/ viernes 8 de enero de 2021

En seguridad, sin ocurrencias; a defender lo institucionalizado

Hace unos días asistí a la instalación de la Junta de Gobierno de la Comisaría de Seguridad y Protección Ciudadana del municipio de Saltillo. Esta instancia ciudadana es parte de un modelo de seguridad pública exitoso en Coahuila. La participación ciudadana alcanzada es muy significativa, en ella colaboran más de 48 mil ciudadanos, de más de 500 colonias. Este esfuerzo a la par está soportado en prácticas e instrumentos jurídicos, que han contribuido a una baja en la incidencia delictiva, en especial en robos a casas habitación, negocios, vehículos automotores, personas e instituciones bancarias. Bajo este esquema, Saltillo se ubica en los primeros cinco lugares de las ciudades del país con menor percepción de inseguridad en los últimos tres años. Las cuales además de nuestra ciudad, son San Pedro Garza García, Nuevo León; Mérida, Yucatán; Los Cabos, Baja California y San Nicolás de los Garza, Nuevo León.

Una política de seguridad pública para ser exitosa, sólo se desarrolla bajo un concepto de seguridad amplio, que no se agota en aspectos de naturaleza policial, relacionados con la seguridad física de los individuos y sus bienes, sino que contempla también los aspectos tocantes a la alimentación, el cuidado, la salud y la educación de las personas. Con una correcta relación entre las policías de los tres niveles de gobierno. Esta situación es la que priva en Coahuila.

La tarea no ha sido fácil, reconstruir la confianza social es producto de la correlación de varios factores. Entre ellos se requiere que la gente crea en la mayoría de sus conciudadanos y al hacerlo tiende a contar con una visión más positiva de sus instituciones democráticas, a participar más en política y a comprometerse más en las organizaciones cívicas.

A la par, a nivel social, las ciudades con niveles más altos de confianza social tienden a tener mejores instituciones democráticas, mayor crecimiento económico y menos criminalidad y corrupción. En suma, la confianza generalizada es un importante activo para el bienestar o desarrollo de cualquier sociedad.

Los resultados sociales positivos son consecuencia de la llamada confianza social generalizada. La confianza generalizada expresa un vínculo que hace sentir unidas a las personas y las dispone para una actitud cooperativa más allá de los diferentes grupos étnicos, religiosos, económicos, culturales o sociales a los que puedan pertenecer. Lograr esto es lo más significativo.

En la época del partido hegemónico de Estado la seguridad pública se atendía de manera vertical. Desde cada barrio o colonia había una participación vertical en la denuncia ciudadana. El sistema vertical tenía mecanismos que permitían una comunicación de abajo para arriba, que hacía llegar la información de los incidentes delincuenciales que ocurrían en las colonias o de la llegada de posibles delincuentes que alteraban la vida comunitaria. Esos mecanismos de información y denuncia desaparecieron cuando se produjo el cambio a un régimen de pluralidad política y lo más grave es que no construimos los mecanismos horizontales que los sustituyeran. Ello posibilitó la generación de condiciones para que el crimen organizado extendiera su influencia. La gente tenía miedo de denunciar, por temor a represalias. No encontraba el camino que le permitiera generar condiciones de seguridad pública y confianza en las autoridades.

El esquema de seguridad pública de Saltillo es una alternativa en un régimen de pluralidad política como en el que ahora vivimos en el país. Hay que estudiar estos mecanismos de participación social para construir las condiciones de institucionalidad que demandan para darles viabilidad de largo plazo, así como fortalecerlos y socializarlos en otros municipios. Porque estos esfuerzos deben ser continuados, los cambios de administración municipal y estatal de ninguna manera deben significar un paso atrás en el aseguramiento de las condiciones de seguridad pública de los ciudadanos. Un avance en este terreno no debemos permitir que se eche por la borda, ya no tenemos tiempo para inventar otras cosas. Hoy, hay que apostarle a modelos de participación social de tipo horizontal, que posibiliten que la propia gente construya sus condiciones de seguridad pública.

