/ viernes 28 de mayo de 2021

Gerardo Moscoso soltaba sin tapujos verdades incómodas, era rudo y desinhibido

Conocí a Gerardo Moscoso a finales de los años setentas del siglo XX, en una de las manifestaciones estudiantiles en la comarca lagunera. Participó, en esa ocasión cantando canciones de protesta. Recordando su participación en los movimientos estudiantiles españoles contra Franco.

Además de ser coordinador de la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma de Coahuila, fue director de teatro, actor de cine, cantautor, adoptante de perritos, escritor, un gran lector, médico gallego (hasta que sus fuerzas se lo permitieron atendió su consultorio, en San Pedro de las Colonias), un gran formador de jóvenes artistas, una persona con una gran capacidad humana. Nunca ocultó su homosexualidad, tampoco la exhibía. Fue de los primeros en acogerse en el estado de Coahuila al Pacto Civil de Solidaridad, para que sus derechos de pareja con Esteban Osorio fuesen reconocidos. Me invitó a ser partícipe de ese acontecimiento.

Con su habitual humor ácido, despotricaba casi de todo. Usaba expresiones maravillosamente mordaces. A Gerardo le divertía observar las caras de sus interlocutores cuando hablaba de su homosexualidad. Nunca le acobardó hablar de ella. Desbordaba una sinceridad desafiante. Su oralidad era franca, sin tapujos, pero a la vez retadora. Era de un temperamento apasionado. Me tocó escucharle en varias conferencias, de donde concluyo, que tenía una forma atrevida, pero didáctica de enseñar.

Estudió la carrera de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, en los setentas del siglo pasado, a donde regresaba a visitar a sus amigos con frecuencia. Se especializó en ginecología. Fue perseguido en España porque participó al lado de los republicanos contra la dictadura franquista y fue un ferviente promotor del galleguismo. Hijo de gallegos emigrantes radicados en la Comarca Lagunera, Coahuila. Nació en el Distrito Federal, el 24 de febrero de 1945. Vivió su niñez en Torreón, Coahuila. Fue uno de los cofundadores de Voces Ceibes, el movimiento de la nueva canción gallega de carácter antifranquista, por lo que será rememorado en Galicia.

La trayectoria de Moscoso la llevó a cabo en diferentes espacios de artes escénicas. Para él, eran herramientas de transformación social, a la vez que de construcción de ciudadanía. Primero participó en el cine, luego en el teatro. En la Laguna promovió un colectivo de teatro conformado por estudiantes y obreros de las capas más desfavorecidas de la sociedad.

En noviembre de 1976, Gerardo Moscoso, siendo uno de los más importantes valores de la nueva canción gallega, regresó a México, porque en España no podía cantar ni trabajar. Desde el nacimiento de Voces ceibes (Voces libres), en diciembre de 1968, el grupo fue vetado para ofrecer recitales, pero a pesar de ello se mantuvo activo hasta 1974. Su último disco tuvo que ser grabado fuera de los circuitos comerciales. Pasó cuatro años entre Francia y Suiza, cuando fue expulsado de España. Hijo de gallegos, aunque mexicano de nacionalidad, no pudo ejercer la Medicina al llegar a México, por haberse licenciado por la Universidad de Santiago, y no existir en ese momento el convenio de doble nacionalidad. Por lo que buscando trabajo se contrató como actor de reparto en varias películas y luego fue médico de rodaje. Contaba que, siendo extra cinematográfico, en una ocasión en que el médico de rodaje de turno estaba imposibilitado para atender a Cantinflas, se ofreció a atenderlo. Y al estar consultando al famoso actor mexicano, este le preguntó si era español. Le aclaró que era mexicano, que había estudiado en España su carrera de medicina, pero que, al no serle reconocida en México, trabajaba de extra. Cantinflas lo recomendó para que lo aceptaran de médico en los rodajes. Luego con el tiempo da el salto al teatro, primero como actor y después como director.

Como promotor cultural creó la compañía de teatro La Gaviota. En Torreón dirigió el teatro Salvador Novo, enclavado en una zona de alta marginalidad. En donde impulsó un gran programa cultural y social, rescatando de la desesperanza a jóvenes de esas colonias populares. Hasta sus últimos días defendió el Novo, como un espacio de promoción cultural para desarrollar conciencia y ayudar a que los jóvenes y adultos se construyeran mejores oportunidades de bienestar. Descanse en paz Gerardo Moscoso.

