuentan las crónicas de aquella época se convirtió en el favorito del rey de Bitania, Nicomedes, quien tenía debilidad por los jóvenes. A los 18 años vuelve a Roma, donde su padre le da la orden de casarse, pero una vez fallecido su progenitor se separa de ella y se desposa con Cornelia, hija del demócrata Lucio Cornelio Cinna.

El dictador Lucio Cornelio Sila Félix (para algunos historiadores, “el dictador depravado y pelirrojo que odiaba al joven Julio César”), le ordenó divorciarse de Cornelia pero no acató la orden, y por esto fue sometido a juicio y condenado a muerte, así como confiscar la dote de ella, pero sus amigos intercedieron por él y se le conmutó la pena por el destierro. Salió de Roma y se hizo notar como gran estratega y guerrero en Sicilia.

Julio retorna a Roma en el año 68 a. C., y entabla amistad con Craso y Pompeyo, dos personajes ricos e influyentes, inclinados a los liberales, quienes le consiguieron una gubernatura en España y mando de un ejército, con el cual combate a un grupo rebelde, ganando fama con ello.

De regreso nuevamente a Roma, gana el cargo de edil, pero después es nombrado pretor de España, a donde vuelve y somete a los iberos; por ello es nombrado general, presentado su candidatura a cónsul. Con dicho puesto propone reformas económicas y sociales, así como una reforma agraria; propone y se le autoriza el Acta Diurna, que era un diario de los debates de la Asamblea, en el que los ciudadanos conocen el manejo del gobierno, granjearse el respaldo de la mayoría del pueblo y a su vez una mayúscula animadversión de los conservadores.

Terminado su período como cónsul, se autonombra procónsul de la Galia Cisalpina por 5 años y parte hacia aquel lugar con cuatro legiones. Es en dichas campañas donde César adquiere una reputación definitiva como extraordinario general, pues conduce a sus legiones de triunfo en triunfo, lo mismo en contra de helvecianos y germanos, aparte de adueñarse de gran riqueza en favor de Roma.

Enterado de las innumerables intrigas en el gobierno de la capital, regresa y establece un triunvirato con Craso y Pompeyo; luego volvió a la Galia para derrotar totalmente a los rebeldes, y desembarca en Inglaterra, donde sometió a algunos pueblos de la isla, por lo que finalmente regresa a Roma con un dominio completo de 5 millones de europeos, que habrían de perpetuar la lengua y la cultura latina.

César había otorgado a todos los habitantes de las provincias bajo su mando la ciudadanía romana, pero el senado se negaba reconocérsela; sin embargo no le fue difícil convencer a sus tropas (formadas en su mayoría por galos romanizados), de que si luchaban contra el senado podrían ellos reivindicar sus derechos. Así, el primer día del año 49 el ejército de César cruza el Rubicón, río que demarcaba el límite de su jurisdicción y comienza la guerra civil; en marzo entran en Roma, sin oposición pues los ejércitos de los conservadores habían evacuado la capital y huido.

Anteriormente, Pompeyo, fue convencido por los conservadores para unirse a ellos y por lo tanto se volvió enemigo de César, al que combate sin éxito pues es vencido en diferentes sitios, y entonces aquel retrocede hasta Egipto, donde finalmente es derrotado.

En dichas tierras, el rey Tolomeo XII, asesina a Pompeyo tratando de congraciarse con Roma y a su vez intenta someter a Julio César, pero es vencido y destronado. Es entonces que el general triunfador entrega la corona de Tolomeo a su hermana Cleopatra, y a esta la hace su amante; de ellos nace un hijo, al que ponen por nombre, Cesarión.

Después de su estancia en Egipto, el general romano va sobre Farnaces, rey de Ponto (localizado en las márgenes del Mar Negro), al que reduce en tres días, siendo entonces que pronuncia su famosa frase: Veni, vidi, vinci (Vine, vi y vencí).

Vuelve a Roma donde el senado le ofrece el título de dictador que le había negado anteriormente, pero César lo rechaza inicialmente y conserva sólo el cargo de cónsul, conferido por los electores. La ciudad se encuentra sumida en el caos y los demócratas estaban fuera de orden, cometetiendo arbitrariedades de todo orden, y por lo tanto los ataca y los destruye, aceptando entonces del senado el cargo de dictador vitalicio.

Dueño del poder absoluto, Julio César intenta de nuevo importantes reformas sociales y económicas, y trata de promover la unidad nacional, pero ya sin los aliados de antes, por lo que se vio obligado a iniciar alianza con los conservadores, lo que fue un error pues era difícil llevar a cabo medidas democráticas con colaboradores reaccionarios.

Las intrigas no faltaban, e incluso corrieron el rumor de que César se intentaba convertirse en rey, casarse con Cleopatra y trasladar la capital a Alejandría. Esa clase de rumores, se convirtieron en una conspiración, en la que participaban algunos de sus colaboradores, incluyendo a Bruto, hijo de su antigua amante Servilia, a quien el propio César consideraba como su propio hijo.

En marzo del año 44 a. C., César fue asesinado en el senado bajo los puñales de sus amigos conservadores.


¡Hasta la próxima!

Grandes de la Historia

Julio César, figura célebre de la antigua Roma (a.C.)

Pocos hombres han tenido la talla del conquistador de la Galia (país de los galos; hoy Francia), quien desde joven se dedicó a la milicia y llegó a convertirse en un notable estadista y general romano, abriendo camino a la difusión de la cultura latina en toda Europa de su tiempo.

