/ domingo 13 de septiembre de 2020

El príncipe

¿Quién no ha leído alguna vez El príncipe de Nicolás Maquiavelo, filósofo, consejero político y escritor italiano?

Esta obra, que es todo un tratado de doctrina política, fue escrita en 1513, mientras su autor se hallaba confinado en San Casciano, acusado de haber conspirado en contra de los Medici, la influyente familia renacentista entre cuyos miembros se cuentan cuatro pontífices romanos, entre ellos Rodrigo Borgia (papa Alejandro VI), contemporáneo de Maquiavelo.

El libro, publicado póstumamente en 1531, plantea principalmente cuestiones de estrategia política, así como la forma en que el gobernante debe enfrentar las diferentes situaciones que se le presentan en el ejercicio del poder.

El príncipe ha sido considerado libro de cabecera de las personas dedicadas a la política, pero también ha sido objeto de diversos juicios desde que se escribió a la fecha. Uno de los juicios que más llama mi atención es la inclusión de la obra de Maquiavelo en el Index Librorum Prohibitorum de 1559.

Me refiero evidentemente al Índice de Libros Prohibidos por el llamado Santo Oficio de la Inquisición, es decir la lista de libros que la Iglesia romana consideraba perniciosos para la fe y la moral. Los católicos de aquellos tiempos tenían terminantemente prohibido leer cualquiera de los libros contenidos en el Index.

Martín Careaga, en su libro La “santa” inquisición expone que la curia romana se organizó para atacar la Reforma protestante que inició Martín Lutero en Alemania en el siglo XVI. Añade dicho autor que la contraofensiva papal se llevó a cabo con tres nuevos elementos, además de la inquisición: “los jesuitas, el Índice de Libros Prohibidos, y el Concilio de Trento”.

El príncipe de Maquiavelo se prohibió seguramente porque en una de sus partes declaró a la Iglesia católica y al papado como la causa fundamental de los males de Italia, así como el principal obstáculo para la recuperación de los mismos. Lo cierto es que Maquiavelo critica a la Iglesia romana en otras dos obras de su autoría: Historia de Florencia y Discursos. En la primera, por ejemplo, afirma que la dedicación de la Iglesia católica a la política “ha tenido como nefasta consecuencia la pérdida de la fe”.

Más allá de lo que haya dicho o hecho la Iglesia católica contra las obras literarias de Maquiavelo, lo cierto es que el contenido de sus libros contribuye a entender el contexto en que fueron escritas las obras de este gran pensador del Renacimiento. Recordemos la importancia de la frase: "un texto sin un contexto es un pretexto".

Y ya que hablamos de frases, no está por demás recordar que a Nicolás Maquiavelo se atribuye la conocida frase “el fin justifica los medios”, para significar que cuando el objetivo final vale la pena, cualquier medio para lograrlo es válido. La expresión, aunque no es suya -según afirman diversas voces-, “resume el núcleo central de su ideario político”.

En lo personal no estoy de acuerdo con la frase en cuestión, como tampoco con el pensamiento político de Maquiavelo en su totalidad. Aunque difiero de algunos de los consejos dados a los gobernantes de su tiempo, no por ello dejo de reconocer el significativo aporte del libro a la concepción actual de la política. Mucho menos tendría la osadía de calificar El príncipe como una obra perniciosa, o como un peligro para la fe y las buenas costumbres.

Twitter: @armayacastro

¿Quién no ha leído alguna vez El príncipe de Nicolás Maquiavelo, filósofo, consejero político y escritor italiano?

Esta obra, que es todo un tratado de doctrina política, fue escrita en 1513, mientras su autor se hallaba confinado en San Casciano, acusado de haber conspirado en contra de los Medici, la influyente familia renacentista entre cuyos miembros se cuentan cuatro pontífices romanos, entre ellos Rodrigo Borgia (papa Alejandro VI), contemporáneo de Maquiavelo.

El libro, publicado póstumamente en 1531, plantea principalmente cuestiones de estrategia política, así como la forma en que el gobernante debe enfrentar las diferentes situaciones que se le presentan en el ejercicio del poder.

El príncipe ha sido considerado libro de cabecera de las personas dedicadas a la política, pero también ha sido objeto de diversos juicios desde que se escribió a la fecha. Uno de los juicios que más llama mi atención es la inclusión de la obra de Maquiavelo en el Index Librorum Prohibitorum de 1559.

Me refiero evidentemente al Índice de Libros Prohibidos por el llamado Santo Oficio de la Inquisición, es decir la lista de libros que la Iglesia romana consideraba perniciosos para la fe y la moral. Los católicos de aquellos tiempos tenían terminantemente prohibido leer cualquiera de los libros contenidos en el Index.

Martín Careaga, en su libro La “santa” inquisición expone que la curia romana se organizó para atacar la Reforma protestante que inició Martín Lutero en Alemania en el siglo XVI. Añade dicho autor que la contraofensiva papal se llevó a cabo con tres nuevos elementos, además de la inquisición: “los jesuitas, el Índice de Libros Prohibidos, y el Concilio de Trento”.

El príncipe de Maquiavelo se prohibió seguramente porque en una de sus partes declaró a la Iglesia católica y al papado como la causa fundamental de los males de Italia, así como el principal obstáculo para la recuperación de los mismos. Lo cierto es que Maquiavelo critica a la Iglesia romana en otras dos obras de su autoría: Historia de Florencia y Discursos. En la primera, por ejemplo, afirma que la dedicación de la Iglesia católica a la política “ha tenido como nefasta consecuencia la pérdida de la fe”.

Más allá de lo que haya dicho o hecho la Iglesia católica contra las obras literarias de Maquiavelo, lo cierto es que el contenido de sus libros contribuye a entender el contexto en que fueron escritas las obras de este gran pensador del Renacimiento. Recordemos la importancia de la frase: "un texto sin un contexto es un pretexto".

Y ya que hablamos de frases, no está por demás recordar que a Nicolás Maquiavelo se atribuye la conocida frase “el fin justifica los medios”, para significar que cuando el objetivo final vale la pena, cualquier medio para lograrlo es válido. La expresión, aunque no es suya -según afirman diversas voces-, “resume el núcleo central de su ideario político”.

En lo personal no estoy de acuerdo con la frase en cuestión, como tampoco con el pensamiento político de Maquiavelo en su totalidad. Aunque difiero de algunos de los consejos dados a los gobernantes de su tiempo, no por ello dejo de reconocer el significativo aporte del libro a la concepción actual de la política. Mucho menos tendría la osadía de calificar El príncipe como una obra perniciosa, o como un peligro para la fe y las buenas costumbres.

Twitter: @armayacastro