@SalvadorHV

jshv0851@gmail.com

Conocí a Gerardo Moscoso a finales de los años setentas del siglo XX, en una de las manifestaciones estudiantiles en la comarca lagunera. Participó, en esa ocasión cantando canciones de protesta. Recordando su participación en los movimientos estudiantiles españoles contra Franco.

Además de ser coordinador de la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma de Coahuila, fue director de teatro, actor de cine, cantautor, adoptante de perritos, escritor, un gran lector, médico gallego (hasta que sus fuerzas se lo permitieron atendió su consultorio, en San Pedro de las Colonias), un gran formador de jóvenes artistas, una persona con una gran capacidad humana. Nunca ocultó su homosexualidad, tampoco la exhibía. Fue de los primeros en acogerse en el estado de Coahuila al Pacto Civil de Solidaridad, para que sus derechos de pareja con Esteban Osorio fuesen reconocidos. Me invitó a ser partícipe de ese acontecimiento.

Con su habitual humor ácido, despotricaba casi de todo. Usaba expresiones maravillosamente mordaces. A Gerardo le divertía observar las caras de sus interlocutores cuando hablaba de su homosexualidad. Nunca le acobardó hablar de ella. Desbordaba una sinceridad desafiante. Su oralidad era franca, sin tapujos, pero a la vez retadora. Era de un temperamento apasionado. Me tocó escucharle en varias conferencias, de donde concluyo, que tenía una forma atrevida, pero didáctica de enseñar.

Estudió la carrera de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, en los setentas del siglo pasado, a donde regresaba a visitar a sus amigos con frecuencia. Se especializó en ginecología. Fue perseguido en España porque participó al lado de los republicanos contra la dictadura franquista y fue un ferviente promotor del galleguismo. Hijo de gallegos emigrantes radicados en la Comarca Lagunera, Coahuila. Nació en el Distrito Federal, el 24 de febrero de 1945. Vivió su niñez en Torreón, Coahuila. Fue uno de los cofundadores de Voces Ceibes, el movimiento de la nueva canción gallega de carácter antifranquista, por lo que será rememorado en Galicia.

La trayectoria de Moscoso la llevó a cabo en diferentes espacios de artes escénicas. Para él, eran herramientas de transformación social, a la vez que de construcción de ciudadanía. Primero participó en el cine, luego en el teatro. En la Laguna promovió un colectivo de teatro conformado por estudiantes y obreros de las capas más desfavorecidas de la sociedad.

En noviembre de 1976, Gerardo Moscoso, siendo uno de los más importantes valores de la nueva canción gallega, regresó a México, porque en España no podía cantar ni trabajar. Desde el nacimiento de Voces ceibes (Voces libres), en diciembre de 1968, el grupo fue vetado para ofrecer recitales, pero a pesar de ello se mantuvo activo hasta 1974. Su último disco tuvo que ser grabado fuera de los circuitos comerciales. Pasó cuatro años entre Francia y Suiza, cuando fue expulsado de España. Hijo de gallegos, aunque mexicano de nacionalidad, no pudo ejercer la Medicina al llegar a México, por haberse licenciado por la Universidad de Santiago, y no existir en ese momento el convenio de doble nacionalidad. Por lo que buscando trabajo se contrató como actor de reparto en varias películas y luego fue médico de rodaje. Contaba que, siendo extra cinematográfico, en una ocasión en que el médico de rodaje de turno estaba imposibilitado para atender a Cantinflas, se ofreció a atenderlo. Y al estar consultando al famoso actor mexicano, este le preguntó si era español. Le aclaró que era mexicano, que había estudiado en España su carrera de medicina, pero que, al no serle reconocida en México, trabajaba de extra. Cantinflas lo recomendó para que lo aceptaran de médico en los rodajes. Luego con el tiempo da el salto al teatro, primero como actor y después como director.

Como promotor cultural creó la compañía de teatro La Gaviota. En Torreón dirigió el teatro Salvador Novo, enclavado en una zona de alta marginalidad. En donde impulsó un gran programa cultural y social, rescatando de la desesperanza a jóvenes de esas colonias populares. Hasta sus últimos días defendió el Novo, como un espacio de promoción cultural para desarrollar conciencia y ayudar a que los jóvenes y adultos se construyeran mejores oportunidades de bienestar. Descanse en paz Gerardo Moscoso.

@SalvadorHV

jshv0851@gmail.com