/ martes 19 de octubre de 2021

¿Hacia dónde vamos?: Morena y su militancia

El 2018 fue, sin duda alguna, el momento estelar para Morena. Se ganó la Presidencia de la República con un amplio margen, la mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado, así como la mayoría de alcaldías y gubernaturas en juego. Pero, ¿qué pasó después de ese año con Morena?

Andrés Manuel López Obrador se retiró orgánicamente de Morena para ocupar el máximo cargo político de nuestro país, dejando así un hueco institucional en el partido. Hay que entenderlo, el liderazgo moral que dejó el ahora presidente no lo tendremos nunca más.

Pero Morena no puede ni debe desaparecer, ni siquiera detenerse, ya que el partido es el principal instrumento con el que contamos para que la Cuarta Transformación sea transexenal y que realmente se consolide en el país.

Sin embargo, en Morena se han tomado actitudes que no solo se alejan de sus estatutos, sino que contradicen profundamente todo por lo que nació partido: ser un partido distinto y con democracia interna.

En días recientes se publicó un comunicado que se hacía pasar como un llamado a la “Alianza Popular”, firmado por personajes de Morena con cargos públicos, aunque muchos de ellos ni siquiera se encuentran afiliados al partido. Se desestimaron a los Consejos Estatales, a los Consejeros Nacionales y se buscó despojar de facto a la Secretaría de Organización de sus funciones.

La militancia, como era de esperarse, alzó la voz y reclamó dichas actitudes. En el Consejo Nacional de Morena el domingo pasado, en el cual, por cierto, no hubo quórum se escucharon diversas voces que se pueden resumir en una frase: la militancia no se siente representada con el camino que se está tomando.

Es cierto que el partido debe abrirse a todas las expresiones políticas, pero es inconcebible que hoy, personas que en antaño se dedicaban un día sí y el otro también a denostarnos, tengan más peso que las bases.

Morena nació para ser la esperanza de México, pero, para que se mantenga así, tenemos que recuperar la esencia que nos convirtió en la máxima expresión del país: la de que solo el pueblo organizado puede salvar a la nación.

diputadalaurafca.aguilartabares@outlook.com

FB: Laura Francisca Aguilar Tabares

El 2018 fue, sin duda alguna, el momento estelar para Morena. Se ganó la Presidencia de la República con un amplio margen, la mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado, así como la mayoría de alcaldías y gubernaturas en juego. Pero, ¿qué pasó después de ese año con Morena?

Andrés Manuel López Obrador se retiró orgánicamente de Morena para ocupar el máximo cargo político de nuestro país, dejando así un hueco institucional en el partido. Hay que entenderlo, el liderazgo moral que dejó el ahora presidente no lo tendremos nunca más.

Pero Morena no puede ni debe desaparecer, ni siquiera detenerse, ya que el partido es el principal instrumento con el que contamos para que la Cuarta Transformación sea transexenal y que realmente se consolide en el país.

Sin embargo, en Morena se han tomado actitudes que no solo se alejan de sus estatutos, sino que contradicen profundamente todo por lo que nació partido: ser un partido distinto y con democracia interna.

En días recientes se publicó un comunicado que se hacía pasar como un llamado a la “Alianza Popular”, firmado por personajes de Morena con cargos públicos, aunque muchos de ellos ni siquiera se encuentran afiliados al partido. Se desestimaron a los Consejos Estatales, a los Consejeros Nacionales y se buscó despojar de facto a la Secretaría de Organización de sus funciones.

La militancia, como era de esperarse, alzó la voz y reclamó dichas actitudes. En el Consejo Nacional de Morena el domingo pasado, en el cual, por cierto, no hubo quórum se escucharon diversas voces que se pueden resumir en una frase: la militancia no se siente representada con el camino que se está tomando.

Es cierto que el partido debe abrirse a todas las expresiones políticas, pero es inconcebible que hoy, personas que en antaño se dedicaban un día sí y el otro también a denostarnos, tengan más peso que las bases.

Morena nació para ser la esperanza de México, pero, para que se mantenga así, tenemos que recuperar la esencia que nos convirtió en la máxima expresión del país: la de que solo el pueblo organizado puede salvar a la nación.

diputadalaurafca.aguilartabares@outlook.com

FB: Laura Francisca Aguilar Tabares