/ viernes 26 de noviembre de 2021

El Padrino | Si te caíste ayer levántate hoy

Y bebiendo se me fue el año cumplí los 18 y recuerdo que llore amargamente porque había brincado a una nueva etapa de mi vida en qué todo se me empezaría a cuestionar, si bien la mayoría de edad me otorgaba la libertad que tanto anhelaba también eximia a mis progenitores de toda obligación hacia mi, me había convertido ya en un adulto,

En un adulto muy borracho, por cierto y sin un rumbo fijo, no tenía novia, ya no estudiaba, no trabajaba, no tenía nada, ni siquiera aquellos sueños de niño que me llevaron muchas veces a imaginarme siendo policía o bombero, se me habían acabado las ilusiones, tan lejano veía mi futuro que me conformaba con subsistir alcohólicamente al día, mi alcoholismo iba en progreso y aparte de borracho empecé a consumir drogas, una raya más al tigre no se le va a notar pensaba y aparte me justificaba pensando que era para aguantar más, no me daba cuenta que se estaba cumpliendo como una maldición algo que en AA me habían dicho,

Que el alcoholismo era progresivo aparte de incurable y mortal si no es tratado pero ahora yo conjuntaba 2 problemas que iban a hacer más difícil mi camino por la vida y ese año fue decisivo para mis padres. Quienes tomaron por primera vez la decisión de internarme en un anexo, tengo esa fecha tan clara como si fuera ayer ese 2 de noviembre de 1994 era miércoles mitad de semana, había yo destrozado la camioneta de un vecino en un arranque de irá mientras me emborrachaba el sábado anterior nada más porque me caía mal, mi problema alcohólico me llevaba a actuar de manera irracional tenía coraje a la vida y a las personas y muy en el fondo a mi mismo tenía una frustración por no ser quien había soñado.

Y ahora era la sociedad quien iba a pagar el pato, eso creía yo, pero la realidad es que al actuar así me había puesto yo mismo la cuerda al cuello puesto que nadie me iba a aguantar ya mis berrinches ni me iban a complacer como cuando era niño y así fue como llegué a un lugar llamado el valle de los Pirineos, en la ciudad de Parras de la fuente, Coahuila.

Era ya mi nivel de manipulación que había aceptado sacrificar mi libertad a cambio de que mi padre arreglará los daños ocasionados al vehículo del vecino desde entonces todo lo que hacía o decía estaba encaminado a salvar de una manera u otra mis palabras que para entonces ya eran puras mentiras puesto que otro síntoma del alcoholismo es la mitomanía, me había convertido en un mentiroso siempre dispuesto a ocultar la realidad de mi vida:

Que me había convertido en un enfermo de alcoholismo pero eso lo seguiré contando en mi próxima columna.

Email: transmiteloac@hotmail.com

Y bebiendo se me fue el año cumplí los 18 y recuerdo que llore amargamente porque había brincado a una nueva etapa de mi vida en qué todo se me empezaría a cuestionar, si bien la mayoría de edad me otorgaba la libertad que tanto anhelaba también eximia a mis progenitores de toda obligación hacia mi, me había convertido ya en un adulto,

En un adulto muy borracho, por cierto y sin un rumbo fijo, no tenía novia, ya no estudiaba, no trabajaba, no tenía nada, ni siquiera aquellos sueños de niño que me llevaron muchas veces a imaginarme siendo policía o bombero, se me habían acabado las ilusiones, tan lejano veía mi futuro que me conformaba con subsistir alcohólicamente al día, mi alcoholismo iba en progreso y aparte de borracho empecé a consumir drogas, una raya más al tigre no se le va a notar pensaba y aparte me justificaba pensando que era para aguantar más, no me daba cuenta que se estaba cumpliendo como una maldición algo que en AA me habían dicho,

Que el alcoholismo era progresivo aparte de incurable y mortal si no es tratado pero ahora yo conjuntaba 2 problemas que iban a hacer más difícil mi camino por la vida y ese año fue decisivo para mis padres. Quienes tomaron por primera vez la decisión de internarme en un anexo, tengo esa fecha tan clara como si fuera ayer ese 2 de noviembre de 1994 era miércoles mitad de semana, había yo destrozado la camioneta de un vecino en un arranque de irá mientras me emborrachaba el sábado anterior nada más porque me caía mal, mi problema alcohólico me llevaba a actuar de manera irracional tenía coraje a la vida y a las personas y muy en el fondo a mi mismo tenía una frustración por no ser quien había soñado.

Y ahora era la sociedad quien iba a pagar el pato, eso creía yo, pero la realidad es que al actuar así me había puesto yo mismo la cuerda al cuello puesto que nadie me iba a aguantar ya mis berrinches ni me iban a complacer como cuando era niño y así fue como llegué a un lugar llamado el valle de los Pirineos, en la ciudad de Parras de la fuente, Coahuila.

Era ya mi nivel de manipulación que había aceptado sacrificar mi libertad a cambio de que mi padre arreglará los daños ocasionados al vehículo del vecino desde entonces todo lo que hacía o decía estaba encaminado a salvar de una manera u otra mis palabras que para entonces ya eran puras mentiras puesto que otro síntoma del alcoholismo es la mitomanía, me había convertido en un mentiroso siempre dispuesto a ocultar la realidad de mi vida:

Que me había convertido en un enfermo de alcoholismo pero eso lo seguiré contando en mi próxima columna.

Email: transmiteloac@hotmail.com