/ viernes 16 de abril de 2021

Goyito Martínez y el rescate de los recursos fitogenéticos de las plantas del semidesierto

En el Pueblo Mágico de Viesca, la Universidad Autónoma de Coahuila, está construyendo un Centro de Investigación y Jardín Etnobiológico (CIJE), el proceso lleva un año. Se inició a partir de la convocatoria del Conacyt, emitida el año pasado, para construir jardines etnobiológicos en cada una de las entidades federativas de la República mexicana. La idea de participar con una propuesta para construirlo en Viesca, nace de la aspiración que nos compartió en sus charlas el doctor Goyito Martínez Valdés: rescatar los conocimientos que las yerberas de Viesca habían acumulado de sus antepasados para hacer curaciones, utilizando las plantas del semidesierto lagunero. A la vez se dolía Goyito, treinta años después de la muerte de su tía Teodora, yerbera y curandera en Viesca: “El germoplasma de mi tía se esfumó o volvió al monte, llevado por el viento. Con el viento se fue el conocimiento acumulado de años, aquel que tuve cerca y que ignoré”. Y así hemos ignorado por años ese conocimiento, que como apunta el doctor Martínez: “mi tía Teodora –que entró a las actividades botánicas y medicinales desde fines del siglo 19– ya tenía prestigio regional. Sin embargo, no fanfarroneaba ni usaba tarjetas de presentación que rezaran ‘Teodora Hernández, especialista en recursos fitogenéticos’. ¡Ah!, porque el área de especialidad de mi tía, eran los recursos genéticos de la herbolaria medicinal del sur de Coahuila, si bien, el ámbito que recorría abarcaba también el norte de Zacatecas y el noreste de Durango”.

Gregorio Martínez estudiando en Wisconsin fue abrigando la idea de rescatar el conocimiento fitogenético de su tía la yerbera, pero cuando regreso de estudiar de Estados Unidos de América, su tía Teodora había fallecido. “El conocimiento acumulado de años de nuestras yerberas y parteras, lo tuvimos cerca y lo ignoramos”, sostenía Goyito.

En el poema Homenaje tardío a Goyito, Oziel Montañez lo describe así: “Agrónomo destacado, / de los Narro, / muy querido, / por muchos reconocido, / por su talento admirado. / Fue en la Escuela Superior, / aquella de Agricultura, / donde forjó su figura, / de Agrónomo informador. / Y Wisconsin fue el lugar, / donde estudió con agrado, / su Maestría y Doctorado, y el arte de comunicar. / No olvidó su condición, / fue hombre de trato sencillo, / y fueron Viesca y Saltillo, / sus fuentes de inspiración. / Como ciudad del futuro, / a Viesca, /así la llamó, / fue el lugar donde nació, / un Pueblo Mágico y puro”.

Y Héctor Astorga que fue su compañero en la Narro nos comparte: “Y es que este ser humano tenía algo de especial: con mucha facilidad se ganaba la amistad, la admiración y el respeto ya que su sensibilidad a las causas del servicio a los demás lo demostraba continuamente sin ninguna restricción y menos aún por algún interés monetario o político alguno. Fue un bienhechor de muchas causas, especialmente si se trataba de beneficiar a su ‘alma mater’, la Narro, su estado, Coahuila y desde luego, su tierra natal, el ahora ‘Pueblo Mágico’ Viesca, Coahuila”.

Goyito, como se le conoce en Viesca, egresó de la carrera de ingeniero agrónomo de la entonces Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, el 17 de enero de 1957. La trayectoria de este excepcional viesquense con logros en la docencia, la investigación y la difusión del conocimiento es muy significativa. Realizó estudios de Maestría en Información y Comunicación Agrícola y el doctorado en Comunicaciones y Sociología Rural de 1960 a 1966 en la Universidad de Wisconsin. Sus tareas profesionales las efectuó en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, en el Colegio de Posgraduados y en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo. Entre sus actividades están las de comunicador, cronista de su generación, narrador y agrónomo. Fue hijo del comerciante Gregorio Martínez y de la señora Mercedes Valdés.

