/ viernes 11 de septiembre de 2020

Federico II, considerado un “déspota ilustrado”

Federico II, rey de Prusia, fue también conocido por el sobrenombre de “El Grande” por su notable pericia militar, pero además era un hombre inteligente y culto, político sagaz y poco escrupuloso.

Nuestro personaje pertenecía por linaje a la casa de Hohenzollern y fue hijo del rey Federico I, conocido por su carácter autoritario, y de Sofía Dorotea de Hannover; heredero de la famosa tradición marcial prusiana.

Recibió una educación de carácter militar, pero en lo personal sintió inclinación al cultivo de la música, las letras y la filosofía, lo que fue motivo para tener acalorados disgustos con su padre, al grado de intentar escapar a Inglaterra a los 18 años de edad.

Sin embargo, fue sorprendido en su intento y arrestado por órdenes del rey, condenándolo inicialmente a muerte, pero la pena le fue conmutada por la prisión en un castillo y obligado a presenciar la ejecución del amigo, Hans Hermann von Katte, por haberlo ayudado en el proyecto de huida.

Pasado un cierto tiempo se le concedió la libertad y en 1733 se casó con la princesa Elizabeth Christine de Brunswick-Bevern. Sin que tuvieran descendencia.

Tras de acceder al trono en 1740, Federico ataca Austria y anexiona la región de Silesia; nuevamente entra en guerra con los austriacos, pero ahora teniendo como aliados a Francia, España, Sajonia y Cerdeña, y con ello dar la corona del país conquistado, a Carlos Alberto, de Baviera, contra el propósito de los ingleses y la emperatriz María Teresa de Austria, que apoyaban a Francisco Esteban de Lorena, esposo de la soberana.

Federico I no destruyó ni abolió a la nobleza prusiana; simplemente se apoyó en ella y aprovechó su propio prestigio para ponerla en su lugar. A partir de ahí, emprendió una serie de reformas e innovaciones cuyo listado es asombroso.

Construyó una gran y eficiente maquinaria militar, continuando así con la obra iniciada por su padre; construyó un formidable ejército estable de 150,000 hombres, cuya disciplina y organización sirvieron de modelo para las fuerzas militares de aquella época.

Incluso, él mismo fue un brillante estratega y la historia lo registra como un maestro en el arte de la batalla a campo abierto. En once años de guerra libró 15 batallas, de las cuales triunfó en doce, y en comparación a sus generales, que se batieron en 7 encuentros bélicos y fueron vencidos en cinco.

Centralizó la administración pública de su país, con funcionarios altamente calificados. Aumentó la presión fiscal, para dotarla de recursos al Estado; suprimió las aduanas interiores y creó una banca estatal.

Reformó la administración de justicia sobre el principio de la estricta igualdad ante la ley, al grado de conceder a todo ciudadano el derecho de dirigirse al rey, bajo el principio de que “El rey es el primer servidor del Estado” y marcó límites bastante estrechos a la posibilidad de abusos de la burocracia e incluso de la nobleza.

Abolió la tortura y eliminó en gran parte la censura, y por ello Prusia fue la primera monarquía absoluta que tuvo una limitada libertad de prensa. Durante su reinado se creó un código de procedimiento civil que separaba de manera independiente al Poder Judicial del Ejecutivo, y un código civil que rigió entre 1794 al año 1900.

Fomentó la inmigración y la instalación de colonos, especialmente de campesinos en las regiones devastadas por las guerras, mejorando las condiciones de vida del campesinado en general.

Cambió buena parte de las costumbres alimentarias y agrícolas de su pueblo, introduciendo nuevos cultivos, entre ellos el de la papa, así como ordenar desecar los pantanos, haciendo ganar nuevos y fértiles territorios de cultivo.

Estableció y fomentó la tolerancia religiosa, introduciendo la libertad de culto, absorbiendo minorías enfrentadas en otras partes de Europa, como los hugonotes y los católicos, algo prácticamente inaudito en el siglo XIII en el Viejo Continente.

En el reinado de Federico II, Prusia creció de manera notable, pues a pesar de las bajas en las guerras, de los 2.5 millones de habitantes que tenía en 1740, llegaron a ser seis millones 40 años después.

El soberano, además de ser conocido como “El Grande”, recibió otros sobrenombres, tales como “El Rey Filósofo”, “El Rey Músico”, pues fue compositor y flautista; “El Rey Masón” o “El viejo Fritz”, por ser ésta última palabra un apócope de Federico.

En materia de educación fomentó las ciencias, fundando la Academia de Berlín y declarando obligatoria la asistencia a las escuelas, desde los 5 a los 13 años de edad, y para ello fundó un centenar de escuelas más de las ya existentes.

Acogió a los jesuitas, que habían sido expulsados de otros países católicos a causa de los conflictos provocados por sus planteamientos morales y teológicos, y fue un decidido partidario de las doctrinas de los filósofos enciclopedistas; amigo personal de Voltaire, tomo de éste la idea del rey-sabio, tolerante y dinámico, y puso empeño en hacer de él mismo una imagen semejante.

Ello le valió ser considerado por la historia, como uno de los más exitosos y prácticos soberanos considerados como “déspotas ilustrados”. Durante su reinado se inició el desarrollo de la gran cultura alemana, con Goethe, Lessing, Schiller y Kant.

Como escritor, aparte del Anti-Maquiavelo, escribió obras de filosofía política, un ensayo sobre las formas de gobierno, entre otros trabajos. Su biblioteca llegó a tener más de 4,000 libros.

Murió el 17 de agosto de 1786 en Sans Souci, en Potsdam, y como no tuvo descendencia, le sucedió en el trono su sobrino, Federico Guillermo II, hijo de su hermano menor.

