/ viernes 23 de octubre de 2020

Francisco I de Francia, 'Rey del Renacimiento'

Francisco I de Francia, considerado el “Rey del Renacimiento”, pues con él se iniciaba una nueva época en la historia, dejando atrás la añeja Edad Media, fue un soberano culto y caballeroso; dotado de valor físico, con cualidades y defectos propios de su tiempo.

Fue hijo de Carlos de Valois, conde de Angulema y de Luisa de Saboya; nació en el pueblo de Cognac (célebre por sus vinos y licores), en el año de 1494 (dos años después de la llegada de Cristóbal Colón a América) y llegó al trono de Francia al suceder a su primo y suegro, Luis XII, ya que una hija de éste, Claudia, era la esposa de Francisco.

Hizo florecer el movimiento artístico y cultural renacentista, pero a su vez consolidar la monarquía absoluta. La educación de Francisco la recibió, juntamente con su hermana Margarita, de su madre, Luisa de Saboya, quien enviudara a los 20 años, teniendo una excelente cultura y educación.

Una vez en el trono, Francisco I continuó con la política de dominio de los pequeños reinados italianos que ejercieron sus antecesores, logrando la reconquista del Milanesado en 1515 en la lucha contra los suizos, aliados del duque de Milán.

Tras la victoria en Marignan en el año antes mencionado, firmó con el papa León X el Concordato de Bolonia, y con los suizos el acuerdo llamado “Paz Perpetua” en 1516, que concedía el derecho de reclutar tropas al rey de Francia. Sin embargo, esa potestad concluyó en 1792 con la caída de la monarquía francesa.

Francisco I pretendió el trono imperial de Alemania, sin lograrlo pues fue derrotado por el ejército de español en 1519, quien de esa manera el soberano español se convertía en el soberano más poderoso de Europa, y a partir de entonces fue el rey Carlos I de España y Carlos V de Alemania.

En virtud de lo anterior, Francisco I buscó aliarse con el rey inglés, Enrique VIII, pero este se sintió celoso del rey francés al ver la ostentación de riqueza en las enormes tiendas de paño con hilos de oro, con motivo de la entrevista que sostuvieron ambos en 1520, decidiendo el soberano de Inglaterra apoyar al rey Carlos I.

Al invadir Francisco I a Borgoña, posesión de España, se iniciaron las hostilidades de las dos naciones en conflicto, perdiéndose el Milanesado en el combate de Pavia en 1525, donde el soberano fue hecho prisionero, y poco más tarde obligado a firmar el “Tratado de Madrid”, con el cual se cedían varias provincias francesas, aparte de otras condiciones.

De regreso a Francia, Francisco I no respetó del todo lo convenido, si bien cumplió con otras dos condiciones: se casó con Leonor, hermana del rey Carlos, y envió a España a sus dos hijos mayores, de 7 y 8 años de edad, en calidad de rehenes.

Poco después, logró una alianza con Enrique VII de Inglaterra y con el papa Clemente VII, en 1527, recuperando de nuevo Borgoña, motivo por el cual se reanudaron las hostilidades bélicas, si bien dos años después se firmaba el Tratado de Cambrai, que también se conoció como “Paz de las Damas”, por estar suscrito por la madre de Francisco, Luisa de Saboya, y la tía del emperador Carlos V, Margarita de Austria.

No obstante lo anterior, la rivalidad de los reyes de Francia y España subsistieron, al grado de que Francisco I se alió con príncipes alemanes de religión protestantes (1532), aun cuando el rey francés era muy católico y bien relacionado con el pontífice romano. También hizo alianza con el sultán de Turquía, Soleimán El Magnífico (1536), enemigo de los cristianos. Las guerras continuaron entre los ejércitos de Francia y Austria, con alternativas de derrotas y victorias, hasta la firma de la Paz de Crepy en 1544.

Francisco I siempre se rodeó de una corte brillante y lujosa, donde las favoritas reales, entre ellas la condesa de Chateaubriand y la duquesa de Etampes, eran las reinas de la belleza y la cultura en los castillos que el rey hizo construir cerca de París y en el valle de Loira, lo que le mereció el título de “Rey del Renacimiento”.

Nuestro personaje falleció en 1547 en el castillo de Rambouillet, pero no podemos dejar de destacar que hubo de dar fuerza oficial al idioma francés, por la Ordenanza de Villers-Cotteres, ya que impuso que fueran redactadas las actas judiciales y notariadas, así como los registros de estado civil, en francés y no en latín. Protegió a escritores y artistas, rodeándose de los más célebres de su época, lo mismo franceses como extranjeros.

