/ viernes 5 de marzo de 2021

Francisco Sarabia Tinoco

Un lagunero que debido a su preparación y su carácter intrépido, logró destacar en la aeronáutica no solo nacional sino mundialmente al realizar no pocas hazañas que lo situaron entre los más reconocidos aviadores de la época, lo que lo colocó junto con su país de origen, como uno de los más avanzados en la aeronáutica, distinciones que lo acompañaron hasta el último instante de su vida, ese será el personaje lagunero a quien nos referiremos en esta columna.

El personaje lagunero quien ocupa el día de hoy su lugar dentro de la galería de personajes de la región que se han distinguido en alguna área del conocimiento humano, es Francisco Sarabia Tinoco, quien fuera originario de la ciudad jardín, Lerdo Durango, en donde nació un 3 de julio de 1900, siendo sus progenitores el señor don Santiago Sarabia y doña María Tinoco, sus primeros estudios los realizó en su ciudad de origen y posteriormente en el Paso Texas estudió su preparatoria en el “Mexico State College” estudiando la carrera de mecánica automovilística en el Sweeney Automobile School en la ciudad de Kansas City, para finalmente en cuanto a estudios se refiere en el año de 1928 cursó en el “Chicago aeronautical school” estudios de aviación.

Después de concluir sus estudios de aviación de inmediato y por espacio de un año formó parte de un circo aéreo en estados unidos de Norteamérica, así mismo laboró en el incipiente correo aéreo de esa nación, después de lo anterior se dedicó al transporte aéreo de pasajeros y carga en los estados de Morelos y Chiapas y es en este último estado de la federación en donde establece la compañía aeronáutica del sur la que se especializaba en transporte de carga en los estados del sureste del país, es en esta época en el año de 1938 cuando adquiere un avión Gee Bee al que le impuso el nombre con el que se inmortalizó el “conquistador de cielo”.

En el mes de mayo de 1939 nuestro personaje logró una de sus más reconocidas hazañas aeronáuticas, al establecer una marca mundial de velocidad entre el campo aéreo de Balbuena de la ciudad de México y el famoso campo aéreo Floyd Bennett de la ciudad de los rascacielos Nueva York, imponiendo una marca de diez horas y cuarenta y cinco minutos de recorrido, siendo su hazaña ampliamente reconocida de tal manera que en los Estados Unidos de Norteamérica le llamaron el “Linderberg mexicano”. En México de igual manera impuso marcas de velocidad en las rutas aéreas de México-Chetumal, Mérida y en la ruta internacional México-Guatemala.

En el mes de junio de 1939 al cumplir con una misión encomendada por el presidente don Lázaro Cárdenas, para la cual se trasladó a la ciudad norteamericana de Washington en su avión, “El conquistador del cielo”, a su regreso a México, su avión se desplomó en el rio Potemoc falleciendo nuestro personaje, lo cual juntamente con sus logros y hazañas aéreas lo inmortalizaron en la aeronáutica, pues sus records y la creación de escuelas de aviación y empresas aéreas de transporte de personas de todo tipo de carga, le concedieron un lugar de honor en la aeronáutica.

Los restos de nuestro personaje fueron trasladados a México, siendo los mismos depositados en la rotonda de las personas ilustres, en Lerdo, Durango, su ciudad de origen, se le levantó un museo-monumento en donde se exhibe su histórico avión, el aeropuerto de nuestra gran ciudad de Torreón, lleva su nombre.

Un lagunero que debido a su preparación y su carácter intrépido, logró destacar en la aeronáutica no solo nacional sino mundialmente al realizar no pocas hazañas que lo situaron entre los más reconocidos aviadores de la época, lo que lo colocó junto con su país de origen, como uno de los más avanzados en la aeronáutica, distinciones que lo acompañaron hasta el último instante de su vida, ese será el personaje lagunero a quien nos referiremos en esta columna.

El personaje lagunero quien ocupa el día de hoy su lugar dentro de la galería de personajes de la región que se han distinguido en alguna área del conocimiento humano, es Francisco Sarabia Tinoco, quien fuera originario de la ciudad jardín, Lerdo Durango, en donde nació un 3 de julio de 1900, siendo sus progenitores el señor don Santiago Sarabia y doña María Tinoco, sus primeros estudios los realizó en su ciudad de origen y posteriormente en el Paso Texas estudió su preparatoria en el “Mexico State College” estudiando la carrera de mecánica automovilística en el Sweeney Automobile School en la ciudad de Kansas City, para finalmente en cuanto a estudios se refiere en el año de 1928 cursó en el “Chicago aeronautical school” estudios de aviación.

Después de concluir sus estudios de aviación de inmediato y por espacio de un año formó parte de un circo aéreo en estados unidos de Norteamérica, así mismo laboró en el incipiente correo aéreo de esa nación, después de lo anterior se dedicó al transporte aéreo de pasajeros y carga en los estados de Morelos y Chiapas y es en este último estado de la federación en donde establece la compañía aeronáutica del sur la que se especializaba en transporte de carga en los estados del sureste del país, es en esta época en el año de 1938 cuando adquiere un avión Gee Bee al que le impuso el nombre con el que se inmortalizó el “conquistador de cielo”.

En el mes de mayo de 1939 nuestro personaje logró una de sus más reconocidas hazañas aeronáuticas, al establecer una marca mundial de velocidad entre el campo aéreo de Balbuena de la ciudad de México y el famoso campo aéreo Floyd Bennett de la ciudad de los rascacielos Nueva York, imponiendo una marca de diez horas y cuarenta y cinco minutos de recorrido, siendo su hazaña ampliamente reconocida de tal manera que en los Estados Unidos de Norteamérica le llamaron el “Linderberg mexicano”. En México de igual manera impuso marcas de velocidad en las rutas aéreas de México-Chetumal, Mérida y en la ruta internacional México-Guatemala.

En el mes de junio de 1939 al cumplir con una misión encomendada por el presidente don Lázaro Cárdenas, para la cual se trasladó a la ciudad norteamericana de Washington en su avión, “El conquistador del cielo”, a su regreso a México, su avión se desplomó en el rio Potemoc falleciendo nuestro personaje, lo cual juntamente con sus logros y hazañas aéreas lo inmortalizaron en la aeronáutica, pues sus records y la creación de escuelas de aviación y empresas aéreas de transporte de personas de todo tipo de carga, le concedieron un lugar de honor en la aeronáutica.

Los restos de nuestro personaje fueron trasladados a México, siendo los mismos depositados en la rotonda de las personas ilustres, en Lerdo, Durango, su ciudad de origen, se le levantó un museo-monumento en donde se exhibe su histórico avión, el aeropuerto de nuestra gran ciudad de Torreón, lleva su nombre.