¡Hasta la próxima!

Federico II, rey de Prusia, fue también conocido por el sobrenombre de “El Grande” por su notable pericia militar, pero además era un hombre inteligente y culto, político sagaz y poco escrupuloso.

Nuestro personaje pertenecía por linaje a la casa de Hohenzollern y fue hijo del rey Federico I, conocido por su carácter autoritario, y de Sofía Dorotea de Hannover; heredero de la famosa tradición marcial prusiana.

Recibió una educación de carácter militar, pero en lo personal sintió inclinación al cultivo de la música, las letras y la filosofía, lo que fue motivo para tener acalorados disgustos con su padre, al grado de intentar escapar a Inglaterra a los 18 años de edad.

Sin embargo, fue sorprendido en su intento y arrestado por órdenes del rey, condenándolo inicialmente a muerte, pero la pena le fue conmutada por la prisión en un castillo y obligado a presenciar la ejecución del amigo, Hans Hermann von Katte, por haberlo ayudado en el proyecto de huida.

Pasado un cierto tiempo se le concedió la libertad y en 1733 se casó con la princesa Elizabeth Christine de Brunswick-Bevern. Sin que tuvieran descendencia.

Tras de acceder al trono en 1740, Federico ataca Austria y anexiona la región de Silesia; nuevamente entra en guerra con los austriacos, pero ahora teniendo como aliados a Francia, España, Sajonia y Cerdeña, y con ello dar la corona del país conquistado, a Carlos Alberto, de Baviera, contra el propósito de los ingleses y la emperatriz María Teresa de Austria, que apoyaban a Francisco Esteban de Lorena, esposo de la soberana.

Federico I no destruyó ni abolió a la nobleza prusiana; simplemente se apoyó en ella y aprovechó su propio prestigio para ponerla en su lugar. A partir de ahí, emprendió una serie de reformas e innovaciones cuyo listado es asombroso.

Construyó una gran y eficiente maquinaria militar, continuando así con la obra iniciada por su padre; construyó un formidable ejército estable de 150,000 hombres, cuya disciplina y organización sirvieron de modelo para las fuerzas militares de aquella época.

Incluso, él mismo fue un brillante estratega y la historia lo registra como un maestro en el arte de la batalla a campo abierto. En once años de guerra libró 15 batallas, de las cuales triunfó en doce, y en comparación a sus generales, que se batieron en 7 encuentros bélicos y fueron vencidos en cinco.

Centralizó la administración pública de su país, con funcionarios altamente calificados. Aumentó la presión fiscal, para dotarla de recursos al Estado; suprimió las aduanas interiores y creó una banca estatal.

Reformó la administración de justicia sobre el principio de la estricta igualdad ante la ley, al grado de conceder a todo ciudadano el derecho de dirigirse al rey, bajo el principio de que “El rey es el primer servidor del Estado” y marcó límites bastante estrechos a la posibilidad de abusos de la burocracia e incluso de la nobleza.

Abolió la tortura y eliminó en gran parte la censura, y por ello Prusia fue la primera monarquía absoluta que tuvo una limitada libertad de prensa. Durante su reinado se creó un código de procedimiento civil que separaba de manera independiente al Poder Judicial del Ejecutivo, y un código civil que rigió entre 1794 al año 1900.

Fomentó la inmigración y la instalación de colonos, especialmente de campesinos en las regiones devastadas por las guerras, mejorando las condiciones de vida del campesinado en general.

Cambió buena parte de las costumbres alimentarias y agrícolas de su pueblo, introduciendo nuevos cultivos, entre ellos el de la papa, así como ordenar desecar los pantanos, haciendo ganar nuevos y fértiles territorios de cultivo.

Estableció y fomentó la tolerancia religiosa, introduciendo la libertad de culto, absorbiendo minorías enfrentadas en otras partes de Europa, como los hugonotes y los católicos, algo prácticamente inaudito en el siglo XIII en el Viejo Continente.

En el reinado de Federico II, Prusia creció de manera notable, pues a pesar de las bajas en las guerras, de los 2.5 millones de habitantes que tenía en 1740, llegaron a ser seis millones 40 años después.

El soberano, además de ser conocido como “El Grande”, recibió otros sobrenombres, tales como “El Rey Filósofo”, “El Rey Músico”, pues fue compositor y flautista; “El Rey Masón” o “El viejo Fritz”, por ser ésta última palabra un apócope de Federico.

En materia de educación fomentó las ciencias, fundando la Academia de Berlín y declarando obligatoria la asistencia a las escuelas, desde los 5 a los 13 años de edad, y para ello fundó un centenar de escuelas más de las ya existentes.

Acogió a los jesuitas, que habían sido expulsados de otros países católicos a causa de los conflictos provocados por sus planteamientos morales y teológicos, y fue un decidido partidario de las doctrinas de los filósofos enciclopedistas; amigo personal de Voltaire, tomo de éste la idea del rey-sabio, tolerante y dinámico, y puso empeño en hacer de él mismo una imagen semejante.

Ello le valió ser considerado por la historia, como uno de los más exitosos y prácticos soberanos considerados como “déspotas ilustrados”. Durante su reinado se inició el desarrollo de la gran cultura alemana, con Goethe, Lessing, Schiller y Kant.

Como escritor, aparte del Anti-Maquiavelo, escribió obras de filosofía política, un ensayo sobre las formas de gobierno, entre otros trabajos. Su biblioteca llegó a tener más de 4,000 libros.

Murió el 17 de agosto de 1786 en Sans Souci, en Potsdam, y como no tuvo descendencia, le sucedió en el trono su sobrino, Federico Guillermo II, hijo de su hermano menor.

¡Hasta la próxima!