¡Hasta la próxima!

Francisco I de Francia, considerado el “Rey del Renacimiento”, pues con él se iniciaba una nueva época en la historia, dejando atrás la añeja Edad Media, fue un soberano culto y caballeroso; dotado de valor físico, con cualidades y defectos propios de su tiempo.

Fue hijo de Carlos de Valois, conde de Angulema y de Luisa de Saboya; nació en el pueblo de Cognac (célebre por sus vinos y licores), en el año de 1494 (dos años después de la llegada de Cristóbal Colón a América) y llegó al trono de Francia al suceder a su primo y suegro, Luis XII, ya que una hija de éste, Claudia, era la esposa de Francisco.

Hizo florecer el movimiento artístico y cultural renacentista, pero a su vez consolidar la monarquía absoluta. La educación de Francisco la recibió, juntamente con su hermana Margarita, de su madre, Luisa de Saboya, quien enviudara a los 20 años, teniendo una excelente cultura y educación.

Una vez en el trono, Francisco I continuó con la política de dominio de los pequeños reinados italianos que ejercieron sus antecesores, logrando la reconquista del Milanesado en 1515 en la lucha contra los suizos, aliados del duque de Milán.

Tras la victoria en Marignan en el año antes mencionado, firmó con el papa León X el Concordato de Bolonia, y con los suizos el acuerdo llamado “Paz Perpetua” en 1516, que concedía el derecho de reclutar tropas al rey de Francia. Sin embargo, esa potestad concluyó en 1792 con la caída de la monarquía francesa.

Francisco I pretendió el trono imperial de Alemania, sin lograrlo pues fue derrotado por el ejército de español en 1519, quien de esa manera el soberano español se convertía en el soberano más poderoso de Europa, y a partir de entonces fue el rey Carlos I de España y Carlos V de Alemania.

En virtud de lo anterior, Francisco I buscó aliarse con el rey inglés, Enrique VIII, pero este se sintió celoso del rey francés al ver la ostentación de riqueza en las enormes tiendas de paño con hilos de oro, con motivo de la entrevista que sostuvieron ambos en 1520, decidiendo el soberano de Inglaterra apoyar al rey Carlos I.

Al invadir Francisco I a Borgoña, posesión de España, se iniciaron las hostilidades de las dos naciones en conflicto, perdiéndose el Milanesado en el combate de Pavia en 1525, donde el soberano fue hecho prisionero, y poco más tarde obligado a firmar el “Tratado de Madrid”, con el cual se cedían varias provincias francesas, aparte de otras condiciones.

De regreso a Francia, Francisco I no respetó del todo lo convenido, si bien cumplió con otras dos condiciones: se casó con Leonor, hermana del rey Carlos, y envió a España a sus dos hijos mayores, de 7 y 8 años de edad, en calidad de rehenes.

Poco después, logró una alianza con Enrique VII de Inglaterra y con el papa Clemente VII, en 1527, recuperando de nuevo Borgoña, motivo por el cual se reanudaron las hostilidades bélicas, si bien dos años después se firmaba el Tratado de Cambrai, que también se conoció como “Paz de las Damas”, por estar suscrito por la madre de Francisco, Luisa de Saboya, y la tía del emperador Carlos V, Margarita de Austria.

No obstante lo anterior, la rivalidad de los reyes de Francia y España subsistieron, al grado de que Francisco I se alió con príncipes alemanes de religión protestantes (1532), aun cuando el rey francés era muy católico y bien relacionado con el pontífice romano. También hizo alianza con el sultán de Turquía, Soleimán El Magnífico (1536), enemigo de los cristianos. Las guerras continuaron entre los ejércitos de Francia y Austria, con alternativas de derrotas y victorias, hasta la firma de la Paz de Crepy en 1544.

Francisco I siempre se rodeó de una corte brillante y lujosa, donde las favoritas reales, entre ellas la condesa de Chateaubriand y la duquesa de Etampes, eran las reinas de la belleza y la cultura en los castillos que el rey hizo construir cerca de París y en el valle de Loira, lo que le mereció el título de “Rey del Renacimiento”.

Nuestro personaje falleció en 1547 en el castillo de Rambouillet, pero no podemos dejar de destacar que hubo de dar fuerza oficial al idioma francés, por la Ordenanza de Villers-Cotteres, ya que impuso que fueran redactadas las actas judiciales y notariadas, así como los registros de estado civil, en francés y no en latín. Protegió a escritores y artistas, rodeándose de los más célebres de su época, lo mismo franceses como extranjeros.

¡Hasta la próxima!