@SalvadorHV

jshv0851@gmail.com

Hace unos días asistí a la instalación de la Junta de Gobierno de la Comisaría de Seguridad y Protección Ciudadana del municipio de Saltillo. Esta instancia ciudadana es parte de un modelo de seguridad pública exitoso en Coahuila. La participación ciudadana alcanzada es muy significativa, en ella colaboran más de 48 mil ciudadanos, de más de 500 colonias. Este esfuerzo a la par está soportado en prácticas e instrumentos jurídicos, que han contribuido a una baja en la incidencia delictiva, en especial en robos a casas habitación, negocios, vehículos automotores, personas e instituciones bancarias. Bajo este esquema, Saltillo se ubica en los primeros cinco lugares de las ciudades del país con menor percepción de inseguridad en los últimos tres años. Las cuales además de nuestra ciudad, son San Pedro Garza García, Nuevo León; Mérida, Yucatán; Los Cabos, Baja California y San Nicolás de los Garza, Nuevo León.

Una política de seguridad pública para ser exitosa, sólo se desarrolla bajo un concepto de seguridad amplio, que no se agota en aspectos de naturaleza policial, relacionados con la seguridad física de los individuos y sus bienes, sino que contempla también los aspectos tocantes a la alimentación, el cuidado, la salud y la educación de las personas. Con una correcta relación entre las policías de los tres niveles de gobierno. Esta situación es la que priva en Coahuila.

La tarea no ha sido fácil, reconstruir la confianza social es producto de la correlación de varios factores. Entre ellos se requiere que la gente crea en la mayoría de sus conciudadanos y al hacerlo tiende a contar con una visión más positiva de sus instituciones democráticas, a participar más en política y a comprometerse más en las organizaciones cívicas.

A la par, a nivel social, las ciudades con niveles más altos de confianza social tienden a tener mejores instituciones democráticas, mayor crecimiento económico y menos criminalidad y corrupción. En suma, la confianza generalizada es un importante activo para el bienestar o desarrollo de cualquier sociedad.

Los resultados sociales positivos son consecuencia de la llamada confianza social generalizada. La confianza generalizada expresa un vínculo que hace sentir unidas a las personas y las dispone para una actitud cooperativa más allá de los diferentes grupos étnicos, religiosos, económicos, culturales o sociales a los que puedan pertenecer. Lograr esto es lo más significativo.

En la época del partido hegemónico de Estado la seguridad pública se atendía de manera vertical. Desde cada barrio o colonia había una participación vertical en la denuncia ciudadana. El sistema vertical tenía mecanismos que permitían una comunicación de abajo para arriba, que hacía llegar la información de los incidentes delincuenciales que ocurrían en las colonias o de la llegada de posibles delincuentes que alteraban la vida comunitaria. Esos mecanismos de información y denuncia desaparecieron cuando se produjo el cambio a un régimen de pluralidad política y lo más grave es que no construimos los mecanismos horizontales que los sustituyeran. Ello posibilitó la generación de condiciones para que el crimen organizado extendiera su influencia. La gente tenía miedo de denunciar, por temor a represalias. No encontraba el camino que le permitiera generar condiciones de seguridad pública y confianza en las autoridades.

El esquema de seguridad pública de Saltillo es una alternativa en un régimen de pluralidad política como en el que ahora vivimos en el país. Hay que estudiar estos mecanismos de participación social para construir las condiciones de institucionalidad que demandan para darles viabilidad de largo plazo, así como fortalecerlos y socializarlos en otros municipios. Porque estos esfuerzos deben ser continuados, los cambios de administración municipal y estatal de ninguna manera deben significar un paso atrás en el aseguramiento de las condiciones de seguridad pública de los ciudadanos. Un avance en este terreno no debemos permitir que se eche por la borda, ya no tenemos tiempo para inventar otras cosas. Hoy, hay que apostarle a modelos de participación social de tipo horizontal, que posibiliten que la propia gente construya sus condiciones de seguridad pública.

@SalvadorHV

jshv0851@gmail.com