Nació en Roma en el año 100 antes de Cristo (a. C.), como miembro de la familia Julia, formada por patricios venida a menos en su tiempo, pero que llegó a ser la base de futuros emperadores romanos.

A los 16 años fue a combatir en Asia con el ejército de Marco Termo, y según cuentan las crónicas de aquella época se convirtió en el favorito del rey de Bitania, Nicomedes, quien tenía debilidad por los jóvenes. A los 18 años vuelve a Roma, donde su padre le da la orden de casarse, pero una vez fallecido su progenitor se separa de ella y se desposa con Cornelia, hija del demócrata Lucio Cornelio Cinna.

El dictador Lucio Cornelio Sila Félix (para algunos historiadores, “el dictador depravado y pelirrojo que odiaba al joven Julio César”), le ordenó divorciarse de Cornelia pero no acató la orden, y por esto fue sometido a juicio y condenado a muerte, así como confiscar la dote de ella, pero sus amigos intercedieron por él y se le conmutó la pena por el destierro. Salió de Roma y se hizo notar como gran estratega y guerrero en Sicilia.

Julio retorna a Roma en el año 68 a. C., y entabla amistad con Craso y Pompeyo, dos personajes ricos e influyentes, inclinados a los liberales, quienes le consiguieron una gubernatura en España y mando de un ejército, con el cual combate a un grupo rebelde, ganando fama con ello.

De regreso nuevamente a Roma, gana el cargo de edil, pero después es nombrado pretor de España, a donde vuelve y somete a los iberos; por ello es nombrado general, presentado su candidatura a cónsul. Con dicho puesto propone reformas económicas y sociales, así como una reforma agraria; propone y se le autoriza el Acta Diurna, que era un diario de los debates de la Asamblea, en el que los ciudadanos conocen el manejo del gobierno, granjearse el respaldo de la mayoría del pueblo y a su vez una mayúscula animadversión de los conservadores.

Terminado su período como cónsul, se autonombra procónsul de la Galia Cisalpina por 5 años y parte hacia aquel lugar con cuatro legiones. Es en dichas campañas donde César adquiere una reputación definitiva como extraordinario general, pues conduce a sus legiones de triunfo en triunfo, lo mismo en contra de helvecianos y germanos, aparte de adueñarse de gran riqueza en favor de Roma.

Enterado de las innumerables intrigas en el gobierno de la capital, regresa y establece un triunvirato con Craso y Pompeyo; luego volvió a la Galia para derrotar totalmente a los rebeldes, y desembarca en Inglaterra, donde sometió a algunos pueblos de la isla, por lo que finalmente regresa a Roma con un dominio completo de 5 millones de europeos, que habrían de perpetuar la lengua y la cultura latina.

César había otorgado a todos los habitantes de las provincias bajo su mando la ciudadanía romana, pero el senado se negaba reconocérsela; sin embargo no le fue difícil convencer a sus tropas (formadas en su mayoría por galos romanizados), de que si luchaban contra el senado podrían ellos reivindicar sus derechos. Así, el primer día del año 49 el ejército de César cruza el Rubicón, río que demarcaba el límite de su jurisdicción y comienza la guerra civil; en marzo entran en Roma, sin oposición pues los ejércitos de los conservadores habían evacuado la capital y huido.

Anteriormente, Pompeyo, fue convencido por los conservadores para unirse a ellos y por lo tanto se volvió enemigo de César, al que combate sin éxito pues es vencido en diferentes sitios, y entonces aquel retrocede hasta Egipto, donde finalmente es derrotado.

En dichas tierras, el rey Tolomeo XII, asesina a Pompeyo tratando de congraciarse con Roma y a su vez intenta someter a Julio César, pero es vencido y destronado. Es entonces que el general triunfador entrega la corona de Tolomeo a su hermana Cleopatra, y a esta la hace su amante; de ellos nace un hijo, al que ponen por nombre, Cesarión.

Después de su estancia en Egipto, el general romano va sobre Farnaces, rey de Ponto (localizado en las márgenes del Mar Negro), al que reduce en tres días, siendo entonces que pronuncia su famosa frase: Veni, vidi, vinci (Vine, vi y vencí).

Vuelve a Roma donde el senado le ofrece el título de dictador que le había negado anteriormente, pero César lo rechaza inicialmente y conserva sólo el cargo de cónsul, conferido por los electores. La ciudad se encuentra sumida en el caos y los demócratas estaban fuera de orden, cometetiendo arbitrariedades de todo orden, y por lo tanto los ataca y los destruye, aceptando entonces del senado el cargo de dictador vitalicio.

Dueño del poder absoluto, Julio César intenta de nuevo importantes reformas sociales y económicas, y trata de promover la unidad nacional, pero ya sin los aliados de antes, por lo que se vio obligado a iniciar alianza con los conservadores, lo que fue un error pues era difícil llevar a cabo medidas democráticas con colaboradores reaccionarios.

Las intrigas no faltaban, e incluso corrieron el rumor de que César se intentaba convertirse en rey, casarse con Cleopatra y trasladar la capital a Alejandría. Esa clase de rumores, se convirtieron en una conspiración, en la que participaban algunos de sus colaboradores, incluyendo a Bruto, hijo de su antigua amante Servilia, a quien el propio César consideraba como su propio hijo.

En marzo del año 44 a. C., César fue asesinado en el senado bajo los puñales de sus amigos conservadores.


¡Hasta la próxima!