Mi abuela materna doña María Adriano, nació en Viesca, Coahuila, en 1899. Falleció a la edad de 95 años. La tía Teodora, como lo cuenta Goyito, murió de pulmonía en enero de 1962, a la edad de 102 años y en sus delirios hablaba de yerbas. Mi tía Adela hermana mayor de mi mamá. Falleció a la edad de 102 años. Las tres fueron parteras, también curaban con hierbas. Hoy el reto es rescatar los conocimientos de ellas y de las que les siguieron.

jshv0851@gmail.com

En el Pueblo Mágico de Viesca, la Universidad Autónoma de Coahuila, está construyendo un Centro de Investigación y Jardín Etnobiológico (CIJE), el proceso lleva un año. Se inició a partir de la convocatoria del Conacyt, emitida el año pasado, para construir jardines etnobiológicos en cada una de las entidades federativas de la República mexicana. La idea de participar con una propuesta para construirlo en Viesca, nace de la aspiración que nos compartió en sus charlas el doctor Goyito Martínez Valdés: rescatar los conocimientos que las yerberas de Viesca habían acumulado de sus antepasados para hacer curaciones, utilizando las plantas del semidesierto lagunero. A la vez se dolía Goyito, treinta años después de la muerte de su tía Teodora, yerbera y curandera en Viesca: “El germoplasma de mi tía se esfumó o volvió al monte, llevado por el viento. Con el viento se fue el conocimiento acumulado de años, aquel que tuve cerca y que ignoré”. Y así hemos ignorado por años ese conocimiento, que como apunta el doctor Martínez: “mi tía Teodora –que entró a las actividades botánicas y medicinales desde fines del siglo 19– ya tenía prestigio regional. Sin embargo, no fanfarroneaba ni usaba tarjetas de presentación que rezaran ‘Teodora Hernández, especialista en recursos fitogenéticos’. ¡Ah!, porque el área de especialidad de mi tía, eran los recursos genéticos de la herbolaria medicinal del sur de Coahuila, si bien, el ámbito que recorría abarcaba también el norte de Zacatecas y el noreste de Durango”.

Gregorio Martínez estudiando en Wisconsin fue abrigando la idea de rescatar el conocimiento fitogenético de su tía la yerbera, pero cuando regreso de estudiar de Estados Unidos de América, su tía Teodora había fallecido. “El conocimiento acumulado de años de nuestras yerberas y parteras, lo tuvimos cerca y lo ignoramos”, sostenía Goyito.

En el poema Homenaje tardío a Goyito, Oziel Montañez lo describe así: “Agrónomo destacado, / de los Narro, / muy querido, / por muchos reconocido, / por su talento admirado. / Fue en la Escuela Superior, / aquella de Agricultura, / donde forjó su figura, / de Agrónomo informador. / Y Wisconsin fue el lugar, / donde estudió con agrado, / su Maestría y Doctorado, y el arte de comunicar. / No olvidó su condición, / fue hombre de trato sencillo, / y fueron Viesca y Saltillo, / sus fuentes de inspiración. / Como ciudad del futuro, / a Viesca, /así la llamó, / fue el lugar donde nació, / un Pueblo Mágico y puro”.

Y Héctor Astorga que fue su compañero en la Narro nos comparte: “Y es que este ser humano tenía algo de especial: con mucha facilidad se ganaba la amistad, la admiración y el respeto ya que su sensibilidad a las causas del servicio a los demás lo demostraba continuamente sin ninguna restricción y menos aún por algún interés monetario o político alguno. Fue un bienhechor de muchas causas, especialmente si se trataba de beneficiar a su ‘alma mater’, la Narro, su estado, Coahuila y desde luego, su tierra natal, el ahora ‘Pueblo Mágico’ Viesca, Coahuila”.

Goyito, como se le conoce en Viesca, egresó de la carrera de ingeniero agrónomo de la entonces Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, el 17 de enero de 1957. La trayectoria de este excepcional viesquense con logros en la docencia, la investigación y la difusión del conocimiento es muy significativa. Realizó estudios de Maestría en Información y Comunicación Agrícola y el doctorado en Comunicaciones y Sociología Rural de 1960 a 1966 en la Universidad de Wisconsin. Sus tareas profesionales las efectuó en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, en el Colegio de Posgraduados y en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo. Entre sus actividades están las de comunicador, cronista de su generación, narrador y agrónomo. Fue hijo del comerciante Gregorio Martínez y de la señora Mercedes Valdés.

Mi abuela materna doña María Adriano, nació en Viesca, Coahuila, en 1899. Falleció a la edad de 95 años. La tía Teodora, como lo cuenta Goyito, murió de pulmonía en enero de 1962, a la edad de 102 años y en sus delirios hablaba de yerbas. Mi tía Adela hermana mayor de mi mamá. Falleció a la edad de 102 años. Las tres fueron parteras, también curaban con hierbas. Hoy el reto es rescatar los conocimientos de ellas y de las que les siguieron.

jshv0851@gmail.com